DE LA RECUPERACIÓN DE LA MIRADA
Luis Barragán
Pocas son las
librerías que quedan en el país y, no precisamente, gracias a una
extraordinaria y libérrima revolución digital de la lectura que las haga prescindibles.
Y ocurre algo parecido con los locales
comerciales relacionados con las artes plásticas y afines, bajo la supuesta
satisfacción de todos los gustos estéticos gracias a las distintas aplicaciones
informáticas.
Las galerías privadas
también resultan escasas y los nuevos talentos cuentan con menores
oportunidades para exponer ante el gran público, potenciales compradores, y, fundamentalmente, los
críticos. La sola adhesión política abre las puertas de los museos oficiales
que raras veces renuevan sus exhibiciones, imposibilitados como nunca antes de
adquirir alguna novedad. No obstante, hubo otra rama del legítimo comercio que
supo de un excelente mercado, como las marqueterías de un destino semejante a
las floristerías y su precursor delivery,
ya reducidas a quioscos muy modestos.
La colocación
magistral de los marcos fue el mejor pretexto para negociar también con piezas
originales y, por lo general, imitaciones que gozaron de gran demanda, contando
con vitrinas de gran atracción. Sobre todo, después de la inicial bonanza petrolera
de los setenta del veinte, las clases medias sellaron su ascenso llenando de
arte sus hogares, y, aunque comprasen las obras en otros lugares, en las calles de la ciudad o en las más distantes
localidades rurales, los marqueteros de confianza fungían de asesores que
frecuentemente daban con falsificaciones.
Recordamos
cerca de casa a dos, una de ellas, ya establecida al iniciar la escuela
numerosas décadas atrás que repentinamente cerró tres o cinco años ha, cuya
vitrina era cambiada con cierta regularidad deslumbrándonos al pasar en el
transporte, o a pie por el frente; la otra, con unos veinte años
a cuestas, calculamos, tiene ahora por especialidad la venta de vidrio y objetos decorativos. Ambas, ganaron sus puertas de acero luego del
Caracazo, perdiendo lógicamente vistosidad el aparador que otrora destacaba por
las noches.
Por muy trillada que sea la referencia, el vistazo es obligatorio cuando nos encontramos con un local de arte que contrasta inmediatamente con los tediosos entornos y la previsible arquitectura interior de motivos serializados, en un centro comercial, por ejemplo. Una cierta bocanada de oxígeno que rompe con el hastío nos asiste, recuperando la mirada.
Gráficas: LB, Centro Plaza (Caracas, julio de 2024).
14/05/2025:
https://guayoyoenletras.net/2025/05/14/de-la-recuperacion-de-la-mirada/


No hay comentarios.:
Publicar un comentario