viernes, 31 de enero de 2025

La otra ventana

UN POEMA DE ARTURO ÁLVAREZ D´ARMAS

Allí se encuentra el comedor

donde se ve el patio con matas

la manguera en el piso

en la pared la gran jaula con distintas

aves cantoras.

Desde esa ventana se veía el mundo de

mi infancia

Había tres puertas

la ventana

la mesa

la vitrina con copas y platos.

Pegada a la abertura cosía mi madrina

desde ese sitio ella dominaba todo

el escenario de la vieja casa.

Ya no me queda nada a

que aferrarme.

Fotografía: Vivian Maier. Estados Unidos: 1926-2000.

jueves, 30 de enero de 2025

Equilibrio y equilibrismo

EDUARDO FERNÁNDEZ Y EL CENTRO POLÍTICO 

Ricardo Combellas

«El primer punto del cambio político tiene que ver con la necesidad de sustituir la cultura de la confrontación por una cultura del diálogo civilizado y de la búsqueda de consensos para facilitar la solución de los grandes problemas nacionales».

Eduardo Fernández, Ideas para el cambio.

El centro político es el reino de la moderación, de la prudencia, donde como diría Maquiavelo predominan el juicio y la reflexión. En la democracia moderna el centro es la salvaguarda frente a los excesos, donde convergen los consensos tan necesarios para su robustez, su crecimiento y su durabilidad. Si analizamos nuestra historia, la democracia solo realmente floreció gracias al acuerdo y la permanente negociación, donde se moderaron las pasiones y se evitaron los excesos. Los hombres del centro político no nacen, se hacen, aunque ciertas condiciones innatas a cada ser humano lo facilitan o lo dificultan. En Latinoamérica nuestros mejores y exitosos líderes pertenecen al centro político; algunos transitaron el camino  desde la derecha, otros desde la izquierda, cobijados en el centro lograron su mejor obra, por ello serán siempre gratamente recordados. Betancourt, Caldera, Aylwin, Frei, Lagos, Sanguinetti, Cardoso, para solo citar algunos, representaron con éxito ese papel de ejemplares líderes del centro político.

Eduardo Fernández  siempre ha pertenecido al centro político, sus cualidades innatas propenden a ello. Su temperamento calmado, su sencillez, su apertura al diálogo , lo favorecen. Es un hombre sin odios, un esposo y padre de familia ejemplar, un ser humano formado en los ideales y valores de la Doctrina Social de la Iglesia, donde el servicio al prójimo es la meta ordenadora de la praxis política.

Pienso y sigo sosteniendo que Eduardo era, y lo sigue siendo, el hombre mejor calificado, por sus ideas y amplia experiencia, para conducir la inevitable transición, que ante los estertores del ciclo histórico que agoniza, representa la mejor opción para conducir el difícil tránsito que se nos viene encima. Soy osado en mi afirmación confieso, pero es que el desafío que se nos viene encima, como una suerte de tsunami, si no superamos lo que acertadamente Eduardo califica como la dialéctica de la confrontación, nos conducirá inevitablemente a lo que nadie sensato desea: violencia, guerra civil y enfrentamiento entre venezolanos.

Semanalmente Eduardo, en sus artículos de opinión, presenta sus ideas sobre la situación del país, las revelaciones de nuestra traumática experiencia histórica como nación, algo  que no podemos olvidar, así como sus propuestas de políticas fundamentales para asumir el cambio, y los modos, la estrategia, para llevarnos con éxito en una ruta segura que nos conduzca al progreso, la paz y la democracia.

No se ha atendido, no se ha oído, lo que es más grave, el eje de la propuesta política de Eduardo Fernández: la construcción de un Gran Acuerdo Nacional alrededor de un programa para superar la gravosa crisis en que estamos inmersos. Para llevar adelante una estrategia con aspiraciones de éxito, Eduardo nos lo recuerda con énfasis: “No basta con cambiar el gobierno, es indispensable tener presente que debemos conjugar tres verbos: ganar el proceso electoral, cobrar, es decir, hacer efectivo el triunfo y la transmisión del mando y, luego, gobernar conforme a la expectativa de la nación”.

El pasado martes 25 de junio, Eduardo Fernández presentó en la UCV, “la casa que vence las sombras”, una selección de sus artículos sobre la problemática que estimuló esta reflexión, con el título Ideas para el cambio. Mi mayor deseo es que el pequeño libro no caiga en saco roto, sino todo lo contrario, que abra el camino a una reflexión sobre lo que está en juego: nada más, pero tampoco nada menos, que el destino de nuestra querida Venezuela.

Fotografía: https://polonazionaleipovisione.it/breve-diario-di-un-equilibrista-2/

01/07/2024:

https://www.elnacional.com/opinion/eduardo-fernandez-y-el-centro-politico/

Cfr.

https://apuntaje.blogspot.com/2024/07/oteando-el-futuro.html

Odios

UN ANÁLISIS SOBRE LA LOCURA DE LA GUERRILLA Y LA VIOLENCIA EN LOS 60
Antonio García Ponce: de comunista a derechista desquiciado
José Sant Roz 

(ENSARTAOS.COM.VE) Rezumando incontenible odio hacia el chavismo, Antonio García Ponce acaba de publicar su último libro “Sangre, Locura y fantasía. La guerrilla de los 60” (de la editorial del titiritero Fausto Masó, Libros Marcados, noviembre 2009), prácticamente otra inmoral y monocorde requisitoria contra el Presidente Chávez.
Alguien podría escribir un abultado diccionario de venezolanos que fueron ultra-izquierdistas y que acabaron adorando a los marines: empezando por Rómulo Betancourt. En la lista a vuelo de pájaro podemos incluir al Pompeyo Márquez, Luben y Teodoro Petkoff, Gloria Cuenca, Ángela Zago, casi toda gente que estuvo en la Dirección del MAS; mucha gente del MIR: Américo Martí, Domingo Alberto Rangel, etc.
Pareciera que don Antonio García Ponce culpa a Chávez de la era de violencia, horrible represión y asesinatos políticos de la década de los sesenta y setenta.
En un arrebato de histérico antichavismo, cuando recordaba la convulsión de los movimientos de izquierda en Venezuela, don Antonio de pronto lanza una serie de escupitajos contra "los descerebrados, nonatos, contrahechos, monstruos de circo, babiecas, bufones... detrás de un teniente sirvientero y mendaz que cambió su aspiración de llegar al Hall de la Fama en Corperstown por subir al Chimborazo y desde allí decir: 'Me he elevado sobre la cabeza de todos. Yo dominó la tierra con mis plantas; llego al eterno con mis manos'." (p. 157)
Cursi, coño.
Antonio, Servando y Guillermo García Ponce, tres conocidos hermanos comunistas, de la época de los 60, a los que en la Juventud Comunista, seguíamos con admiración y con fervor revolucionario.
Guerrilla y violencia
Argenis Rodríguez fue el hombre que más conoció la guerrilla venezolana de los 60 y 70, su locura y debacle, las traiciones que allí se tejieron y la catástrofe que llevó a la mayoría de sus integrantes a volverse tipos de derecha. Argenis fue el único escritor que subió a las montañas y se unió al pelotón del Comandante Pablo, Juan Vicente Cabezas.
Don Antonio García Ponce, apenas si nombra a Argenis dos veces en su trabajo y de manera muy escueta y vacilante.
Argenis refiere que “el primer día que se fundaron las guerrillas, las traicionaron”. Es decir, fueron hechas ex profeso para que fuese exterminada lo mejor de la juventud venezolana del siglo XX. Uno de los crímenes más monstruosos de América Latina.
Ríos de sangre corrieron por toda Venezuela, miles de muertos se llevó aquellas matanzas provocadas desde el gobierno en connivencia con líderes que se hacía pasar por izquierdistas; miles de hogares destruidos, miles de seres que acabaron desquiciados en manicomios o destrozados sin remedio deambulando como fantasmas por las ciudades, por los pueblos.
Refiere Argenis: “muchos jóvenes en aquella época fueron incitados a cometer asesinatos en las personas de los policías. Este drama de esos muchachos es un caso desastroso. Los "revolucionarios" como Teodoro Petkoff ordenaron asesinar policías y luego dejaron a sus subordinados a su propia suerte. Ahora esos muchachos se hicieron asesinos, no políticos. ¿De quién era la culpa? De sus jefes "revolucionarios" que en la actualidad estaban legales y olvidados de todo. Esto ya es una traición. Y de las más grandes. ¿Quién confiará de aquí en adelante en los "revolucionarios" venezolanos?”
Añade Argenis que al comienzo de la lucha armada existieron varios grupos que se decían independientes. Demás está decir que esos grupos fracasaron y fueron absorbidos por el MIR y el PCV. Pero en aquellos grupos se cometieron errores garrafales. Y entre ellos mismos se engañaban. No era de extrañar que un grupo mandase a comprar unas armas a través de otro grupo y entonces el intermediario comprara las armas a un precio y se las entregara al primero a otro precio. Aquí ya hay traición. Luego venía la desconfianza y las amenazas de muerte.
Decía Argenis, a principio del los 70: “Yo he sido el único escritor de la América Latina que ha sido guerrillero. Y estos tipos que jamás supieron nada de guerrillas se erigen en jueces. Son izquierdistas para vender libros. Trafican con el izquierdismo. Se dicen revolucionarios y viven en Europa, gordos, apestosos y aburguesados. Mientras tanto los guerrilleros se mueren y éstos por aquí venden revolución como un producto. La venden en forma de libros. El Vargas Llosa, el Cortazar, el García Márquez. Y en Venezuela los comunistas, fundadores de las guerrillas, ahora son diputados, senadores, abogados de los gobernadores y los primeros que salen a condenar cualquier manifestación estudiantil u obrera. Iguales son estos escritores de izquierda. Unos se matan para que "los escritores revolucionarios" vendan los cadáveres.”
En dos de sus libros que aparecieron en España, Argenis desarrolló el tema de la violencia entre 1960-63: “ENTRE LAS BREÑAS y “GRITANDO SU AGONÍA”. Allí narra la corrupción en los medios dirigentes. “Porque ese tiempo fue eso: un tiempo de la violencia y de la corrupción. Pero también de la cobardía, de la deserción y de la traición”, dijo él.
“Porque si yo dijera ahora mismo que las guerrillas en el mismo momento en que fueron fundadas fueron traicionadas, nadie lo creería. Y sin embargo fue así. Un escritor kafkiano vería en ello algo muy natural. Pero un escritor de otro temple vería en ello la quiebra de unos valores. Y si yo, simple narrador, me tomo el trabajo de explicar a la comunidad lo que no se ha explicado, se debe llanamente a que yo fui protagonista, doliente y víctima de esta situación. También se debe a que los que debieran explicar qué fue lo que pasó aquí, no lo han hecho y posiblemente no lo harán nunca por temor a condenarse ellos mismos.”
“Más, la historia está allí y debe ser narrada o analizada para lección de los otros. Y para evitar repetirla, como dijo Santayana. No escapa a nadie que quienes tuvieron más responsabilidad en este caos, prefieren que se olvide todo. Todo nos ha sido perdonado, parecen decirse. Somos legales. Incluso somos diputados. Cumplimos funciones de gobierno. Tenemos el camino abierto. La larga pesadilla en que nos metimos y metimos a los demás ha pasado.”
“Sí, ha pasado, pero podría repetirse. Y esto es lo que queremos evitar. Los protagonistas de aquella historia, como por encanto, se encuentran reunidos en el Capitolio. Comunistas y Acción Democrática se dan la mano en los presentes instantes. La historia comienza...”
Ahora, Antonio García Ponce, con su libro pretende justificar todos aquellos crímenes ejecutados por el Puntofijismo.
Y a fin de cuentas, le decimos a Antonio: ¿no acabaron casi todos aquellos tipos asesinos, violentos, cazurros y malvados, en la derecha?, ¿en el mismo lugar en el que terminó el propio don Antonio, Américo Martín, Luben, Teodoro, Pompeyo...?
Apenas comienza su libro, don Antonio sin venir a cuento, lanza unos alaridos bien descompuestos y persistentes contra Chávez: "no vamos a entrar en polémicas sobre si en verdad han conquistado el poder y si en verdad están implantando el socialismo. Sólo digamos que han llegado a estas alturas por una vía diferente a la armada, sin un partido ni un ejército que fuesen los vencedores y conquistadores del poder, y adheridos, como la garrapata o el muérdago, a un jefe supremo, absoluto, en vez de tomar su energía de la masa popular..."
Definitivamente desquiciado, con las babas de perro bravo que cada día le inocula Globovisión.
En la serie de relatos que aborda sobre muchos de los asesinados de aquella época, don Antonio trata de lanzar la duda de que realmente los izquierdistas que cayeron abaleados en las calles hubiesen sido asesinados por el gobierno.
En este sentido se explaya echando toda clase de dudas y supuestos en el caso del asesinato de Livia Gouverneur. Según Antonio, Livia se auto-asesino accidentalmente, y que fue éste un crimen utilizado por la izquierda para desacreditar al gobierno de Rómulo Betancourt.
En todo su trabajo, Teodoro Petkoff y su hermano Luben, y Pompeyo, resultan unos verdaderos estrategas y héroes.
No menciona en absoluto la consigna que fue lanzada por Teodoro: "matar un policía diario".
No refiere en absoluto don Antonio lo que dijo Luben Petkoff luego del crimen del tren de El Encanto, confesado a Agustín Blanco Muñoz, de que estaba muy bien el haber aniquilado a aquellos guardias nacionales.
Tampoco dice nada don Antonio de aquella posición permanente sostenida durante décadas (60-70) por Pompeyo Márquez con su famoso artículo: “¿RECTIFICAR QUÉ?”
Es decir, que la matazón de jóvenes no debía jamás detenerse.
¿Y a fin de cuentas, no acabaron todos aquellos tipos asesinos, violentos, cazurros y malvados en la derecha, en el mismo bando en que usted terminó, don Antonio?: Américo Martín, Luben, Teodoro, Pompeyo..., insisto.
Todo el mundo sabe que ese crimen de El Encanto fue planificado para eliminarle la inmunidad parlamentaria a los diputados de izquierda, y que en ese crimen trabajaron de manera muy coordinada con el gobierno Luben, Teodoro y Pompeyo.
Y viene ahora don Antonio a decir que fue falsa la acusación de atribuir la autoría y ejecución del hecho a Teodoro Petkoff.
No refiere en absoluto, don Antonio en que el farsante Pompeyo se hubiese tomado fotografías con un fusil, en los jardines de una quinta abandonada para decir luego salir a decir que se encontraba en las guerrillas.
No refiere nada de que Teodoro y Pompeyo jamás hubiesen hecho absolutamente nada, por cobardes, en aquella guerra "revolucionaria" prácticamente lanzada por ellos. Y hay que decir que una buena cuota de responsabilidad le toca en estas locuras al propio Guillermo García Ponce, cosas que todavía no ha aclarado.
Guillermo tenía que saber que Teodoro y Pompeyo trabajaban para la CIA desde principios de la década de los 60.
A todos aquellos izquierdistas de la década de los 60, que de alguna manera hoy apoyan a Chávez, don Antonio los trata con odio y desprecio.
Presenta como juicio de gran valor el de Teodoro, cuando éste sostiene que las rebeliones de Carúpano y Puerto Cabello fueron un disparate. No pone la fecha en que Teodoro sostuvo tal posición dentro del Comité Central del Partido Comunista, porque evidentemente ya ésta Casandra trabajaba subrepticiamente bajo las órdenes de Gonzalo Barrios y Carlos Andrés Pérez.
¿Cómo es posible que Teodoro diga que lo de Carúpano y Puerto Cabello fue un disparate y sin embargo en relación con la huelga general del 19 noviembre 1963, sostenga que "paralizamos a Caracas a plomo limpio"?
Teodoro siempre jugó a la violencia tras bastidores. Nunca asumió en tanto crímenes, responsabilidad alguna, como tampoco tuvo el valor de colocarse al frente, de manera directa, para dirigir aquellos hechos.
Echándole flores con locura al asesino Rómulo Betancourt, don Antonio dice: "lo cierto es que el presidente Rómulo Betancourt se las jugó todas con la determinación que tomó de apresar a los parlamentarios, aunque se llevara en los cachos las disposiciones constitucionales que impedían aquel manotazo. Pero, su olfato le ayudó a comprender la situación, y el apoyo que podía obtener de sus aliados. Nos ha comentado Carlos Canache Mata que durante el velorio de los restos de Betancourt, en 1981, Rafael Caldera contó la siguiente confidencia: a raíz de los levantamientos de Carúpano y Puerto Cabello, Betancurt le expresó el malestar que había en la oficialidad de las Fuerzas Armadas por el curso del movimiento guerrillero y que él estaba estudiando la posibilidad de apresar a los dirigentes del MIR y PCV aunque los protegiese la inmunidad parlamentaria ante el sondeo que se le hacía con miras a obtener su apoyo, Caldera le hizo ver lo inconveniente de la medida y la necesidad de acotar otros extremos. Betancourt desistió de aquel intento. Pero ante la al salto del tren de El Encanto y la prisión incontinenti de los parlamentarios extremistas, confiesa Caldera que Betancur ni siquiera lo llamó. Y él, Caldera, tampoco le reclamó nada. Por otro lado, se dijo que la orden de prisión de lo parlamentario fue fruto de la "evidente presión de los militares"..."
Todo el mundo recuerda en aquella época que Betancourt se hacía el valiente, por todo el apoyo que recibía de Estados Unidos. De otra manera nunca hubiese aplicado tales crímenes, tales actos de represión, tales violaciones a la Constitución y a los derechos humanos. Era muy fácil ser valiente en esas circunstancias, tal como lo eran entonces So
moza, Chapita, Duvalier.
Cosas como éstas nunca se las hubiese permitido el Departamento de Estado norteamericano a Isaías Medina Angarita ni al mismo Pérez Jiménez, por ejemplo.
Pero en todo su libro, don Antonio trata de ridiculizar cuanto se refiera implicar a la CIA, Wall Street o el Departamento de Estado norteamericano en las decisiones que tomara el gobierno de Betancourt.
En sus rabietas y anciano amargado, y tratando de hacer ver que de algún modo Chávez también tuvo la culpa de lo que sucedió en los 60, dice don Antonio que la "prédica izquierdista, con la profusión de los locos que mostraba un fusil FAL y una granada GT1, abonaban la vieja maldición que sufrió el país, que era la de tener como ángel tutelar la bota y la chaqueta del militar." (pág. 86)
Pero donde la locura antichavista de Antonio García Ponce alcanza niveles de patético delirio, es cuando pretende decir que así como Estados Unidos apoyaba al gobierno de Rómulo Betancourt para atacar a la guerrilla, ésta era apoyada y financiada por Fidel Castro.
Como sostener tan canallesca ridiculez.
¿Este anciano qué pudo haber entendido de historia ni de solidaridad entre los pueblos pese a todos los libros marxistas que se leyó en su vida?
¿Acaso que era por una causa noble el apoyo que le daban los imperialistas al gobierno de Betancourt?
Y añade pendejadas como estas: "y esta vocación de meter la cabeza hasta el cuello en los asuntos de nuestra guerrilla [por parte de Cuba].... Era, más bien, cumplir con el destino manifiesto de la revolución cubana para repetir su gesta no sólo en el continente ("¡Dos, tres más Vietnam!"), sino en Etiopía, en Angola, en el cercano oriente, en Argelia, en el Congo, en Guinea Bisseau..."
Todos países pobres, esclavizados, que al que a este imbécil le duele que hayan ido las fuerzas cubanas a luchar contra el imperialismo, contra el colonialismo.
Para este papanatas resultan geniales críticos, analistas profundos y creadores extraordinarios todos aquellos escritores o políticos que detesten a Chávez: Eduardo Liendo es “divino y magnífico”; Jesús Sanoja Hernández es "único", Teodoro Pettkoff “valiente”, Pompeyo Márquez y el criminal mercenario Luben Petkoff “estrategas geniales” (audaces, arriesgados, lindantes con la osadía), el comemierda Demetrio Boersner “reputado internacionalista”…
Dice Antonio García Ponce que en el año 65, Pompeyo, Teodoro y Fredy estaban planificando apoderarse de la dirección del achacoso Partido Comunista, y todo con el propósito de retroceder.
Lo que pasó en la fuga del San Carlos
El 7 febrero 1967, se escapan del cuartel San Carlos, Pompeyo Márquez, Guillermo García Ponce y Teodoro Petkoff. El 15 marzo de 1967, el Buró Político del Comité Central del Partido Comunista ataca furibundamente a Fidel Castro.
Este Buró estaba compuesto por Compuesto por Pompeyo Márquez, Guillermo García Ponce, Alonso Ojeda Olaechea, Pedro Ortega Díaz, Eduardo Gallegos Mancera, Teodoro Petkoff, Germán Lairet... es cuando el pendejo de Miguel Otero Silva exclama: "Los camaradas le han contestado a Fidel poniendo los testículos sobre la mesa"(p. 174).
Vean pues, ustedes, como aquella fuga del San Carlos fue organizada desde las altas esferas del gobierno para planificar la " pacificación" y la gran traición a miles de jóvenes que habían sido lanzados a la guerra de guerrillas.
En aquella pelea de perros, Teodoro Petkoff llama a Douglas Bravo mercachifle y "con una cabeza tan obtusa que al insurgir contra la dirección del partido, bloqueó quién sabe por cuánto tiempo, el proceso que ya era indefinible, de renovación de las viejas estructuras..." (p. 225-226)
Llama la atención que ya desde esa época Fidel Castro comenzara a dudar de la condición revolucionaria de Douglas Bravo. Que sus acciones de algún modo formaban parte de alguna operación de la CIA.
Además, Antonio García Ponce justifica las masacres como de Cantaura, diciendo que eran bajas de guerra o caídos en combate. Para él es mentira que los guerrilleros de Cantaura hubiesen sido asesinados por Luis Herrera Campins. Después trata de hacer comparaciones entre el asesinato de Alberto Lovera y la de Julio Iribarren Borges, tanto como para justificar el crimen del primero.
En fin, todo un trabajo para aquellos que deseen investigar sobre la tragedia, tan monstruosa, como en ocasiones, macabramente cómica, que aquí se vivió, durante toda la década de los sesenta y parte de los 70. 
11/08/2010:
http://www.aporrea.org/oposicion/a105778.html 

martes, 28 de enero de 2025

Silencio

UNIVERSIDAD SIMÓN BOLÍVAR: PROHIBIDO HABLAR

Luis Barragán

En ocasiones anteriores, nos hemos referido a la crisis de la universidad venezolana en el presente siglo, y, particularmente, a la sufrida por la  casa de estudios de Sartenejas y su extensión del litoral central. Por ejemplo, el déficit presupuestario aceptado resignadamente por sus autoridades – además -  interventoras, se traduce en la precariedad de su planta física y la increíble escasez de docentes en un área que le es tan vital, como las matemáticas, habida cuenta del ofensivo ingreso real con el que cuenta el conductor del aula.

Ahora bien, que el problemario en cuestión se haya generalizado y haya adquirido una profundidad antes impensable, que no impide particularizarlo, como en efecto ocurre con la Universidad Simón Bolívar.  De ésta sabemos todos, gracias a las posiciones asumidas por el gremio profesoral y el estudiantil, silentes el de sus egresados y el de empleados administrativos y obreros.

Faltando poco, le quitaron la Casa del Profesor con la que contaron sus legítimos asociados desde los orígenes mismos de la universidad, o el incendio de una unidad de transporte generó la protesta de la muchachada huérfana de la más elemental y cortés explicación. E, incluso, violentando la propia reglamentación vigente, las autoridades intervinientes propulsan una reforma normativa, sin que se sepa de una proyecto expreso y, luce obvio, necesitado de una organizada, extensa e intensa discusión de la comunidad.

La Asociación de Profesores de la Universidad Simón Bolívar (APUSB) ha solicitado la palabra en el consejo directivo universitario, derecho fundamentado constitucional, legal y reglamentariamente que le ha sido nuevamente negado. Contrario al sentido participativo y protagónico que explica a la democracia, por lo menos, según la voluntad del constituyente de 1999,  no se debe hablar de los asuntos que conciernen al presente y futuro de la colectividad estudiosa.

Entonces, ¿cómo canalizar la disidencia tan propia de la universidad, susceptible de generar los posibles consensos? De acuerdo a la respuesta dada al gremio profesoral (https://x.com/APUSB/status/1884326220420243740), la máxima instancia institucional de Sartenejas no le da cabida a la APUSB que cuenta con un bien ganado prestigio y reconocimiento público, dentro y fuera de la universidad.

Gráficas: Vista panorámica de la USB de dos gráficas tomadas de: 

https://www.dreamstime.com/simon-bolivar-university-usb-one-main-universities-venezuela-reference-excellence-education-caracas-image191813233

https://venezuelaunida.com/asi-estan-las-sedes-de-la-universidad-simon-bolivar/

29/01/2025:

https://guayoyoenletras.net/2025/01/29/universidad-simon-bolivar-prohibido-hablar/

lunes, 27 de enero de 2025

Zozobra

RAMENTOL, VECINO DE LA CALLE 30, 1099

Luis Barragán

El uno, extenuado, fue irremediablemente sustituido como candidato presidencial, mientras que, el otro, excesivo según el hábito, copó los más disímiles escenarios apuntalado por una vigorosa polémica. Corto el camino de Joe Biden a Donald Trump, se extiende y entiende ahora inconmensurable en el sorteo de cualquier vicisitud que pueda arrojarnos a un conflicto de consecuencias impredecibles, faltándole al liderazgo occidental – acaso, por su inconsistencia y también puerilidad - una interlocución más responsable, sobria y confiable.

Por estas latitudes, nos presumimos completamente ajenos a los riesgos y peligros que únicamente comprometen a determinados y poderosos actores políticos, cuyas franquicias – si nos permiten el término – cuentan con representación o alguna representación en nuestro país. Creídos y engreídos por la lejanía de los hipotéticos teatros de guerra, tendemos a apostar por las respuestas y soluciones más simplistas en nombre de no sabemos cuáles garantías, como si la vida en este lado del mundo habrá de transcurrir de mil maneras con la normalidad de siempre; ilusión ésta, por cierto, heredada de la II Guerra Mundial, bajo la protección estadounidense, pues, se diría, los submarinos alemanes sólo privilegiaron a los tanqueros realengos y, todavía, asegurábamos, el petróleo de pronto agotamiento,  no ejercía el peso que luego tuvo en la economía del patio.

Persisten las dudas sobre la existencia de un sistema internacional que, faltando poco, sea capaz de aminorar cualesquiera turbaciones provocadas por las más sorprendentes contingencias, añadido el error garrafal como el huésped indeseable. Arriesgado por siempre a un cortocircuito, luce imposible concebir un sistema que incluya el fundamentalismo religioso, el terrorismo y la delincuencia organizada de toda ralea, y asombra que haya autocracias de larga duración que no cuenten con operadores equivalentes a Andréi Gromiko, el veterano diplomático al que la Unión Soviética le debió igualmente una prolongada supervivencia, coexistiendo con su principal adversario.  

En un mundo de perplejidades y ofuscaciones, es necesario pensarlo y pensarnos imbuidos de todas sus posibilidades, aunque la procesión vaya por dentro: una nación que expulsó a millones de sus hijos a los más apartados rincones del planeta,  debe recobrar – porque, sí, lo tuvo en los dos siglos y medio precedentes – un sentido cabal de la universalidad. El socialismo de la comuna, del vecindario, de la localidad, por una definición que no es otra que la del fallido proyecto de reforma constitucional de 2007, pretende aislarnos, relegarnos y explicarnos en el territorio más inmediato, el de la sobrevivencia y la parroquialidad, delegando en el reducido elenco del poder central las decisiones fundamentales; y, concursando en esta vorágine de desorientación planetaria, adscrito automáticamente a una superpotencia franquiciadora de marcado sesgo anti-occidental, además, desde una extrañísima perspectiva anti-imperialista que burla las tesis originales del mismísimo camarada Lenin.

Oficialmente ausente de la capital de la otra superpotencia, en aparente estado de abandono la sede de su embajada, no quita ni debe quitar de la preocupación, atención y ocupación de los venezolanos, lo que ocurra en Washington, por lo que se requiere – por lo menos, en relación con la alternativa opositora – un equipo más idóneo, eficiente y comprensivo de los desafíos y múltiples escenarios que se abren y cierran constantemente, retando al liderazgo – esta vez – emergente de América Latina.  Sobre todo, cuando se está al lado del otro epicentro político de ebullición de las tendencias globales que exige de una ininterrumpida actualización, como las que magníficamente recoge Santiago Ramentol con un título decidor, como “Teorías del desconcierto” (Barcelona, 2004), antojado cual vecino inevitable de la sede en cuestión, ubicada en el 1099 de la calle 30 al noroeste de Washington, D.C. Valga acotar, preferible a compartir la cuadra con personajes como el doctor Strangelove, el presidente Merkin Muffley y el capitán Lionel Mandrake, protagonizados por Peter Sellers para una película de Stanley Kubrick: “¿Teléfono rojo? Volamos hacia Moscú” (1964).

Composición gráfica: LB. 

28/01/2025:

https://www.elnacional.com/opinion/ramentol-vecino-de-la-calle-30-1099/

https://www.costadelsolfm.org/2025/01/28/luis-barragan-ramentol-vecino-de-la-calle-30-1099/

31/01/24:

https://www.eastwebside.com/luis-barragan-ramentol-vecino-de-la-calle-30-1099.html

domingo, 26 de enero de 2025

Rieles para un hecho histórico

DE LA CONSECUENCIA CON LA PRÉDICA POLÍTICA E IDEOLÓGICA

Luis Barragán

En diciembre próximo pasado, tuvimos ocasión de ver y deleitarnos con una película de Cristina Comencini, “El tren de los niños” (“Il treno dei bambini”, 2024), con un guión hecho a cuatro manos sobre la novela homónima de  Viola Ardone. De un extraordinario cuadro actoral,  destaca Christian Cervone, el niño sometido después a un terrible dilema de amor materno.

La tentación es la de extenderse en torno al magnífico filme de un desarrollo profundamente conmovedor que, ahora, nos lleva al libro de Adone. No obstante, deseamos referirnos al retrato que hace de la convicción y la solidaridad militante.

En efecto, de más de empobrecidos al concluir la II Guerra Mundial, hubo una campaña de ayuda y de protección de las familias comunistas del norte hacia la niñez desasistida y muy vulnerable del sur, en Italia. La adopción temporal de los muchachos frecuentemente descalzos, desvestidos y desnutridos por esas familias, fue un programa deliberado del partido que surgió fuertemente competitivo en el escenario público, e, independientemente de su valoración, rivalizó con la propia Iglesia Católica y sus programas, por cierto, beneficiaria de una campaña sucia en contra de los comunistas: parecía más fácil decir que éstos, simplemente, canibalizaban a los infantes que denunciar los crímenes de Stalin, emergido como un héroe de la gran conflagración mundial.

El caso está en que las familias de una clase media ilustrada del norte, era consecuente con los principios y valores que predicaban, recibiendo con todo el amor posible a los indefensos y, al principio, naturalmente desconfiados chamos. Por ello, no es difícil preguntarse, por una parte, sobre la eficacia o ineficacia de los programas de asistencia de los comunistas y de la catolicidad misma, cuyo predominio fue objeto de una adecuada advertencia y reflexión de Antonio Gramsci; y, por la otra, cómo fue posible que una idea sensibilizara y dinamizara a un sector de la población en tales magnitudes que, a la postre, fue tan injustamente defraudado con la tragedia del socialismo real.

En definitiva, vale la constante interpelación sobre la posible consecuencia con los principios y valores que inspiran y motorizan los cambios, traducidos en un testimonio palpable y concreto de generosidad, de caridad y amor, en el actual mundo de una feroz egolatría, puerilidad, deslealtad, vanidad, ignorancia y rapacidad. Agreguemos, ¿solamente el afán proselitista explicó los cursos de reparación de las materias del estudiantado de secundaria que dictaban los partidos políticos décadas muy atrás y de los cuales no tienen ni sospecha los jóvenes de hoy, dispensados de estudiar para aprobar sus materias? Como vemos, hasta esto nos permitió recordar el filme.

Gráfica: tomada de la red. 

27/01/2025:

https://opinionynoticias.com/opinioncultura/42379-de-la-consecuencia-con-la-predica-politica-e-ideologica

Caza de citas








 “ – Cuando uno escucha a su conciencia nunca hace mal, eminencia. El resultado podría no ser el que esperábamos; el tiempo podría demostrarnos que nos equivocamos, Pero eso no es lo mismo que mal. La única guía por la que una persona puede regir sus acciones es la de su conciencia, porque es en esta donde oímos con más claridad la voz de Dios”

Robert Harris

(“Cónclave”, Grijalbo, Barcelona, 2017:  323)

Ilustración: Mohsin Amghar.

Noticiero retrospectivo








- Guillermo José Schael. "Brújula: Los (boy) scouts se reúnen". El Universal, Caracas, 14/08/1953.

- Edgar C. Otálvora. "El olfato político para la reforma del Estado". El Nacional, Caracas, 19/02/86.

- Luis Alvaray. "Macagua". Economía Hoy, Caracas,  29/01/97.

- Luis Beltrán Prieto Figueroa. "Pido la palabra: ¿El secuestro, delito militar?". El Nacional, 31/03/87.

- Demetrio Boersner. "En Venezuela no hay revolución". Economía Hoy,  02/03/2000.

Reproducción: Humberto Peñaloza. Semana, Caracas, N° 72 del 17/07/1969.

sábado, 25 de enero de 2025

Piedad


DE UNA BREVÍSIMA COMPARACIÓN

Luis Barragán

Las redes digitales universalizaron el servicio religioso con el que culminaron las celebraciones oficiales en Washington, por el regreso de Donald Trump al poder. Conmovieron profundamente las palabras de la obispo episcopaliana Mariann Edgar Budde, en demanda de piedad para los inmigrantes e integrantes de la comunidad LGTB+, después de suscritas las órdenes ejecutivas concernientes en la Casa Blanca.

Naturalmente que la intervención de Budde puede suscitar toda suerte de polémicas, respecto a la dramática situación de una inmigración que, por cierto, no se entiende sin la industria del coyotaje; la ideología de género y, en general, la cultura woke; la posibilidad del ejercicio femenino del sacerdocio y la oportunidad de alcanzar la más alta prelatura, en contraste con la Iglesia Católica; la observación que pueda hacerse en relación al denominado lenguaje inclusivo, aunque el DRAE aporta precisión, etc. Sin embargo, importa señalar la hermosa y significativa escena de la obispo dirigiéndose con una extraordinaria serenidad y aplomo al desenfadado Trump que inmediatamente comprendió las solemnes circunstancias del acto, gracias a Dios.

Es el caso, una situación semejante no es posible en este lado del mundo; por lo menos, deben admitirlo los críticos más pertinaces de la democracia estadounidense. Y, constatemos,  no sólo la prelado (*) goza de la autoridad eclesiástica y moral para su llamado, sino de los derechos y garantías constitucionales y legales tan indispensables, contando – ella -  con la libertad de expresarse y – otros - de transmitirla con una amplitud e instantaneidad antes inimaginable.

Por estos predios, ha de presumirse que la religiosa podría protagonizar y, no faltaba más, hasta repetir un mensaje semejante, pues, añadida la de Cuba, la superlegalidad latinoamericana teóricamente lo permite. Huelga comentar el riesgo que ella, o cualquier otra persona, correría, solo con intentarlo.

Probablemente, proyectada más allá de las fronteras, recibirá numerosas invitaciones para visitar sendas instituciones religiosas afines y universidades de distintos países. Claro está, no es de esperar que veamos pronto a la obispo Budde en el nuestro.

(*) La expresión “prelada” está reservada a la persona superior de un convento o comunidad eclesiástica, en la primera acepción del DRE, mientras que, en la siguiente,  “prelado” lo refiere al obispo, entre otras dignidades eclesiástica.

Fotografía: Tomada de la cuentafacebookeana de MEB (https://www.facebook.com/photo/?fbid=104016718054087&set=a.120849733382964). 

Reseña: The Washington Post, 23/01/25.

26/01/2025:

https://www.lapatilla.com/2025/01/26/luis-barragan-de-una-brevisima-comparacion/

Cfr.

https://x.com/Ronxyz00/status/1882108504514961441

https://latinus.us/eu/2025/1/25/no-fue-un-regano-fue-una-suplica-dice-obispa-que-pidio-trump-

compasion-por-los-migrantes-los-ninos-trans-133448.html

https://www.dw.com/es/trump-arremete-contra-la-obispa-que-le-pidi%C3%B3-apiadarse-de-personas-inmigrantes-y-lgtbiq/a-71371444

https://www.youtube.com/watch?v=dW-idcs0wfg

Sermón: https://www.youtube.com/watch?v=xwwaEuDeqM8

Consciente y descansado, sabio y pleno

EL "DISCURSO PROGRAMÁTICO" DE JESÚS

(San Lucas, 1: 1-4; 4, 4-21)

Enrique Martínez Lozano

En consonancia con el modo de hacer propio de los historiadores de la época, Lucas inicia su obra (Evangelio y Libro de los Hechos de los Apóstoles) con un prólogo, en el que, tras mencionar al destinatario, deja constancia de su propio trabajo de investigación.

Desconocemos si el destinatario era un personaje real –algún mecenas o personaje ilustre, conocido en la comunidad- o se trata, simplemente, de un juego literario para referirse, sencillamente, a cualquier lector: el término "theo-filos" significa "amigo/amado de Dios".

El prólogo reconoce expresamente que, entre Jesús y el autor, hay toda una generación de "testigos y predicadores de la Palabra". Entre líneas, podemos advertir que se habla de un trabajo redaccional ("muchos han emprendido la tarea de componer un relato") y otro previo tradicional ("siguiendo las tradiciones transmitidas").

Tras aludir a ese recorrido generacional, el autor certifica su trabajo de comprobación y su interés por hacer un relato ordenado, con un objetivo declarado: fijar la verdad y solidez de la doctrina ("para que conozcas la solidez de las enseñanzas que has recibido").

Desde nuestro modo moderno de concebir el trabajo historiográfico, podríamos pensar que este prólogo exige una lectura literal del texto. Pero una vez más es necesario insistir en que esa actitud es totalmente anacrónica. El concepto de "historia" que ellos manejaban no estaba en absoluto reñido con el recurso al relato simbólico ni alegórico. Para ellos era suficiente la certeza de estar transmitiendo lo que creían como "verdad"; el "modo" de transmitirlo era algo secundario.

Tras el prólogo, saltándose los relatos de la infancia, el bautismo y las tentaciones, el texto que leemos hoy nos sitúa en el comienzo de la llamada "actividad pública" de Jesús con la proclamación de lo que, en este evangelio, constituye su "discurso programático".

Lo primero que llama la atención es la presentación que Lucas hace de Jesús como alguien que es movido "por la fuerza del Espíritu". No siempre somos conscientes de las "fuerzas" que nos mueven en nuestro vivir cotidiano, ni tampoco de las motivaciones reales que nos impulsan. Jesús llamaba la atención por la claridad de sus motivaciones y la coherencia con las mismas: es el hombre íntegro y fiel, lúcido y transparente. Se deja conducir por lo más profundo de sí mismo, por el Espíritu: deja que Dios se viva en él.

Y llama igualmente la atención que Lucas haya colocado precisamente esta escena para iniciar el relato de la actividad pública de Jesús. Marcos y Mateo situarán la visita de Jesús a Nazaret bastante más tarde (Mc 6,1-6; Mt 13,53). No hay duda de que Lucas persigue un objetivo claro: hacer de este discurso en Nazaret el programa de lo que va a ser toda la actuación de Jesús en Galilea.

Parece claro, por tanto, que las cosas no pudieron ocurrir históricamente de ese modo: nos hallamos en el inicio mismo de la actividad. Se trata del modo que el autor ha elegido para decir a sus lectores quién es Jesús.

Para ello, recurre a un texto de Isaías (61,1-2), que reproduce en su literalidad..., excepto en una frase, que Jesús omite. Se trata de la expresión de Isaías que habla del anuncio del "día de venganza para nuestro Dios".

Esa omisión no es casual ni insignificante, sino intencionada y trascendental. En el texto de Isaías, como en prácticamente todas las religiones, Dios aparecía con un rostro ambiguo: podía ser fuente de bendición, pero también de maldición; podía traer buenas noticias, pero también venganza y cólera. Se trataba de un Dios demasiado parecido a nosotros, en sus sentimientos y reacciones. La omisión de esa frase significa acabar definitivamente con cualquier rastro de ambigüedad en el lenguaje sobre Dios. Dios no es gracia o castigo, buena noticia o amenaza. Según Jesús, Dios es amor y sólo amor, compasión y bondad gratuita e incondicional.

Al leerlo así, probablemente captemos mejor la intención de Lucas cuando sitúa esta escena en el inicio de la actividad. Está presentando a Jesús como el "ungido" (literalmente, "mesías") de Dios, cuya misión consiste en ser "buena noticia" para todos ("pasar por la tierra haciendo el bien", tal como recogerá el mismo Lucas en el libro de los Hechos de los Apóstoles: 10,38). Y ser así, realizando ese programa de vida, como mostrará o desvelará el Rostro de la Divinidad.

Una vez leído el texto del profeta, la palabra de Jesús trae a todos al presente: "Hoy se cumple esta Escritura". En Lucas, se trata de un "hoy" continuado, siempre actual, con la única condición de que nos dejemos introducir en él. Es un "hoy" que bien podría traducirse por "aquí y ahora", al que venimos en cuanto detenemos la mente; el presente atemporal en el que todo está bien, donde todo es bendición, gracia, libertad y Vida. El Presente tampoco es ambiguo, sino que, abrazando los dos polos de la realidad relativa (el "bien" y el "mal"), se nos desvela como Plenitud.

Recordemos otros textos del mismo evangelio, en los que aparece este mismo "hoy". En el relato (mitológico) del anuncio del nacimiento de Jesús, los ángeles dicen a los pastores: "Hoy os ha nacido un Salvador" (2,11). Tras la curación de un hombre paralítico, símbolo de la humanidad aplastada, la gente proclama: "Hoy hemos visto cosas extraordinarias" (5,26). En el encuentro con el publicano Zaqueo, Jesús le dice: "Hoy tengo que alojarme en tu casa" (19,5), para terminar con una constatación: "Hoy ha llegado la salvación a esta casa" (19,9). Finalmente, ya en la cruz, al compañero de suplicio que le pide compasión, Jesús le responde con una palabra esperanzadora y cargada de vida: "Te aseguro que hoy estarás conmigo en el paraíso" (23,43).

Cada uno de esos "hoy" remite al lector a su propio presente. Por eso no pierden nunca actualidad..., siempre que el lector los acoja en esa misma clave.

Pero, antes que nada, nos muestran a Jesús como un hombre que vive en un presente consciente y descansado, sabio y pleno.

Mientras estamos identificados con nuestra mente, nos vemos condenados a vivir entre la nostalgia del pasado y la ansiedad del futuro. Perdidos en las cavilaciones mentales, no logramos salir de la maraña de pensamientos y emociones que llevan las riendas de nuestra vida, hasta hacer de nuestro "yo" una prisión que nos encierra en la ignorancia y el sufrimiento.

Por el contrario, la persona que "ha visto" ha descubierto el engaño de esa reducción y ha experimentado el Presente –la Presencia- como el "lugar" de la Plenitud. En la Presencia, experimenta que no falta nada, y que no hay nada que "esperar". Todo está ya; sólo hace falta verlo. Pero sólo lo vemos cuando tomamos distancia del "velo" de la mente.

Jesús es, en el sentido más hondo de la palabra, el hombre de la Presencia. No es extraño que su modo de estar impactara a la gente y desprendiera tanta vida. Quien vive establecido en el "aquí y ahora" es un espejo transparente de la Divinidad, Presencia plena y atemporal.

Esa forma de vivir se halla a nuestro alcance: todos ponemos tener acceso a ella. Basta con ejercitarnos en venir al presente, sin sobreexigencias ni perfeccionismos, sin tensión ni culpabilidad por no lograrlo, sino con paciencia y perseverancia. Una vez más, en Jesús vemos lo que el ser humano es capaz de vivir.

Fuente:

https://www.feadulta.com/es/buscadoravanzado/item/2004-el-discurso-program%C3%A1tico-de-jes%C3%BAs.html

Ilustración: Maximino Cerezo Barredo.

Padre S. Martín. Actualidad católica: https://www.youtube.com/watch?v=pUU6w2dYkjU


Cardenal Porras: https://www.youtube.com/watch?v=Eun1rHaqk-0 

jueves, 23 de enero de 2025

El nihilismo, el más inquietante de los invitados

EL OCASO DE OCCIDENTE

Giorgio Agamben

 Para quienes saben leer con cierta lucidez los signos de los tiempos, es evidente que estamos viviendo el fin de la cultura que, para abreviar, podríamos llamar Occidente. Sin necesidad de recurrir a profetas como Spengler que lo anunciaron hace ya más de un siglo, también un historiador inteligente como Emanuel Todd, a través de un análisis detallado del declive demográfico, de las estructuras familiares, de la desaparición de la religión y del triunfo del nihilismo en todos los aspectos de la vida social, nos obliga en un libro reciente a enfrentarnos a lo que él llama la derrota y la autodestrucción de la cultura occidental. Sin embargo, como cualquier diagnóstico apocalíptico, este tampoco sirve de nada si no somos capaces de comprender lo que significa vivir el fin de una cultura. El fin de una cultura, en efecto, no es un acontecimiento puntual que pueda fijarse como un hecho cronológico. Es más bien un proceso continuo que, en un momento dado, llega a una crisis, término al que conviene devolver su significado original de «juicio». «Krisis» –palabra procedente de la medicina griega, en la que designaba el momento en que el médico debe decidir si el paciente morirá o sobrevivirá– significa a la vez «juicio» y «separación» y vivir el fin de Occidente significa que también nosotros estamos hoy llamados a juzgar y separar –como en realidad deberíamos haber hecho en cada instante– lo que está muerto y lo que está vivo, lo verdadero y lo falso que hay en nosotros y a nuestro alrededor.

Como comprendieron los teólogos, los primeros en abordar el problema del fin de un mundo, anticipando en el plano de la filosofía de la historia las tesis que Freud traduciría en términos psicológicos, toda cultura contiene en sí misma, desde el principio, dos elementos opuestos, uno que conduce a la disolución y la muerte y otro que nutre y mantiene la vida. Y, sin embargo, mientras estén históricamente vinculados, los dos elementos se condicionan mutuamente y dependen necesariamente el uno del otro. Así, San Agustín, retomando las tesis de un brillante teólogo, Ticonio, que inspiró decisivamente el pontificado de Benedicto XVI, concibe la historia de Occidente como resultado del cruce de dos ciudades, la ciudad de Dios y la ciudad terrena, que siguen estando estrechamente unidas (el santo de Hipona escribe «perplexae«, densamente entrelazadas) hasta el momento final de la gran separación, en el que los buenos y los malvados, la vida y la muerte, se dividirán. «De esto se deduce» –escribió Ratzinger cuando aún no era Benedicto XVI– que el Anticristo pertenece a la Iglesia, crece en ella y con ella hasta la gran separación, que será introducida por la revelación definitiva.

La desintegración de Occidente es, literalmente, la disolución progresiva e imparable del nudo que mantenía unidas la vida y la muerte, la verdad y la mentira, la libertad y la esclavitud, lo legítimo y lo ilegítimo, la guerra y la paz, el dialecto y la lengua gramatical, que de esta manera se volverán indiscernibles. Porque en el momento de la disolución los dos elementos, que ya nada mantiene unidos, lejos de separarse, tienden a fusionarse y caer el uno en el otro. No debemos dejar escapar este momento, que coincide con el presente, porque solo en él puede ocurrir la «krisis», el juicio sobre el propio tiempo, que interviene para separar de nuevo lo que pretendía haber hecho indistinguible. Para quien pronuncia este juicio, cada día es el último día, cada instante es el decisivo. De hecho, en el momento de la disolución, precisamente lo que está muerto se disfraza de vivo, mientras que el elemento vital es rechazado en el pasado como si ya no estuviera vivo y es a este pasado al que el juicio histórico debe mantener abierto el acceso.

Lo que ha ocurrido en los últimos tres años es que este juicio no ha sido ejercido o lo ha sido solo de forma marginal y por unos pocos, mientras los medios de comunicación repetían en masa e irresponsablemente las consignas de la confusión y de la mentira. Así, el estado de excepción se ha confundido con la ley, la mentira con la verdad, la tecnología con la naturaleza, la medicina con la religión, situación tanto más peligrosa cuanto que, si la sustitución de lo verdadero con lo falso se vuelve integral, quien miente ya no sabe que miente y lo verdadero y lo falso, la buena fe y la mala fe se confunden en su mente hasta el punto de hacerle perder todo sentido de la realidad. Esto significa que la mentira escapa a su control y puede volverse en primer lugar contra él, obligándole a actuar en contra de sus propios intereses hasta el punto de conducirle, como ocurrió con las vacunas y como está sucediendo según todas las pruebas con la guerra de Ucrania, a la autodestrucción.

Creo que muchos se han preguntado por qué Occidente, y en particular los países europeos, cambiando radicalmente la política que habían seguido en las últimas décadas, de repente decidieron hacer de Rusia su enemigo mortal. En realidad, existe una respuesta perfectamente posible. La historia muestra que cuando, por alguna razón, fallan los principios que aseguran la propia identidad, la invención de un enemigo es el dispositivo que permite –aunque sea de manera precaria y en última instancia ruinosa– hacerle frente. Esto es precisamente lo que está sucediendo ante nuestros ojos. Está claro que Europa ha abandonado todo aquello en lo que creyó durante siglos, o, al menos, creía creer: su Dios, la libertad, la igualdad, la democracia y la justicia. Si ya ni siquiera los sacerdotes creen en la religión, con la que Europa se identificaba, también la política hace tiempo que perdió su capacidad de guiar la vida de las personas y de los pueblos. La economía y la ciencia, que han ocupado su lugar, no son en modo alguno capaces de garantizar una identidad que no tenga la forma de un algoritmo. La invención de un enemigo contra el que luchar con cualquier medio es, a estas alturas, la única manera de colmar la creciente angustia ante todo aquello en lo que ya no se cree. Y, ciertamente, no demuestra mucha imaginación el haber elegido como enemigo a quien, durante cuarenta años, desde la fundación de la OTAN (1949) hasta la caída del Muro de Berlín (1989), hizo posible librar en todo el mundo la llamada Guerra Fría, que parecía, al menos en Europa, definitivamente desaparecida.

Contra aquellos que estúpidamente intentan encontrar de esta manera algo en que creer, hay que recordar que el nihilismo es el más inquietante de los invitados, pues no solo no se deja domesticar con mentiras, sino que únicamente puede llevar a la destrucción de quien lo ha acogido en su casa.

Artículo publicado en el diario ABC de España

01/07/2024:

Honrar, honra

CARLOS ANACHE MATA

Rodolfo Izaguirre

Carlos Canache Mata (1927-2023), médico, abogado, político ejemplar y parlamentario, sirvió durante años como Presidente de la Cámara de Diputados de la República de Venezuela porque dentro de su amplia trayectoria pública fue destacado dirigente de Acción Democrática. Fue venezolano de temple y testigo de excepción cuando El Barcelonazo, y el estado Anzoátegui lo conoció y admiró la vez que le tocó ejercitarse allí en las alturas del magisterio.

Mientras AD disponía del poder o se activaba fuera de él nunca fui partidario ni amigo fervoroso de los adecos, pero tampoco de los copeyanos ni de ninguna otra organización política, porque he preferido siempre mantener mi libertad de pensamiento, una manera solapada o indirecta de mencionar al ego que se alimenta de nuestra personal vanidad. Cogía la acera de enfrente cuando veía venir a algún adeco o copeyano, pero nunca los consideré enemigos porque además de ser consecuentes con sus ideas, eran demócratas como yo.  No sabría decir, además de mi ignorante inocencia, por qué sentía que había algo de justicia social en el marxismo y me producía cierta reticencia la poca simpatía de Betancourt, su físico ingrato y su descarrilado timbre de voz.

Pero descubrí a tiempo el andar fascistoide de los comunistas, pero no me percaté que el Techo de la Ballena, no obstante su vibrante e irreverente dadaísmo tardío y tropical, fue un movimiento políticamente equivocado y de alevosa inspiración cubana que trató despiadadamente a Rómulo Betancourt, un hombre que mantuvo en todo momento una firme conciencia democrática. Yo también he sido y seguiré siendo demócrata y asistí a los funerales de Canache Mata porque fue durante su larga vida un verdadero demócrata! Y los que son igual y decididamente demócratas como Canache y yo, sufren el despiadado autoritarismo y la alta mediocridad de un enajenado pensamiento único que de manera ilegal está cimentándose en el país.

Estuve también, acompañado de Jesús Peñalver, en el homenaje que se le rindió con motivo de su último aniversario de vida y Canache dio muestras de una memoria portentosa y en un determinado momento de su discurso me miró y mencionó mi nombre y me sentí desbordado por el privilegio. En esa oportunidad y luego, durante los funerales, fui recibido con inmerecido afecto.

Si asistí a los funerales de Román Chalbaud, mi amigo de largos años de fascinante vida cinematográfica, antes de abrazarse feroz y voluntariamente al chavismo ¿por qué no puedo unirme a los socialdemócratas venerados y decididos amigos y seguidores de Carlos Canache Mata, distanciados como muchos de nosotros del autoritarismo y los desplantes dictatoriales?

Lo que ha cambiado en mí es que a mi avanzada edad me he impuesto la obligación de borrar de mis nuevas perspectivas o apreciaciones políticas, las calificaciones de adecos o copeyanos y referirme como demócratas a los militantes de los partidos políticos tradicionales, exceptuando al Partido Comunista y a los que surjan del pantano populista.

Al imponerme esta tarea es como si dedicara lo que me queda de vida a eliminar los arrecifes en las costas y permitir que el mar, al no estrellarse contra las rocas, descubra y encuentre su propia libertad.

Fotografía: LB (2013).

19/01/2024:

https://www.elnacional.com/opinion/carlos-canache-mata-5/

La palabra eficiente

 EL PAÍS, Madrid, 23/01/25.

"... Los amigos se vuelven enemigos en un momento dado"

Margott Pérez-Jiménez: 

EL 23 DE ENERO DE 1958 LO RECUERDO COMO UN CAMBIO BRUTAL

Williams Perdomo

El general Marcos Pérez Jiménez fue un dictador. Así lo reconoce sin titubeos su hija, Margott Pérez-Jiménez, que recuerda la noche del 23 de enero de 1958 como si ocurrió ayer a pesar de que solo era una niña cuando, junto a su padre, tuvo que salir de Venezuela por el fin del régimen. 

La hija de Pérez Jiménez describe esa noche como una en la que todo cambió. No sintió miedo, pero sí tuvo incertidumbre. No entendía lo que estaba pasando. Solo 24 horas antes su vida era una maravilla. “Mi mamá sí lloraba, pero porque mi papá le dijo que si él no llegaba al avión que nos fuéramos porque era que lo habían matado”, dijo en conversación con El Nacional. 

Uno de los momentos que la marcó aquella noche fue cuando al despedirse de varios militares, muchos de ellos le pedían al general Pérez Jiménez que no se fuera del país. Para su hija, eso era una demostración del respeto que le tenían. Insiste en que su padre abandonó el poder porque quiso. Además, asegura que su padre no tenía intenciones de mantenerse en el gobierno. Es enfática en afirmar que su intención era estar 10 años como presidente para cumplir su proyecto país: poner a Venezuela por encima de los países de la región en cuanto a desarrollo y economía. 

«Hay cosas que se te quedan en la memoria como sellos. Ver a hombres de bigote uniformados, llorando, diciéndole: ‘general no se vaya por favor, no se vaya’. Eso yo lo viví, lo sentí. Y me impresionó porque imagínate a una niña, que ve a un señor llorando, vestido de militar. La policía militar estaba ahí, llorando todos».

Sobre el desenlace de esa noche, no tiene dudas de que se dio por la traición. Señala que el fin del gobierno de su padre se dio por la ambición de Wolfgang Larrazábal y de Rómulo Fernández: «Yo he llegado a una conclusión en mi vida: mi papá no era político. Mi papá era un gran gestor y así a lo mejor no se puede andar por el mundo o no se podía andar. Él era un gestor que quería a Venezuela y que el país surgiera. Él decía que quería que Venezuela estuviera, como está geográficamente, a la cabeza de América en todos los sentidos».

Aquellos días en Venezuela quedaron en el recuerdo. Margot Pérez-Jiménez dice que el general murió con el anhelo de regresar a su país. Falleció en Alcobendas, España el 20 de septiembre de 2001 tras un ataque al corazón y el haber perdido la consciencia en sus últimas semanas.

Quiere también que los venezolanos recuerden un lado de su padre del que poco se habla: el del hombre familiar y comprometido con su nación: “Para el todo era su familia. Mi papá se desvivía por sus nietos. Mi padre yo lo describiría como un padre maravilloso. Mientras más pasa el tiempo y me hago más vieja, más lo entiendo”.

Sobre el presente, Margott Pérez-Jiménez señala que si su padre viera la situación actual de Venezuela «no la viviría. Se hubiera muerto. Él lo que quería era que Venezuela siguiera progresando y le dolía ver lo que se había perdido en el país y eso que no había visto lo que se está viendo ahora. Mi papá habrá sido lo que haya sido, pero quería a su país por sobre todas las cosas».

—¿Cómo recuerda la noche del 23 de enero de 1958?

—El 22 por la noche fue mi papá a hablar con mi mamá. No sabíamos qué estaba pasando. Veíamos que en la casa entraba y salía gente. Esa noche me impresionó mucho y me enseñó muchísimo en la vida. Por ejemplo, me enseñó que los amigos se vuelven enemigos en un momento dado. Yo creía que el mundo era Disney World, hasta ese 23 de enero que me di cuenta que no lo era. Él fue a hablar con mi mamá. Mi hermana y yo nos pegamos en la puerta a ver qué decían. Ahí le oímos decirle a mi mamá que él se tenía que ir a Miraflores, que él la llamaría a ella, para que cuando él o Pauli Chalbaud, jefe de la Casa Militar,  llamara, nos fuéramos a la embajada de Paraguay le dijo que de ahí la llamaba para que nos fuéramos a La Carlota. También le dijo: ‘Si yo no llego, quiere decir que me han matado en Miraflores, entonces coges a doña Angelina y a las niñas y sal de Venezuela’. Justo mi hermana y yo pensamos que nos habíamos salvado porque mi mamá tenía una colección de piedras duras, muy bonitas, y a nosotras se nos ocurrió nada más que poner una sábana en el suelo y tirar todas las piedras duras en la sabana, que se volvieron añicos. Entonces mi hermana y yo decíamos ‘que caiga el gobierno porque si el gobierno no cae, mi mamá nos mata’ (risas).

—¿Cómo describiría ese día?

—Como si el mundo está cambiando y tú no sabes por qué no entiendes nada. Lo que era una maravilla hacia 24 horas, se convertía en una cosa negativa. Eso para un niño no es fácil en su cabeza. Lo recuerdo como un cambio brutal.

—¿Cómo fue la salida de Venezuela?

—Ese día nos acostaron en la casa y como a la media hora de estar acostadas nos levantaron y salimos para la embajada de Paraguay. Llegamos y la esposa del embajador nos acostó a los niños en unas camas que tenían. Como a los 10 minutos o media hora nos levantaron. Me acuerdo en La Carlota estando mi mamá, mi abuela y nosotros en un Cadillac y mi mamá viendo la hora y llorando, hasta un momento que le dijo mi abuela: ‘Flor, tenemos que salir del carro’ y mi mamá iba a salir y de repente, no sé si fue el chofer que dijo ‘ahí vienen unas luces’ y se veían a lo lejos unas luces y ahí llegó mi papá con su escolta perfectamente. Por eso me da tanta rabia cuando dicen que salió huyendo de Venezuela. Es mentira. Se bajó todo el mundo y se formó como si fuera un viaje oficial para que él saliera.

—¿Sintió miedo?

—Miedo no. Por un momento incertidumbre. Mi mamá sí lloraba, pero porque mi papá le dijo que si él no llegaba al avión que nos fuéramos porque era que lo habían matado.

—Usted ha contado que había militares que le pedían que se quedará….

—Hay cosas que se te quedan en la memoria como sellos. Por ejemplo, ver a hombres de bigote uniformados, llorando, diciéndole: “general no se vaya por favor. No se vaya”. Eso yo lo viví, lo sentí. Me impresionó porque imagínate una niña, que ve a un señor llorando, vestido de militar. La policía militar estaba ahí, llorando todos y mi papá les dijo: “Me tengo que ir”.

—¿Cree que fue un error?

—Se lo pregunté más tarde, en una Navidad. Le pregunté por qué se fue de Venezuela si esos militares estaban llorando, y me respondió que se había alzado la Escuela Militar y que para quedarse hubiera tenido que fusilar un par de cadetes y él no quería tener en su consciencia sangre y sangre joven. Por eso salió de Venezuela. Yo le dije que estábamos en desacuerdo. Yo no dejo el poder. Yo creo que no se debe dejar cuando cuando estás colocado en un sitio y sobre todo mi papá que no quería perpetuarse en el poder. Él siempre lo dijo: él quería 10 años para hacer una Venezuela sólida y entregarla teniendo unas bases muy fuertes.

—Para nadie es un secreto que la economía de Venezuela en esa época creció y la mejor infraestructura del país se hizo durante ese gobierno, ¿por qué cree usted que cayó Pérez Jiménez?

—No sé mucho qué pasaba en el gobierno. Era una niña. Después después viendo las cosas y todo. Yo he llegado a una conclusión en mi vida, que mi papá no era político. Mi papá era un gran gestor y así a lo mejor no se puede andar por el mundo o no se podía andar. Él era un gestor que quería a Venezuela. Era un gran gestor que adoraba a su país.

—Pero hubo traición….

—De Wolfgang Larrazábal, de Rómulo Fernández, y de todos esos militaruchos, que vieron que Pérez Jiménez había llegado a donde había llegado, porque mi papá viene de lo más bajo. Eso yo lo admiro de él: nunca se le olvidó de dónde venía. Esos militaruchos que no surgieron porque no tenían la capacidad de surgir, eran unos mandados, pero ni siquiera fueron unos buenos mandados, se rebelaron contra eso. O sea, fue alguien que dijo “yo puedo más que este, yo me rebelo y a este hay que sacarlo”. Yo creo que fue basado en eso. Yo no sé si se unirían con los que estaban fuera, con los adecos y con la gente que estaba en el exilio, pero mi papá nunca habló de eso. Después ya de grande viendo y acordándome de Larrazábal y de Rómulo Fernández, cómo era. Era un pobre acomplejado. Estos, que yo llamo militaruchos que lo rodeaban, entre ellos estaba la semilla. Eso fue. Dijeron: “quitamos a Pérez Jiménez y nosotros llevamos el país como lo lleva este hombre”. Pero no lo hicieron igual que él.

—¿Cree que sea reconocido el rol de su padre en la historia de Venezuela?

—Yo creo que todavía no. Llegará, yo siempre digo, a lo mejor yo no lo veo ni mis hijos, pero a lo mejor dentro de 100 años. La historia tiene la manía de depurarse porque es así. Al principio la escriben los que ganan, los que tienen más. Pero la historia tiene la manía de depurarse y yo creo que pasados los años se reivindicará. Pero, ¿sabes lo que te da satisfacción? A mí por lo menos me da una grandísima satisfacción que yo sé la verdad verdadera. El otro día me preguntaron “¿y a ti no te molesta que le digan dictador?”. Yo digo: ¿a mí? Ni me molesta que digan que es un asesino, ni me molesta que digan que es un ladrón, es que verdaderamente me pasa por encima porque yo sé lo que era. Como yo sé lo que soy yo sé lo que era mi padre. A mi papá lo han calificado de todo, menos de maricón, de todo. A mí es que da igual, nunca me he sentido cohibida y te digo que tengo amigos que son de izquierda, me acuerdo un día en una discusión me dicen “pero tú…” y les digo “pero cómo voy a ser si tengo la sangre de un dictador por las venas, ¿qué quieres que sea? Yo soy como soy”.

—¿Es posible que alguien de la dinastía Pérez-Jiménez se involucre en la política?

—No creo. Son seres que se han criado fuera de Venezuela. Para ellos es un país del que saben lo que nosotros le hemos contado. Pero eso hay que llevarlo en la sangre. Lo que hizo mi papá tiene que llevarse en la sangre.

—¿Cómo viviría su padre la situación actual del país?

—No la viviría. Se hubiera muerto. Él lo que quería era que Venezuela siguiera progresando y le dolía ver lo que se había perdido en el país y eso que no había visto lo que se está viendo ahora. Mi papá habrá sido lo que haya sido, pero quería a su país por sobre todas las cosas.

—¿Cree que el país puede conquistar la libertad en la situación actual?

—Yo creo que sí. Pero siempre cuando me preguntan yo digo: le hace falta otro Pérez Jiménez. Le hace falta una mano dura, un hombre que quiera al país. Un hombre que construya las bases para que Venezuela surja y un hombre que limpie todo. Si Venezuela quiere llegar a ser lo que fue con Pérez Jiménez, tiene que buscarse otro Pérez Jiménez.

—¿Su padre fue un dictador?

—Yo creo que sí. Todo se hizo como él quería. Me da risa cuando algunos decían “hacíamos”. No. Ellos hacían lo que les decía mi papá. Mi papá tenía su proyecto mentalmente y era el que quería desarrollar en 10 años. No más porque él decía que eso no era vida y tenía razón.

Fotografía: Fundación Empresas Polar.

 23/01/2025:

https://www.elnacional.com/venezuela/margott-perez-jimenez-el-23-de-enero-de-1958-lo-recuerdo-como-un-cambio-brutal/#google_vignette

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