¿SERÁ POSIBLE REVALUAR EL DISCURSO LABORAL DE OPOSICIÓN?
Guido Sosola
Inevitable referirse al anuncio laboral (y
económico), hecho por Nicolás Maduro recientemente. Es obvio que, en nada, contribuye a mejorar
la situación que él mismo ha agravado. Empero, el asunto está en que solemos atascarnos
en lo incidental, en lugar de permitirnos desarrollar un discurso opositor más
complejo que el de las cuatro paredes que han diseñado los estrategas
oficiales.
Más acá, siendo tan excepcional el
planteamiento, es importante vincular la
noticia con la evolución misma del derecho laboral venezolano, disciplina que
ha retrocedido extraordinariamente a la luz de los acontecimientos. Hace poco, un amigo demostró que la tendencia
de finales de los noventa del veinte, frustrada por Hugo Chávez y sucesor, fue la de convertir el bono en salario, y, por
consiguiente, reivindicar las prestaciones sociales desaparecidas en la cruda
realidad ya de varios lustros.
Ocurre que los dirigentes sindicales, o sus
equivalentes, poco o nada dicen al respecto, entre otras razones, porque el
promedio carece de la debida formación
doctrinaria y política en una materia tan indicadora del curso socialista. No por casualidad, en los días que corren, la
vocería gremial universitaria es más importante en la materia, porque ha desaparecido la otrora dirigencia
sindical que, con todas sus fallas, fueron tan experimentadas.
Más allá,
lo ideológico no encuentra cauce bajo un régimen que profesa el
marxismo, vaya usted a saber de tamaña paradoja. El debate público nada sabe, ni le interesa,
inducidos todos a banalizar el tema, aunque,
la otra paradoja, parece que la llamada justicia social encuentra mejor
asidero en los países capitalistas que, empezando por ahí, tienen que distribuir.
Tememos que, al pasar los anuncios del 1° de mayo, volveremos resignados a la rutina y, en lugar de una estrategia que puede incluir también la calle, grupitos aislados se prestarán a mover a cuatro gatos de acuerdo a lo que le conviene al régimen, dizque para protestarlo. El discurso, el mismo de siempre, ya devaluado. ¿Será posible revaluarlo?
Anexo: El Globo / Economía, Caracas, 1997.
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