lunes, 30 de septiembre de 2024

Del instante revelador

ÓSCAR ARNAL Y LA MENTIRA PULVERIZADA

Luis Barragán

Mentir con el empleo descarado de la fuerza, es simple y cobardemente mentir. Además,  el asunto está en que la modalidad no tiene garantía alguna de impunidad.

Dirigente político y amigo de varias décadas, Óscar Arnal acudió a la entrevista pautada por un canal privado de televisión asociado a los intereses gubernamentales. E, inevitable, surgió el tema de las consabidas actas electorales.

El entrevistado respondió rápida, tajante y directamente, tomando los datos suministrados por el entrevistador que no pudo negar el lugar donde sufragó, los resultados arrojados por la mesa correspondiente, y la prontitud de la respuesta que dio la aplicación digital muy antes de ir a la publicidad. Así, quedó pulverizada la mascarada oficialista en un instante revelador, eficazmente pedagógico, e inesperado para los más rigurosos censores.

De un imposible silenciamiento del problema, dio ejemplo el espacio televisivo en cuestión. Un modelo novedoso de dictadura al que le ha faltado nombre, esto es, ciencia social que mejor precise su naturaleza y alcances, queda al descubierto por la espontaneidad, serenidad y habilidad natural de Óscar, militante de la verdad ciudadana.

Cosa de segundos, presumimos la inquietud, nervio e incomodidad propagada detrás de las cámaras, autorizada por las milésimas de perplejidad que dibujó el rostro del periodista quizá esperando el auxilio automático del director de la transmisión.  No cuesta nada imaginar, en tiempo real, el tamaño de la verdad que recorre palmo a palmo, vigorosa y pujante todo el país, desde los más apartados caseríos hasta las más complicadas metrópolis, sobre lo ocurrido el 28 de julio.

A estas alturas del siglo, nos resistimos a las mentiras depredadoras, brutales y ruines del poder establecido que inexorablemente termina mintiéndose a sí mismo. Y es que el obstinado hábito, el de mentir mintiéndose, se convierte en tragedia incluso para los inocentes seguidores que les van quedando, tarifadas sus ilusiones, añadidos los cuadros locales y de todo nivel del oficialismo, tan sabedores de lo acaecido como el que más.

Hubo una mejor administración de la farsa, compleja, sofisticada y hasta seductora que contrasta con la de un presente de absoluta sinceridad y desvergüenza. A la hora de la verdad, antaño, cualquiera de los farsantes podía pasar por inocente; hogaño, lo dudamos.

Captura de pantalla: https://x.com/ConstitucionalU/status/1839586963562606671

Collage: LB. 

01/10/2024:

https://www.elnacional.com/opinion/oscar-arnal-y-la-mentira-pulverizada/

Especialidad y partido

J.M.SISO MARTÍNEZ

Guido Sosola

Fuese académica, artística, deportiva o gremial, se ha afianzado la idea de que todas las especialidades son incompatibles con la militancia partidista. Acotemos, algo muy distinto a cuidar y profesar la independencia política individual, convalidada por el rechazo a todo oportunismo, viveza e improvisación, por lo demás, características muy acusadas de la cultura petrolera.

La aparición, configuración y vigencia de los partidos en medio del oleaje de la modernización venezolana del siglo anterior, obligó a sus fundadores a la paciente captación y formación de la dirigencia a todo nivel que incluyó a juristas, educadores, entrenadores deportivos, economistas, literatos, expertos petroleros, etc. Parecía lógico, aunque  todavía no es tan obvio, por aquello de aspirar a la dirección del Estado que fuerza a montar gobierno y contar con voces calificadas para ello; por distintas circunstancias y asombrosas convicciones, los partidos surgidos en la presente centuria, objetivamente están anclados en la premodernidad.

La fundación del Partido Comunista y, al poco tiempo, la de Acción Democrática constituye un buen ejemplo de nuestra premisa en torno a la modernización política del siglo XX. Empero, la experiencia más consumada es la de los adecos que replicaron pronto los urredistas y copeyanos ya extinguidos en el XXI. La clave estuvo en la condición policlasista que les permitió un mayor desarrollo, aunque la consabida preponderancia del Estado y sus riquezas, impidió acercar y comprometer al liderazgo empresarial con el ideario y entidad partidista.

Valga el dato histórico y sociológico, el modelo betancurista de partido que no, aprista (según dijera Carlos Rangel), como en otras áreas, exhibió sendos referentes en el campo educativo, como Luis Beltrán Prieto Figueroa, Mercedes Fermín, Luis Manuel Peñalver, Ruth Lerner de Almea,  José Manuel Siso Martínez, entre otros, quienes tuvieron por oficio el aula y, al mismo tiempo, sostuvieron una inequívoca responsabilidad partidista que los llevó a ocupar altas posiciones de Estado. Hablamos de un largo y macerado proceso resueltamente cívico que arrojó resultados positivos; ahora, quebrantado, nos da una noción cierta de los inmensos desafíos que están pendientes en una Venezuela muy distinta.

Una tarde, transitando las calles céntricas de la ciudad capital, conseguimos un puesto informal de venta de libros usados, donde estaban expuestos dos de los títulos de Siso Martínez bajo el sello de la Editorial Yocoima que fundó con Humberto Bártoli, destacado referente urredista, en el exilio mexicano, según el diccionario histórico de la Fundación Polar. Proveniente de Upata, egresó simultáneamente del Instituto Pedagógico Nacional como profesor de ciencias sociales y de la Universidad Central de Venezuela como doctor en ciencias políticas y sociales, esto es, abogado; e impresiona la larga trayectoria laboral y política, añadido el periodismo y el parlamento.

Llama la atención que fuese director de la escuela de Historia de la citada universidad, entre 1959 y 1964, en tiempos de la inaudita insurrección leninista que anidó y también se acuarteló en la casa de estudios. Tratamos de imaginar la escuela de un arrogante fanatismo marxista y  tan sensible al ánimo subversivo, quizá harto conflictiva, dirigida por un connotado adeco.

Luce interesante el caso del especialista que incursionó en un partido político, sin ambages. Entendemos, le prestó un gran servicio al país, por lo que es injusto olvidarlo.

Fotografía: LB (CCS, 02/05/2023).

30/09/2024:

https://www.lapatilla.com/2024/09/30/guido-sosola-j-m-siso-martinez/

domingo, 29 de septiembre de 2024

El caso venezolano

DEL PASADO COMO PROYECTO POLÍTICO

Luis Barragán

Quizá toda una universalidad, el pasado ha de ocupar su justo y adecuado lugar. No se entiende ni entenderá la legitimación política de un retroceso, por muchos reaccionarios que haya.

El caso venezolano puede prestarse a confusiones, debido a la amarga experiencia acumulada en el presente siglo.  Y es que ha sido tan amarga, que hizo popular aquello de que éramos felices y no lo sabíamos.

Frases muy ligeras aparte, porque estuvimos tan mal que la respuesta fue el chavismo, nadie duda que sostuvimos un régimen de libertades públicas, estabilidad económica, o calidad de vida, holgadamente superior al de socialismo dizque bolivariano. Empero, el programa puntofijista se agotó, resultado un éxito, y la crisis estructural del modelo rentista hizo el resto. Por consiguiente, no se trata exactamente de reandar un camino que ya trillamos, siendo otras las exigencias.

Si de un proyecto político se trata, los venezolanos lo realizamos a lo largo de 25 años, pues, a falta de propuestas reales, específicas, concretas y profundas del socialismo, la maldición y condena de los 40 años del puntofijismo, fue el motivo fundamental, el eje esencial, y, puede decirse, alma, inspiración y palanca de Chávez Frías y compañía. No se hizo nada nuevo, excepto improvisar incansablemente, devolviéndonos al siglo XIX, para aterrizar en una crisis humanitaria compleja, completamente sojuzgados. En consecuencia, luce evidentemente estúpido quejarse de este cuarto de siglo y no hacer algo radicalmente diferente.

Muy diferente es el caso de conservar la memoria, añadida la muy práctica de recuperar lo que queda de recursos hemerográficos en el país, por ejemplo. De ella saldrá también el futuro, por las lecciones del pasado, pero – nada recomendable – no debe convertirse de nuevo en una regresión absurda y nefasta.

Fotografía: LB, Hemeroteca de la Academia Nacional de Historia (CCS, 08/03/2024).

30/09/2024:

https://opinionynoticias.com/opinionpolitica/41894-del-pasado-como-proyecto-politico

Caza de citas






"Escuchamos los tacones de Olga acercarse a la puerta, también a papá, hablándole sobre su pasión por los cigarrillos armados con papel de diario. Mamá me bajó rápidamente de la silla y salimos"

Natalia Litvinova

("Luciérnaga",  Penguin Random, Barcelona, 2024: 49)

Ilustración: Franck Gerard.

Noticiero retrospectivo

- J. A. Armas Chitty, dibujos de Carlos Cruz Diez. “La Herencia de Francisco de Miranda”. El Farol, Caracas, N° CXXVIII de 1950.

- Otilia Ochoa con fotografías de Pedro Povecí. “Liturgia y tradición: Jueves Santo en Chacao”. Élite, Caracas, N° 2064 del 17/04/65.

- José Vicente Rangel. “Fuerzas Armadas, SIFA y pacificación”. Últimas Noticias, Caracas, 15/10/60.

- Mariano Picón Salas. “Perón y el peronismo”. El Nacional, Caracas, 07/02/46. 

- Ciro Nava. “Los cantores de Bolívar”. Revista de la Sociedad Bolivariana, Caracas, N° 86 del 19/04/66.

Reproducción: Puesto de Socorro de Salas. Al fondo, las torretas de la Iglesia de las Mercedes, Caracas.  Gráfica tomada de la cuenta facebookeanas de Michael Jefferson Colmenares:

https://www.facebook.com/photo/?fbid=10233388360036928&set=gm.3457039867927071&idorvanity=2563294903968243


La oposición bregadora

VÍCTOR MÁRQUEZ

Luis Barragán

Dejamos constancia que no tenemos vínculo alguno de amistad personal con el profesor Víctor Márquez, quien presidió la Asociación de Profesores de la Universidad Central de Venezuela, y, ahora, aquejado de una grave enfermedad, apela a un sorteo público para afrontar un tratamiento combinado de radio y quimio terapia. Su suerte es la de todo el profesorado de educación superior en Venezuela, aunque llama la atención varias circunstancias.

Tratamos de un líder gremial que se hizo sentir más allá de la universidad en reclamo de las más justas reivindicaciones, sin flaquear ni diligenciar en Miraflores ningún favor, o quejarse enfermizamente ante la colectividad del ridículo salario profesoral ostentado.  Defendió a los agremiados, defendiendo a la universidad misma a través de todos los medios disponibles, y, como tal, se le conoció.

Deriva inevitable, ha ejercido la oposición al régimen con determinación, sin ambages. Y no es que iba escurridizo a las protestas de calle, sino las encabezaba y hablaba inequívocamente comprometido con la causa de la libertad y la democracia, porque lo vimos ahí, en el lugar de los acontecimientos, una y otra vez.

Además, en representación de la sociedad civil, se la jugó en la Comisión Nacional de Primarias que tan corajudamente contribuyó a la supervivencia del ideario de la libertad. La cosa no se limitaba a un tweed por aquí y, otro, por allá.

Luce demasiado evidente que no tiene los reales para seguir el tratamiento en Venezuela y, mucho menos, fuera, en contraste con los habladores de pendejadas que se inventaron e inventan sendos actos heroicos en una buena barra, porque hay plata y de sobra para pagar algo más que el café de la remota juventud. De modo que Víctor Márquez, necesita de todos nosotros.

29/09/2024:

https://www.lapatilla.com/2024/09/29/victor-marquez-por-luis-barragan/

sábado, 28 de septiembre de 2024

Discipulación

NUESTROS ESCÁNDALOS

(San Marcos, 9: 38-48)

José Enrique Galarreta

Este fragmento del Evangelio de Marco es parte del mismo conjunto que leímos el domingo pasado, y recoge varias enseñanzas de Jesús, agrupadas en un solo discurso:

9:36 - denuncia contra el que echa demonios pero "no es de los nuestros",

9:39 - Jesús lo defiende.

Está a nuestro favor, aunque no sea "de los nuestros".

Hasta dar un vaso de agua es trabajar por el reino.

9:42 - No deis escándalo a los pequeños.

Si algo es motivo de escándalo, renunciad a ello.

Vemos que la última sección, (vs.42-45) está traída aquí un tanto artificialmente, sin duda de otro contexto, pero encaja suficientemente con el mensaje dirigido a los discípulos, en cuanto se refiere a su obligación, mayor que la de otros, de servir al reino sin excusas.

El contexto global es sin duda la respuesta de Jesús a las vanas ambiciones de los discípulos: no solamente han discutido sobre quién es el más importante, sino que se sienten celosos de que otros, fuera del grupo, hagan el bien en nombre de Jesús. Jesús les muestra que todo lo positivo, incluso hecho desde fuera del grupo de discípulos, es trabajo por el reino, hasta el simple hecho de dar un vaso de agua, y que el grupo de los discípulos está más obligado que nadie a un seguimiento radical de Jesús.

Hay que matizar algunas expresiones del texto, para entenderlas bien. En primer lugar, aparece aquí una característica muy propia de Marcos: "Jesús y sus discípulos". Marcos es el evangelista que más subraya esta fuerte unión. Jesús y sus discípulos son, como grupo, protagonistas del evangelio. El sentido de cuerpo, de grupo con Jesús, que los discípulos tienen, puede incluso hacerse excesivamente exclusivo.

En segundo lugar, las expresiones de condena contra el escándalo están tomadas del A.T., especialmente de Isaías. Son las expresiones corrientes usadas en Israel para expresar la perdición. Deben usarse por tanto como símbolos plásticos del rechazo de Dios, no como descripciones del más allá.

Reflexión

El texto nos ofrece varios temas de reflexión, independientes entre sí, que pueden unirse (quizá un poco artificialmente) en uno solo.

El primer tema es que Jesús admite como trabajo por el reino lo que realmente es así, aunque lo realice alguien que no pertenece expresamente al grupo de Jesús y los discípulos. Esta interpretación viene avalada por la presencia del texto de Números, que tiene la misma lectura. Hay en Números una frase muy característica, puesta en boca de Moisés: "¿Es que estás celoso por mí?. ¡Ojalá todo el pueblo fuera profeta y recibiera el espíritu del Señor!"

No es por tanto propio de Jesús proclamarse como camino exclusivo. Es cierto que el Espíritu de Dios es el que trabaja en todo bien. Es cierto que Jesús encarna la plenitud de ese Espíritu. Pero esto no le lleva a Jesús a monopolizar la función. El "buen espíritu" se alegra de la presencia de la liberación en cualquier parte que la encuentre, incluso si se da fuera del círculo de los que siguen expresamente a Jesús.

No es casual que la actividad del "intruso" sea expulsar demonios. En la Escritura y en los evangelios, la posesión por el espíritu inmundo es una expresión máxima de esclavitud, más ominosa aún que el pecado, puesto que con mayor claridad aún que en el pecado, no se comete sino que se padece.

Liberar de eso es una acción de Dios, y Jesús lo hace repetidas veces mostrando que Él es la presencia de Dios liberador. El hecho de que otros, en nombre de Jesús pero fuera del grupo de sus discípulos, sea también presencia de Dios liberador, es sin duda una formulación teológica muy importante (y muy actual)

El segundo tema viene representado por el verso: "El que os dé a beber un vaso de agua porque seguís al Mesías, os aseguro que no quedará sin recompensa."

Tendemos fácilmente a identificar el mensaje en el contexto del "a mí me lo hicisteis" de la parábola del juicio final. Es correcto, pero en el contexto actual significa otra cosa: se trata de valorar positivamente todo lo que se hace por Jesús y por sus seguidores, aunque no sea la adhesión plena sino algo tan simple como dar un vaso de agua.

Una vez más, la pertenencia al Reino no se hace con parámetros exclusivos sino inclusivos: no se rechaza por no estar del todo dentro, sino que se aprecia todo lo que signifique un acercamiento, por mínimo que parezca. Las consecuencias a sacar de esto serían semejantes a las el tema anterior.

El tercer tema es el del escándalo. El tema es la gravedad de escandalizar a los pequeños, de cualquier clase de pequeñez (los niños son un ejemplo de "los más pequeños"). Se especifica el escándalo de "estos pequeños que creen (en Jesús)". Aparece pues la misma línea del espíritu de Jesús: no excluir, obligar, reprimir... sino fomentar, sembrar, alentar, especialmente respecto a los más pequeños, los de fe más débil, los que van creyendo en Jesús.

Llama la atención la gravedad de las expresiones con que se especifica el precepto. Sabemos que estas expresiones paradójicas son muy del gusto de Jesús, que las usa para enfatizar la importancia del mensaje. Esto está presente en los matices sorprendentes de muchas parábolas y, quizá de manera suprema en el dicho del camello y el ojo de una aguja para significar el peligro de la riqueza.

Pero, entendiendo que estas son exageraciones enfáticas, hay que mantener que Jesús las usa. El significado es sin duda la radicalidad con que Jesús entiende la urgencia de aceptar el reino, el riesgo de la persona humana prefiriendo otros criterios y valores que no llevan a salvar la vida.

En el contexto de este capítulo 9 de Marcos, todo ello es una gran catequesis dirigida a los discípulos para invertir sus criterios de mesianismo mundano. Jesús les anuncia la pasión; ellos siguen hablando de quién es el más importante. Ellos quieren impedir el bien porque quien lo hace no pertenece a su grupo; Jesús les reprocha su actitud porque nace del mismo mal interior, es decir considerarse importantes como únicos depositarios de la acción de Dios.

Y termina mostrando con dureza la urgencia de que los que siguen expresamente a Jesús tomen una opción radical, especialmente porque de su actuación, de la pureza de su intención y la radicalidad de su seguimiento, va a depender la conversión o el escándalo de los demás.

Para nuestra oración

Una vez más, nos sentimos espléndidamente retratados en los discípulos. Una vez más, Jesús detecta una de las tentaciones típicas de las personas religiosas, en cuanto individuos y en cuanto colectividad. Pero en esta ocasión con el agravante de la radicalidad con Jesús nos interpela.

Es muy de considerar que Jesús se muestra siempre acogedor y paciente con todos, que esto se acentúa llamativamente con los más necesitados, por ejemplo los pecadores, y que sin embargo se muestra tajante, condenatorio y a veces violento con dos grupos de personas: los jefes o doctores de Israel y sus propios discípulos.

Aunque con muy diversa gravedad y resultados muy diferentes, esos dos grupos de personas a las que Jesús se dirige participan de actitudes semejantes, de las que la más importante es: su dureza de corazón les impide la conversión, y esto es escándalo para la gente sencilla, que se aparta del Reino por su culpa.

Esto hace que Jesús se encienda de indignación y profiera frases violentas. Las consecuencias son sin embargo opuestas: el grupo de discípulos caminará poco a poco hacia la conversión y servirán de testigos y mensajeros de Jesús, del reino; mientras que los fariseos y doctores se cerrarán a la palabra y apartarán de Jesús y del reino a los demás.

Hemos visto ya en los domingos anteriores cómo las situaciones históricas referidas por Marcos se convierten en tipo, representan las situaciones y tentaciones de los creyentes. Esta que hoy contemplamos nos coloca frente a la radicalidad de nuestro seguimiento de Jesús desde la perspectiva del escándalo.

Nuestro seguimiento de Jesús está llamado a ser testimonio: nuestra vida cristiana es "para que el mundo crea". Pero la otra cara de esta moneda es que el mundo dejará de creer en Jesús si nuestro testimonio no es válido. Y muchos "pequeños" del mundo dejarán de tener acceso a Jesús y al reino por el escándalo de nuestro escaso seguimiento.

Esto confiere una dimensión dramática a nuestra pertenencia a la iglesia. Hemos adquirido el compromiso de ser sal, pero la sal puede perder su sabor y no valer más que para tirarla.

Podríamos extendernos aquí en múltiples consideraciones sobre los escándalos actuales de la iglesia (de nosotros la iglesia) que impiden la fe de muchos. La alianza con el poder, la ostentación de riqueza, el doble servicio ( a Dios y al consumismo), nuestra consciencia de "pueblo privilegiado", nuestra descarada preferencia por lo dogmático sobre el servicio...

Pero hemos tratado de estas cosas demasiadas veces. Será mejor dejar que cada uno reflexionemos sobre nuestra condición de llamados por Jesús, y la responsabilidad que contraemos ante el mundo.

Salmo 40

Oramos al Señor juntos, como iglesia; recitamos este salmo como sintiéndonos la voz de la iglesia que clama al Señor.

En Dios pongo toda mi esperanza.

El se inclina hacia mí y escucha mi oración.

El salva mi vida de la oscuridad,

afirma mis pies sobre roca

y asegura mis pasos.

Mi boca entona un cántico nuevo

de alabanza al Señor.

Dichoso el que pone en Dios su confianza.

No quieres sacrificios ni oblaciones

pero me has abierto los ojos,

no exiges cultos ni holocaustos,

y yo te digo : aquí me tienes,

para hacer, Señor, tu voluntad.

Tú, Señor, hazme sentir tu cariño,

que tu amor y tu verdad me guarden siempre.

Porque mis errores recaen sobre mí

y no me dejan ver.

¡Socórreme, Señor, ven en mi ayuda!

Que sientan tu alegría los que te buscan.

Yo soy pobre, Señor, socórreme,

Tú, mi Salvador, mi Dios, no tardes.

Fuente:

https://www.feadulta.com/es/buscadoravanzado/item/2711-nuestros-esc%C3%A1ndalos.html

Ilustración: Khrystyna Kvyk.

Cfr. https://lbarragan.blogspot.com/2010/09/discipulacion.html

Padre Peraza: https://www.facebook.com/871245462/videos/542644314836620

Padre S. Martín / Actualidad católica: https://www.youtube.com/watch?v=nbuvA2qCMvg


Cardenal Porras: https://www.youtube.com/watch?v=J1aTitQTkxU

Padre S. Martín: https://www.youtube.com/watch?v=sFaGPbbU6o8

Padre J. Martín: https://www.youtube.com/watch?v=_OSqDyuolbE

No identificado (Uruguay): https://www.youtube.com/watch?v=J--O72_FNJI


Monseñor Munilla:https://www.youtube.com/watch?v=URCt2mJjM4I

Reafirmación sacramental

 

EL NACIONAL, Caracas, 14/02/1974.

Cfr. https://www.vatican.va/content/paul-vi/es/apost_constitutions/documents/hf_p-vi_apc_19660217_paenitemini.html

Defensa de una ciencia

 

EL NACIONAL, Caracas, 13/02/1974.

Pretextos


 ABC. Madrid, 28/09/2024.

viernes, 27 de septiembre de 2024

Tempestades dentro de la tempestad

 

EL MUNDO, Madrid, 27/09/2024.

El andar y su irreprimible reflejo

IMAGEN PEDAGÓGICA

Luis Barragán

En lo posible, toda localidad tiende a promover sus más hermosos parajes fondeando un spot publicitario, o una gráfica familiar. Sin embargo, hasta el París de tan celebradas referencias arquitectónicas y gastronómicas, suele esconder aquellos espacios ganados por la fealdad, los malos olores y peligros; e, imaginamos, que las orillas del Sena vuelven a las tradiciones preolímpicas.

La Caracas de este siglo, ganó fama internacional por las modernas autopistas que la trenzaron repletas de incontables protestas ciudadanas. Y, ahora, quizá en correspondencia con el exilio forzado o pactado del ganador de los recientes comicios presidenciales, la gran prensa también ofrece los ángulos más tristes de la ciudad capital para la noticia.

A modo de ejemplo, en la edición del diario madrileño El País del 16 de los corrientes, un reportaje alusivo a la situación política venezolana, suscrito por Alonso Moleiro, contó con una fotografía de Alfredo Lasry, por cierto, de una leyenda relativamente inexacta: “Paseantes en la zona comercial en el centro de Caracas”. Por supuesto, hubo personas que seguramente criticaron un retrato del deterioro antiturístico.

En efecto,  por una parte, el sitio de marras está fuera del casco histórico caraqueño que se le tiene por centro sólo como asiento principal de los órganos del Poder Público, porque geográficamente lo es, más o menos equidistante de los puntos cardinales, y comercialmente, por la densidad de la población flotante, Chacaíto y sus adyacencias, lugar del acertado disparo fotográfico de Lasry. Y, por otra, la fotografía del área es suficientemente pedagógica o decidora, pues, concluyendo el Bulevard de Sabana Grande, recordemos, fue un referente real de orden, limpieza, recreación, seguridad, hacia 1999; y, en adelante, la talentosa imagen en cuestión, bien sintetiza la deriva socialista de la presente centuria.

Probablemente, todo asentamiento constituye un juego dialéctico de ruinas y prosperidades, pero hay acentos inocultables e, igualmente, decisivos. Detr´s de cualquier hecho noticioso, hay otras noticias. 

01/10/2024:

https://guayoyoenletras.net/2024/10/01/imagen-pedagogica/

Breve nota LB: Por una parte, enviado el 26/09/24, tardó en publicarse el texto porque el portal momentáneamente desapareció. Le escribí a Miguel Velarde señalándole la novedad, y, al día siguiente, reapareció, incluido nuestro artículo. Por otra, incurrí en un involuntario error mecanográfico con la expresión "detr´as". La dejé así, ya que puede funcionar como una contraseña muy particular de los artículos enviados. Y salió tal cual. 

Una metáfora

DERRIBAR LAS ESTATUAS DE CHÁVEZ

Hilda Landrove (*)

Un día después de las elecciones del domingo 28 de julio en Venezuela, una imagen regresa una y otra vez: una estatua de Hugo Chávez con la nariz y la boina rotas es golpeada por alguien con rostro y cabeza cubierta, que deja caer una mandarria sobre el duro material del monumento. Un fondo azul imprime a la imagen la iconicidad suficiente para convertirse en tendencia en el mundo virtual y dotar a los sucesos del día, de otra manera difíciles de capturar en conjunto, de un sentido cabal: los manifestantes venezolanos rechazan no solamente la imposición de un nuevo período de gobierno de Nicolás Maduro por la vía del fraude, sino también el ideario del chavismo, que los condujo a este momento.

Las estatuas materializan la idea del cuerpo político, una antigua metáfora que permitía imaginar la entidad política en una forma humana emblemática. La metáfora, tan socorrida en el medioevo, fue dejando de tener sentido a medida que, pasados los tiempos de los absolutismos, las entidades políticas se centran más en las articulaciones de sus miembros que en la morfología final del conjunto. Pero siguen siendo importantes aun cuando la discrepancia entre el cuerpo materializado en bronce –o mármol o algún otro material que resista la intemperie– y el cuerpo político que pretende representar sea un abismo insalvable.

Tal discrepancia es siempre salvada por la representación individual: la imagen individual del gobernante alude también a sus gobernados, no importa la forma que tenga la entidad sobre la que gobierne, o a la que dote de un propósito, o a nombre de la cual intente una transformación radical. La individualidad persistente de las estatuas de héroes y próceres puede sugerir lo contrario, pero su capacidad de funcionar como símbolos demuestra que no se trata nunca únicamente de ellos. Así, una puede ver una estatua de un prócer de la independencia, y lo que ve no es ya el prócer sino los valores del mundo que quiso construir. Pero cuando el prócer en cuestión ha buscado ejercitar la idea de una entidad homogénea, moldeada y guiada por el líder, la antigua pulsión de convertir a la entidad política en un solo cuerpo alcanza su forma más terminada. El líder termina en la estatua, no hay espacio para más: él es el pueblo al que conduce, después de deglutirlo.

Hasta la noche del lunes 29 ocho estatuas habían sido derribadas en Venezuela. Al menos dos de ellas habían sido arrastradas (una completa; de la otra, la cabeza). Tres de ellas, en lugares que habían sido bastiones del chavismo: La Guaira, Falcón y Guárico. El derribo de estatuas de Chávez no es, sin embargo, una acción recién incorporada al repertorio de la manifestación en Venezuela. Hasta el 2019, once estatuas habían sido atacadas, varias de ellas durante las manifestaciones de 2017; quemadas, sacadas de su base y lanzadas contra el suelo, una desaparecida, otra decapitada.

Ese es precisamente el objeto de las estatuas: permitir que los espectros orbiten sobre el legado para que transfieran a ese legado la inmovilidad del gesto pétreo. Nadie emplaza una estatua pensando en que será derribada, aunque termine justamente siendo ese el destino de esos seres sordos y silentes pero despiertos a través de la correspondencia entre cuerpo petrificado y presente político.

Las estatuas tienen, sin duda alguna, un simbolismo que va más allá de la figura particular representada, aunque la elección de la figura representada sea en sí misma fundamental. No cualquiera se gana esa especie de pase a la posteridad mutando de cuerpo y respaldado por un inmenso aparato de producción de iconografía patriótica. Sin embargo, hasta en eso hay diferencias. El Estado del todo –como denominó Taussig al Estado atrapado en su propia compulsión de homogenizar y totalizar– puede elegir eternizar a su figura cimera concentrándose en una única representación, que acapare el talento, los recursos y la atención de los espectadores, o puede tender a la serialización o la producción en masa. Un ejemplo clásico de la producción en masa son los bustos de Martí producidos en Cuba para que ocupen los patios de cada escuela y presidan los sitios solemnes de la ritualidad revolucionaria. Otro grado de serialización, que no llega a la reproducción seriada y vuelta portátil que encarna un busto, lleva a un escritor en 1949 (citado en Taussig) a describir la profusión de estatuas de Bolívar: “A veces ha de parecer que todo el país se ha convertido en un mausoleo con estatuas del Libertador que, como clavos, aseguran rotunda y macizamente el Estado del todo”.

En la Venezuela poschavista la serialización llevó a producir estatuas en una cantidad que el frenesí por reproducir tridimensionalmente la imagen del líder después de su muerte parecía responder a un angustioso intento de recuperar su presencia, aunque fuera por la vía de la magia simpatética. La serialización en la fabricación y ocupación del espacio público de las estatuas de Chávez llegaba a un mundo en el que la multiplicación de la imagen lograba probablemente el efecto contrario: hacer del cuerpo materializado un espectro. Ese es precisamente el objeto de las estatuas: permitir que los espectros orbiten sobre el legado para que transfieran a ese legado la inmovilidad del gesto pétreo. Nadie emplaza una estatua pensando en que será derribada, aunque termine justamente siendo ese el destino de esos seres sordos y silentes pero despiertos a través de la correspondencia entre cuerpo petrificado y presente político.

El simbolismo de la estatua va tomando forma, cargándose de sentido a medida que, tiempo mediante, los efectos de la acción del representado van diluyéndose. Antes de llegar a ese punto, el poder de una estatua es más que simbólico, se trata efectivamente de un cuerpo con poder, que no basta con eliminar de la posición desde la que mira pasar el mundo que ha abandonado.

Por una parte, el cuerpo de la estatua es un cuerpo sustituto. Él es la expresión tangible de cosas más abstractas (ideales, promesas de futuro) cuyas consecuencias son crudamente tangibles y han resultado ser, a menudo, contrarias a las pontificaciones que se hacían en nombre de un bien mayor. Esas realidades, puestas ahí intencionalmente, requieren de la destrucción del cuerpo que las contiene. De modo que tumbar a Chávez, martillarlo, arrastrarlo, no es solo una acción de contenido simbólico que intenta destronar a otro contenido simbólico, aunque sea en el registro de la metáfora política donde podamos comenzar a leerlo. Si fuera únicamente eso, no se pondría en ese gesto tanto esfuerzo, no involucraría tanta fuerza, no requeriría de los epílogos en los que, no bastando haberlo tumbado, es todavía necesario arrastrarlo o decapitarlo.

Se trata por supuesto de un performance político porque en su centro hay una metáfora, un “como si”; se derriba una estatua como si se derribara un gobierno, se derriba una estatua como si fuera un cuerpo físico. La estatua, que puede funcionar como espectro, como maestro de ceremonias de la ritualidad del Estado, o como símbolo se vuelve, en la performance colectiva de su derribo, un receptáculo de la ira deconstructiva iconoclasta. Pero que sea un performance no quiere decir que se trate de una farsa. Significa únicamente que la acción se produce en el registro de la acción mediada por un cuerpo que es real y es a la vez una metáfora materializada, y que, al operar en ese registro, puede producir nuevas significaciones. La catarsis que acompaña a la acción es real, tanto como lo es la liberación del embrujo de ese cuerpo pesado atravesado a la vista y el espacio. Remover una estatua no es solo un gesto simbólico de rebelión contra lo que ella significa y una reinterpretación del sentido que la vuelve insoportable a la vista. Es nulificar el poder espectral que contiene, para que otros significados puedan habitar el espacio, aún sin cuerpo.

Es la reafirmación de una voluntad de vida. Como escribía Taussig sobre la producción de imaginería en el Estado del todo, “la característica primordial del fetiche [es] registrar la representación antes que el ser representado, el modo de significación a expensas del objeto que está siendo significado. Las estatuas, así petrificadas, y más enfáticamente los dibujos de las estatuas, engendran cierta magia de muerte que establece una concordancia entre la metaimagen y el poder de los espíritus”. Es esa magia de muerte, que habita en la maquinaria de la imposición dictatorial, con todo y sus símbolos, lo que quiere ser derrocado con la destrucción de sus fetiches.

(*) 

28/08/2024:

https://tropicoabsoluto.com/2024/08/28/derribar-las-estatuas-de-chavez/

Gráfica: https://x.com/MinMedio/status/1818054906185478532. Cfr. https://www.infobae.com/venezuela/2024/07/30/videos-asi-fueron-derribadas-las-estatuas-de-hugo-chavez-en-varias-regiones-de-ven.

Del fácil adjetivo

LO DE VENEZULA ES UN SOCIALISMO PRETORIANO

José García Domínguez

A diferencia de las dictaduras de derechas que hay ahora mismo en Sudamérica, como la de ese Ecuador de Daniel Noboa cuya policía asaltó la Embajada de México para arrestar al anterior exvicepresidente, o la de Perú, donde Dina Boluarte llegó al poder tras un golpe de Estado contra el populista Pedro Castillo, dos casos típicos y tópicos de regímenes conservadores autoritarios habituales en la región durante décadas, el chavismo venezolano responde a una tipología muy singular y de difícil catalogación teórica. Porque, ¿cómo encuadrar dentro de alguna categoría analítica más o menos convencional el orden político que hoy encabeza Nicolás Maduro en Caracas, el mismo jefe de Estado que en su día denunció ante el mundo una conspiración secreta de los poderes ocultos para asesinar a Diego Armando Maradona? «Estoy preocupado por vos, mira que hay gente muy mala, fascista, que saben que vos sos la voz de la rebelión de los pueblos y decís lo que nadie se atreve a decir en Argentina y en el mundo», confesó el sucesor de Chávez al Pelusa.

Así, a diferencia de ese genuino resto arqueológico extraído del museo del marxismo-leninismo que constituye el marco institucional todavía vigente en Cuba, lo de Venezuela se asemeja más a un híbrido ideológico extraño que alguien dio en llamar, y con buen criterio, socialismo pretoriano. Porque, al contrario del socialismo real que rigió en los países del bloque soviético hasta la caída del Muro, la acelerada estatalización de la economía venezolana que se produjo durante la primera etapa en Miraflores de Chávez, periodo en el que se nacionalizaron las principales grandes empresas del país, estuvo impregnada desde el principio de un acusado sesgo militar y militarista. En los antiguos países comunistas, con la URSS a la cabeza, las fuerzas armadas nunca fueron algo más que un simple instrumento estatal sometido en todo momento a la voluntad y el control del partido; en el proceso venezolano, por el contrario, el Partido Socialista Unificado apenas constituye un apéndice secundario y en gran medida irrelevante frente a la genuina fuente última del poder, esto es, el Ejército Bolivariano.

Algo, esa preeminencia ya germinal de los uniformados frente a los civiles, que Maduro no hizo más que profundizar tras recibir en herencia el bastón de mando del comandante. Fue así como los militares acabaron alumbrando un auténtico estado paralelo, el suyo privativo y particular, dentro del propio Estado. Un estado paralelo, ese corporativo y bajo exclusiva soberanía militar, que, como cualquier otro que se precie, incluye desde canales de televisión propios a industrias mineras, compañías de gas y petróleo, entidades financieras de crédito, consorcios inmobiliarios o empresas de transportes, entre muchos negocios más. Al punto de que las Fuerzas Armadas Bolivarianas constituyen, de hecho, el principal grupo empresarial del país tras Petróleos de Venezuela S.A. ¿Se podría acabar con tal estado de cosas a través de alguna vía civil y civilizada? Difícil, muy difícil.

Y más difícil aún cuando se repara en los mecanismos clientelares a los que recurre de forma rutinaria el régimen a fin de evitar lo que más teme su cúpula: una insurrección generalizada de los sectores pauperizados de la población sobrante, esos que subsisten en condiciones de pobreza extrema amontonados en las villas miseria que, literalmente, rodean Caracas. Se trata de una fórmula asistencialista relativamente barata, la ideada de modo específico para mantener «calmadas» a esas capas suburbiales, las políticamente más peligrosas para el régimen, dada su situación crónica de indigencia absoluta, que incluye el reparto periódico de bolsas de alimentos y también de dinero en efectivo, además de hacer la vista gorda con el mercado negro de productos subsidiados y otras formas mucho menos leves de delincuencia barrial, incluido el tráfico de drogas. Con el grueso de las clases medias más politizadas ya en el exilio económico, solo ese estrato sociológico, el de los indigentes y desesperados de las chabolas urbanas, puede suponer hoy un peligro efectivo para la continuidad del régimen. Y poder seguir comprando su resignación silente va a depender en última instancia de los precios internacionales del crudo, la única fuente confiable de recursos con que cuenta el Gobierno. Algo que, al menos mientras continúe vivo el conflicto en Ucrania, Maduro tiene garantizado. Por lo demás, quizá el futuro inmediato de Venezuela se llame Daniel Ortega. O sea, dictadura sin maquillaje alguno.

Ilustración: Alejandra Svriz.

16/09/2024:

jueves, 26 de septiembre de 2024

Venezuela es un ejemplo, Amador

LA LECCION VENEZOLANA

Fernando Savater

El pasado martes, en el Congreso, tuvo lugar un acontecimiento singular que gracias a la sensacional ayuda de internet podemos en nuestras casas volver a evocar tantas veces como queramos. Fue el discurso de la diputada Cayetana Álvarez de Toledo en el debate sobre el reconocimiento de Edmundo González Urrutia como ganador de las elecciones presidenciales venezolanas y, por tanto, como legítimo nuevo presidente del país. No solo constituyó una excelente demostración de oratoria parlamentaria, de las que se oyen muy pocas en nuestra cámara, en apoyo de una causa políticamente justa, sino también y yo diría que sobre todo fue una auténtica lección acerca de en que consiste la democracia hoy y quienes son sus enemigos. La próxima vez, seguramente pronto, en que alguien vuelva a decirnos (repitiendo lo que ha oído) que está muy preocupado o preocupada por la amenaza que representa el crecimiento de la ultraderecha para nuestro sistema de libertades, podríamos hacerle ver si tiene paciencia el discurso de Cayetana sobre las diez razones para reconocer oficialmente la victoria del candidato González Urrutia. Y después, si insiste en lo de la ultraderecha y somos algo malhablados, podemos tranquilamente llamarle gilipollas. Por cierto, es relevante destacar que tampoco la chusma izquierdista que llama «ultraderechistas» a González Urrutia o a María Corina Machado niega que hayan ganado los comicios. Lo que dan por hecho es que, aunque hayan ganado, dada su ideología, no tienen derecho a ganar. Me recuerdan aquel genial chiste de Mingote en el que una beata comentaba preocupada las novedades del Concilio Vaticano II a un señor de aspecto tenebroso que la tranquilizaba: «No se preocupe, señora. Al Cielo, lo que se dice al Cielo, vamos a ir los de siempre». 

En su intervención, Cayetana señala la importancia del respeto a la verdad como fundamento del funcionamiento democrático. Las elecciones, que tienen un procedimiento frecuentemente engorroso y siempre susceptible de fallos, no son una molestia caprichosa que se acepta por el respeto burgués a las formas (la democracia formal que tanto oímos denostar en nuestra juventud, cuando nos rodeaban «revolucionarios» que hoy ocupan carteras ministeriales y se sientan en consejos de administración) sino por algo mucho más grave: para impedir la guerra civil. Cuando la situación política de un país adquiere aspectos inquietantes, los bienintencionados o hipócritas (nunca logro distinguirlos bien) recomiendan «diálogo», la panacea de los autócratas que quieren que les dejen seguir siéndolo. Y para que el diálogo no sea simple parloteo que a nada conduce ni nada resuelve, es preciso desembocar en unas elecciones lo más limpias que sea posible. A eso se vio empujado por las circunstancias internacionales el autócrata Maduro, no sin poner todas las trabas y falsificaciones imaginables. Debió de pensar que, como en anteriores ocasiones, la mayoría de los venezolanos se le entregarían, para no enfrentarse a lo que parecía irremediable. Pues esta vez no fue así: movilizados por una líder valiente, carismática y sobre todo sensata, se alzaron y rechazaron con sus votos al grotesco aspirante a dictador que otra vez pretendía escamotear sus voluntades y ponerlas a su servicio. La gente dijo «¡Maduro no y mil veces no!», pero lo dijo claro y fuerte para no tener que coger armas y lanzarse por la vía de la sangre. Los resabiados cautelosos que desde fuera apoyaron a Maduro mientras duró (y a su petróleo y su narcotráfico) aconsejan prudencia (es decir, negación) antes de aceptar el evidente y abrumador resultado electoral. Los países europeos que están minando, quizá definitivamente, la esperanza y la confianza en Europa aconsejan no precipitarse en reconocer presidente a González Urrutia, para no cometer el «error» que hicieron con Guaidó. Como si el error no hubiese sido retroceder a las primeras de cambio en el apoyo a Guaidó, como si la situación de Guaidó y la del elegido González Urrutia fuese la misma. 

¿Y el ejemplo? En un continente que ha padecido y sigue padeciendo terrorismo guerrillero, falsear tranquilamente unas elecciones y que eso no despierte escándalo y sanciones internacionales es la peor lección que puede darse. Después de eso, ¿cómo vamos a pedir a nadie que renuncie a la violencia y se someta a las normas democráticas? Actuar internacionalmente contra el dictador Maduro es algo que debe hacerse por nuestro propio interés y no solo por el de los maltratados venezolanos. Es una tarea que por razones históricas y culturales debería encabezar España en Europa, aunque a la vista del desapego con el que Sánchez recibió a González Urrutia en la Moncloa, nuestro gobierno no está por la labor. Claro, para Sánchez, los procedimientos autoritarios de Maduro no son un mal ejemplo, sino más bien un modelo a seguir. Y de Podemos, Sumar y demás escoria política para que hablar. ¡Cómo van a combatir en Venezuela lo que precisamente quieren ellos para España!

El día de los comicios me puso un WhatsApp desde Caracas una muy querida amiga, para decirme que ella y su madre ya estaban vestidas y arregladas para ir a votar. Por la hora en que me mandó el mensaje, lleno de sano optimismo, calculé que aún faltaban un par de horas para que abrieran los colegios electorales. Me emocionó imaginarlas, guapas y formales, dispuestas a cumplir su deber democrático, esperando el momento de iniciar su liberación política. Que, ay, aún no ha llegado.

Ánimo, amigas, os mando un beso de corazón,

Fernando Savater.

Ilustración: Alejandra Svriz.

15/09/2024:

https://theobjective.com/elsubjetivo/opinion/2024-09-15/la-leccion-venezolana/

miércoles, 25 de septiembre de 2024

Más allá o más acá de la Independencia

VENEZUELA: LA GUERRA CIVIL EN LA INDEPENDENCIA (I)

Ángel R. Lombardi G.  

Hay Historias buenas. Cuya solvencia profesional recae más en el autor que en sus propias conclusiones.

Uno puede estar de acuerdo o en desacuerdo. Lo esencial es la calidad de su trabajo. Y la posibilidad de debatir sus ideas desde la amplitud de pareceres.

Además, la ineludible ideología del autor, se sublima en el hilo argumental que es capaz de producir. Y si ese autor es extranjero y está opinando sobre la Independencia de Venezuela es algo mucho mejor.

Un venezolano que estudie la Independencia de Venezuela con voz crítica ya es sospechoso de anti patriotismo. Y resulta que los historiadores no hemos sido formados para exaltar a la Patria. Nuestro oficio es mucho más modesto: recuperar un pasado roto de memorias encontradas bajo el imperio del olvido.

Jaime Edmundo Rodríguez Ordóñez (1940-2022) es ecuatoriano de nacimiento, aunque estadounidense por formación, desempeño profesional y periplo vital. Su obra dedicada al período de la emancipación hispanoamericana es una de las más apreciadas.

En la “Independencia de la América Española” del año 1996, uno de sus libros más importantes, hay un apartado dedicado a Venezuela que quisiéramos comentar.

1808 fue un año clave: Francia y Napoleón Bonaparte invade España. Los reinos americanos se mantuvieron expectantes ante el descabezamiento de la monarquía. La lealtad prevaleció sobre los pensamientos emancipadores. Los americanos en términos generales estuvieron a gusto bajo el gobierno de los borbones.

Inglaterra, dueña de los mares, pasó de enemiga a ser aliada de la causa española contra Francia. El comercio venezolano creció espectacularmente. La elite criolla en alianza con los peninsulares decidió actuar.

Era mejor un autogobierno a través de una Junta Suprema Conservadora de los Derechos de Fernando VII que seguir bajo las intrigas del impopular Vicente de Emparan. Sobre Emparan aún no se sabe toda la verdad histórica. Incluso, la principal acusación que recae sobre su persona: la de afrancesado, hoy es cuestionada por historiadores muy solventes y con documentación de primera mano.

El 19 de abril de 1810 no fue un acto revolucionario. Todo lo contrario: un acto de preservación social de la élite blanca en ese entonces. Sólo que Caracas no encontró unanimidad en el resto de las provincias de la Capitanía General de Venezuela. Maracaibo, Coro y Guayana se mantuvieron leales a la Regencia con base en Cádiz. Ya esto fue un conato abierto de guerra entre provincias.

Además, la Regencia fue hostil a Caracas y la sometió a un bloqueo marítimo. Los ánimos se exacerbaron y apareció un grupo radical, la mayoría jóvenes, entre la élite blanca. Desde la Sociedad Patriótica actuaron para promover la Independencia total de España. Los moderados fueron superados y en ello contribuyó mucho la ascendencia de Francisco de Miranda.

El 5 de julio de 1811 se proclamó la Independencia. Es bueno acotar que en la misma hubo protagonismo de blancos peninsulares. El Congreso dominado por la elite blanca intentó tres acciones claves: 1. Hacer de Caracas la provincia dominante sobre el resto; 2. Mantener el status quo político y económico a su medida y 3. Poner a raya a los pardos, llaneros y esclavos negros que demográficamente les superaban 3 a 1 y cuidado sino más.

La Independencia se hacía a pesar propio. La élite blanca “no acusó al régimen español de haber explotado a Venezuela”. Y quizás esto fue así porqué en realidad quienes sí la venían explotando para su propio beneficio eran los mismos blancos pudientes; los llamados, mantuanos. Esto obviamente trajo el resentimiento de los sectores populares y étnicos relegados. “El nuevo gobierno constituía una amenaza para la gente de color, la mayoría de la población venezolana”.

Lo paradójico de ésta situación es que la monarquía decapitada tenía más adeptos en los sectores populares. Los pardos sabían, que los hacendados blancos y sus aliados en el rubro del comercio, eran sus más directos explotadores. Y al no haber ejército de ocupación imperial en América el conflicto civil ya estaba dibujado. “La mayor parte de los venezolanos no estaba en favor de la separación de España, y en Caracas la declaración de la independencia había sido apresurada por presiones políticas”.

Los complots en contra de la nueva república estallaron de inmediato. Los blancos canarios se hicieron nombrar entre los primeros: su resentimiento social contra la élite criolla blanca fue desmedido. Valencia se alzó contra Caracas y exigió el mismo derecho de ésta: la de conseguir su propia independencia. O en todo caso, mantenerse dentro de las filas realistas. Caracas, decidió aplastar esa aspiración. “Con el fin de afrontar esta amenaza, los realistas de Valencia armaron a los pardos y este acto se convirtió en el principio de una guerra racial virulenta en Venezuela”.

Los contemporáneos, entre 1808 y 1831, que estuvieron involucrados en la Independencia, bien supieron que se trató de una feroz e implacable guerra de exterminio. Venezuela se destruyó y desangró por sí misma. Esta realidad fue solapada posteriormente por parte de los nuevos amos de la república.

Se blanqueó ese oprobioso recuerdo por uno más conveniente asociado al mito y la épica. Los traidores fueron reformados a la condición de héroes. El poder sin vigilantes permitía el abuso de las leyes y los autores de tropelías infamantes no tenían consecuencias que lamentar.

Laureano Vallenilla Lanz (1870-1936), inesperadamente, fue el primero en asumir en el año 1919, la tesis de la guerra civil en la Independencia de Venezuela sin complejos de ningún tipo. En su libro, el de un adelantado, “Cesarismo Democrático”, va destejiendo el supuesto de una independencia entre buenos y malos.

06/09/2024:

https://opinionynoticias.com/opinionhistoria/41779--venezuela-la-guerra-civil-en-la-independencia-i

Ilustración: Martín Tovar y Tovar. 

VENEZUELA: LA GUERRA CIVIL EN LA INDEPENDENCIA (II)

Ángel R. Lombardi G.  

Sobre Francisco de Miranda es a quién mojan las barbas cuando se trata de culpabilizar el fracaso de la Primera República en 1811-1812.

Miranda pasó a sangre y fuego a la ciudad de Valencia, alzada contra los designios de Caracas de primar sobre ella y el resto de las capitales de provincia. Maracaibo, Coro y Guayana no aceptaron la “independencia” de los caraqueños.

De hecho, en el año 1810, ya los caraqueños habían intentado una invasión sobre la comarca de Coro. Pero fueron vapuleados y su principal jefe, un Marqués, puesto en ridículo.

La reacción contra Miranda y los patriotas de las primeras horas provino de Coro. Un capitán hasta ese momento sin nombre se hizo un nombre propio en la Historia de Venezuela: nos referimos a Domingo de Monteverde.

Sostiene Jaime E. Rodríguez: “En gran parte, sus victorias fueron resultado del creciente descontento con la república y, en la mayoría de los casos, las poblaciones cambiaron de manos sin que se disparara un solo tiro”.

La gloria militar de Monteverde hay que entenderla también por una desgracia descomunal de la propia naturaleza. El 26 de marzo de 1812 un terremoto acabó con las ciudades de Caracas, La Guaira, Barquisimeto, Mérida y San Felipe. Todas ellas bajo control patriota.

Y al coincidir con un Jueves Santos los líderes de la Iglesia católica en Venezuela sentenciaron que se trató de un castigo de Dios. La desmoralización cundió entre los nuevos republicanos cuya fe en la victoria ante la reacción pro-realista se vino al suelo.

A Miranda se le otorgaron poderes dictatoriales para que hiciera lo legal e ilegal para sostener la causa de la elite blanca. La ley marcial se aplicó y con ello la persecución a los blancos peninsulares. Ya ésta medida planteó una fractura entre la elite gobernante.

Esta primera violencia abrió otras puertas que incrementaron la violencia. Los diques institucionales quedaron derruidos. Líderes con ascendencia, pero ésta vez en el campo realista, como el arzobispo de Caracas Narciso Coll y Prat: “Ordenó en secreto al clero que alentara a los negros, tanto libres como esclavos, a luchar en favor de la Corona”.

La demografía estaba a favor de los pardos, negros e indios. Y como no había ejércitos del rey prestos a luchar en la Costa Firme se crearon los primeros brotes de la guerra civil. Un nuevo Haití empezaba a producirse en Venezuela.

En julio de 1812 la Primera República se derrumbó. Los ex esclavos avanzaron desde la costa hasta Caracas. El tumulto obligó a Miranda a recogerse en Valencia. Bolívar perdió la fortaleza de Puerto Cabello dónde se resguardaban las municiones.

Miranda, antes que Bolívar, temió a la pardocracia. Si bien era un revolucionario cuya militancia nadie podía poner en duda, fue siempre contrario al desorden social. Conoció desde adentro los horrores y excesos de la Revolución Francesa (1789) y no estuvo dispuesto en tolerar la anarquía.

Miranda capitula ante Monteverde el 25 de julio de 1812 bajo la creencia de la caballerosidad de los regalistas.

“Bolívar y otros dos oficiales republicanos arrestaron a Miranda y lo entregaron a los peninsulares. Bolívar, quien confiaba en conservar sus propiedades, también aceptó un pasaporte de Monteverde y abandonó Venezuela, aparentemente para unirse al ejército británico que luchaba en la Península contra los franceses. Sin embargo, el posterior descubrimiento de que sus vastas riquezas habían sido confiscadas reavivó sus simpatías, que había descartado en favor de los republicanos y de nuevo se volvió en contra de España. Miranda murió más tarde en una prisión española”.

13/09/2024:

https://opinionynoticias.com/opinionhistoria/41806-venezuela-la-guerra-civil-en-la-independencia-ii

Ilustración: Cristóbal Rojas.

VENEZUELA: LA GUERRA CIVIL EN LA INDEPENDENCIA (III)

Ángel R. Lombardi G.  

“La caída de la Primera República señaló el final de la participación política amplia en Venezuela.

A continuación, la lucha por el dominio político enfrentó a caudillos despiadados uno contra el otro. La disputa se hizo violenta en extremo, pues se produjo en una región donde se había desencadenado el odio racial”.

Jaime E. Rodríguez O. en su libro: “La Independencia de la América Española” (1996), ya todo un clásico sobre el tema, establece que la independencia de la América hispánica no fue un movimiento anti colonial. El quiebre de la Monarquía como resultado de la invasión napoleónica en 1808 y la revolución política que representó el gobierno constitucional de tradición liberal en las Cortes de Cádiz, dieron la pauta de la disputa entre los americanos. Para unos el horizonte monárquico era indeclinable. Para otros, la idea de nación, la principal vanguardia.

Y al no haber los acuerdos y el respeto al marco institucional viejo y nuevo, la guerra civil fue una constante. En el caso de Venezuela, fue brutal. Doscientos mil fallecidos de una población de un millón de habitantes: el 20%. Agreguemos la desolación material del aparato productivo y la migración forzada hacia el extranjero.

Un nuevo Haití se instaló en Venezuela a partir del año 1813. Los blancos, sin apenas poder de fuego, alentaron el conflicto entre las castas. Primero lo hicieron los realistas y esto socavó los fundamentos de la Primera República con Miranda en el año 1812. A las castas se les utilizó bajo ambiguas promesas de redención social que nunca se concretaron.

Por el contrario, el canario Monteverde aupó a sus propios compatriotas a tomar las leyes en sus propias manos. El Partido Canario se hacía presente como uno de los más activos de la guerra civil en Venezuela. Monteverde se hizo el loco y nunca acató los dictados de la Constitución de Cádiz. Puede que sea el primer dictador en la Historia de Venezuela.

Su jefatura fue fugaz e impopular ya que las arbitrariedades se impusieron sobre los adversarios. Su represión, a pesar de todo, fue moderada si la comparamos con la de Bolívar (1813) y Boves (1814).

Bolívar con un ejército de la Nueva Granada irrumpe sobre el occidente de Venezuela y le gana la carrera a los jefes orientales que tenían el mismo propósito de llegar primero hasta la capital, Caracas.

El Decreto de Guerra a Muerte del 15 de junio de 1815 fue una acción terrible que supuso pasar por las armas a todos los españoles europeos. Este nuevo reino del terror debía disuadir a la elite criolla sobre el acatamiento sin resistencias al nuevo caudillo e invitar a las masas a sumarse a éste bando bajo amenaza y coacción.

La Segunda República (1813-1814) fue tan fugaz y más impopular que la anterior. Su oferta fue exclusivamente militar y represiva. Ni se ganó a la elite criolla y mucho menos a las castas. Además, la idea republicana siempre terminaba ahogada por la violencia de la guerra. El dictador Bolívar sucumbió tan penosamente como lo hizo el dictador Miranda.

“Las fuerzas realistas, al igual que los ejércitos republicanos, estaban constituidos por criollos; por tanto, tales divisiones en un territorio que, fundamentalmente, no estaba poblado por blancos, ofrecía los peores augurios para las clases altas”.

Dice nuestro autor a quién le comentamos sus ideas sobre la Independencia de Venezuela: “Un impensado dirigente realista, José Tomás Boves, surgió para desafiar a los republicanos”.

¿Quién fue Boves? Un asturiano pobre que vivió del contrabando en los llanos de Venezuela. Pudo haber sido republicano o monárquico. Unos oscuros agravios determinaron su cruzada personal atizando el odio social y étnico. Su objetivo fue matar a todos los blancos. Y en esto siguió a Bolívar. Sólo que Boves apenas hizo distinción entre europeos y criollos.

Boves también fue un insubordinado. Lope de Aguirre conecta con José Tomás Boves. Mientras que para el primero la motivación de todos sus actos fue El Dorado, para el segundo y su “caballería infernal”: las tierras y propiedades de los blancos.

Ironía de la Historia: que un blanco europeo y de origen español haya acaudillado a los sectores populares. En cambio, el aristócrata Bolívar, apenas tuvo conciencia o la convicción de que el proyecto republicano pudiera servir para redimir a los pardos.

“Boves les daba rienda suelta en su pasión por el saqueo, el asesinato y la violación. Así, el terror republicano afrontó una respuesta realista igual de violenta. Venezuela tuvo que soportar ahora los peores aspectos de la guerra civil”.

No se vaya a creer que Boves tuvo un programa político. Boves fue tan rebelde como Bolívar para los criollos y españoles defensores del viejo orden colonial. La élite blanca nunca hizo la independencia a partir de 1810 para auto inmolarse. Morillo llegó a Venezuela en 1815 para poner en cintura al rebelde Boves. Bolívar vagaba por el Caribe buscando refugios.

Conclusión: “Ninguno resultó vencedor en la guerra civil venezolana. La élite americana no logró alcanzar el autogobierno, ya fuera dentro de la nación española o por medio de la independencia. Los españoles europeos quedaron virtualmente exterminados. Los pardos, negros y esclavos tampoco alcanzaron ni la igualdad ni la libertad. Venezuela quedó devastada y fueron necesarios muchos años para restaurar el orden y la prosperidad”.

22/09/2024:
Ilustración: Arturo Michelena.

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