IESUS NAZARENUS
Luis Barragán
Es nuestra la
impresión, ha disminuido la formación y cultura religiosa en el presente siglo,
o quizá debamos sólo referirnos a la catequística que deriva en una feligresía
insegura e inconstante, otrora proveniente de una infancia petrolera que asoció
los sacramentos con las estridencias de una celebración social y, ahora, para
qué los unos si la otras tienen por única festividad posible la de una burda y literal supervivencia. Ha
sido de tal magnitud el impacto del discurso del poder, decididamente de
inspiración mágico-religiosa, que toda creencia e increencia misma parte de la
más absoluta informalidad y, por supuesto, improvisación, alérgica al más
elemental razonamiento, equiparando el sincretismo alcanzado con el oportunismo
y el arribismo cultivado y trastocado en régimen.
El de Nazaret se antoja demasiado
peligroso, por lo que Jesús puede ser cualquiera de acuerdo a la versión por
siempre cambiante de un socialismo sometido a la banal tensión de un arco que
pretende soslayar las trágicas realidades, siendo - hasta nuevo aviso - Bonny Cepeda y Maelo Ruíz las deidades de oportunidad. A guisa de
ilustración, decimos profesar el catolicismo, forzándolo con la versión que
mejor nos (re) acomode en el sojuzgado país
de una prolongada catástrofe humanitaria.
Consabida nuestra quiebra
editorial, pudimos acceder a la reciente
edición digital de “Sed” de Amélie
Nothomb (Anagrama, Barcelona, 2022), tenida por novela corta o cuento largo,
que - nos parece mejor - un ensayo fabulado y, acaso, complementario de
“El evangelio según Jesucristo” de José Saramago (1991). Bien escrita (o
traducida), plantea varias de las perspectivas que ha suscitado y aún suscita
el hijo de Dios entre los especialistas, alejándonos considerablemente de esa
mezcla de Paulo Coelho y “El libro azul” / “Aló, presidente” de Chávez Frías
que todavía orbita disparatándonos, pues, aseveremos, el Estado Criminal es una
experiencia continua de la insensatez temeraria y apostadora.
Hay una vertiente existencialista de
la también humorística fabulación de ineludible consideración: “No me declaro
inocente. Con treinta y tres años he tenido tiempo más que suficiente para
reflexionar sobre el lado infame de esta historia. No hay un único modo de
justificarlo. La leyenda asegura que expío los pecados de toda la humanidad que
me ha precedido. De ser eso verdad, ¿en qué se convierten los pecados de la
humanidad que está por venir? No puedo aducir ignorancia porque sé lo que va a
ocurrir. Y aunque no lo supiese, ¿qué clase de imbécil sería si tuviera alguna
duda?” (43). Humanizado, Iesus Nazarenus confiesa que “así que no, no soy omnisciente:
voy descubriendo los adverbios sobre la marcha y me siguen asombrando” (4),
prendándose sentimental y carnalmente de María Magdalena en desafío al Padre
(45).
Otra vertiente - teológica y escatológica - se afianza en una convicción: “Si yo puedo perdonarme,
entonces todos aquellos que se equivoquen gravemente podrán perdonarse a sí
mismos” (48), estimando como un proyecto demencial el de cambiar al hombre,
entre otros errores paternos (40, 63). Imaginamos al acucioso José Ignacio
Munilla, obispo español, haciendo un inventario detallado de las antiguas
herejías en las que incurrirá Nothomb.
Al principio, supusimos que la autora desarrollaría una
vertiente forense, expuesto el procesado a los desagradecidos beneficiarios de
los milagros que tanto le costara realizar, como aquel ciego ahora quejumbroso
por la fealdad del mundo, el otrora leproso que ya no recibía limosnas, el
Lázaro maloliente, o los pescadores en conflicto (3, 6). Hubiese sido interesante llevar a la ficción una
dimensión que ha suscitado interés
teórico entre nosotros, a juzgar por “El proceso de Jesús” de Gregorio
Peces-Barba Martínez, publicado en El Nacional de fecha 22/03/1989 (https://apuntaje.blogspot.com/2022/04/gaceta-forense.html),
o, más acá, por “Ibis ad crucem: Visión romanista del proceso
y condena de nuestro señor en la forja del mesianismo cristiano” de Tulio
Alberto Álvarez (https://revistas.uniclaretiana.edu.co/index.php/Revista_Argumenta/article/view/261).
Aplicando nociones, principios y
categorías de esta era, Iesus Nazarenus no supo del debido proceso ni de la
legítima defensa, como tampoco hoy los presos políticos y el resto de los
venezolanos que fuimos profetizados: “En el futuro existirá un país tan pobre
que en su idioma beber y comer serán un único verbo” (40). De modo que Nothomb
ofrece la ocasión para que nuestros escasos y ocupados sacerdotes nos orienten,
desafiando la discursividad del poder, en
el esfuerzo necesario de recuperar la fe convincentemente organizada.
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