El discurso, la acción y la emoción de una convincente
naturaleza política, inmediatamente nos impone de una complejidad y
trascendencia que se resiste a la burda simplificación y transitoriedad
aspirada por todo régimen (algo más que) autoritario. La metáfora industrial
podría reencaminarnos a la noción quizá técnica de un proceso productivo que
organiza, distribuye y mejora las instituciones, y también a una ampliación que
convierta los principios, valores y bienes políticos en un creciente y vital
compromiso ciudadano, traducido en procesos democráticos de elaboración y
desarrollo institucional, legitimación y estabilidad cívica, representatividad
y participación, preparación y destreza de un liderazgo generador de confianza,
profesionalización y rigor del servicio público, etc.
Huelga comentar las circunstancias, razones y
condiciones que nos trajeron a un siglo XXI que se antojó muy antes promisor,
bastando solamente con reiterar la necesidad de una urgente reindustrialización
cívica, política, ciudadana, o, mejor social y partidista que concrete y
especifique, le dé sentido y programación, espacio y discusión, a nuestras
metas, propósitos y aspiraciones. Por supuestísimo que debemos partir del
reconocimiento de un destino inevitablemente compartido, porque la salvación no
es individual o infaliblemente individual, quedándose o marchándose del país,
ni la narrativa salvacionista, mesiánica o prosopopéyica el mejor expediente
para sobrevivir en un planeta de realidades y peligros atenazantes e
inminentes.
Fuera de esta rápida digresión en torno a una
geopolítica de los riesgos que se agigantan, consabidos todos los que se
concentran domésticamente como un desafío de la barbarie, la más elemental idea
de contar nuevamente con partidos vigorosos, reglados, limpios, transparentes y
de múltiples matices internos, con vocerías calificadas, como alguna vez los
ostentamos, nos conduce a otra equivalente para la sociedad civil organizada.
Demasiadas veces se ha dicho que ojalá los
políticos fueran paralíticos, según el estribillo de una antigua y célebre
canción, pero – acabados y estigmatizados aquellos más viejos – pasan o dicen
pasar ilesos los muy temidos que hoy conforman el poder establecido, y, lo
peor, antes como ahora, ni siquiera se sienten los pasos de una dirigencia
social con vicios antidemocráticos arraigados, salvo honrosos casos.
Hay una cultura autoritaria de hondo calado que no debemos
negar, como un terco legado positivista, curiosamente fortalecido en la presente
centuria en nombre del socialismo. Y, a esta paradoja, se suma otra: por
ejemplo, con independencia de las posturas asumidas por la entidad, la
directiva de Fedecámaras la renuevan cada dos años con la opinión manifiesta de
sus miembros, mientras que la Federación de Asociaciones de Profesores de
Venezuela (FAPUV), tiene ya veinte años a cuestas sin celebrar elecciones tal
como lo han hechos varias asociaciones afiliadas; valga añadir una ironía
adicional, pues, argumentada la inexistencia de condiciones para realizar
nacionalmente sus comicios y encontrar el rumbo desu propia transición democrática, por dos
décadas no han sufragado los agremiados de modo que, presumimos, viven a plenitud la democracia y consideran un
defecto que la oposición haya implementado sendas primarias para seleccionar a
sus abanderados presidenciales.
En términos de J. G. A. Pocock, esta situación refleja
la erosión de la virtud cívica y la debilidad del republicanismo entendido como
la vigilancia activa sobre las instituciones: la reindustrialización política
exigiría, pues, recuperar la responsabilidad compartida del liderazgo, la representación
y la participación. El caso venezolano revela una cultura autoritaria
persistente, heredada y reactivada bajo la discursividad socialista, bloqueando
la renovación institucional y la imaginación cívica que le es tan
indispensable.
Imágenes: Intervención de las obras de Juan Lovera sobre el 19 de abril de 1810 y 5 de julio de 1911 (LB/IA).
Buena
parte de nuestra niñez y un poco de la juventud, acusó recibo del impacto
generado por la guerra y el desmedido sufrimiento de los vietnamitas a manos de
un ejército extraordinariamente superior como el de Estados Unidos. A la
sistemática versión periodística de aquella etapa, y las correspondientes
movilizaciones políticas provocadas en países aún muy distantes, como el
nuestro, se sumó la narrativa fundamentalmente cinematográfica posterior que
redondeó una interpretación demasiado maniquea de los hechos, ocultando
realidades que ya no parecen caber en la opinión pública.
Recordamos
aquella lejana vez que leímos uno de los libros iniciales de Aníbal Romero,
sorprendiéndonos con el acertado argumento de la decisiva victoria política
vietnamita en la opinión estadounidense que jamás fue militar en territorio
asiático. Clausewitziano, en adelante Romero nos dio otro enfoque en relación a
los conflictos armados de gran calibre en marcha.
Saldo
histórico, poco o nada se habló o habla de las ejecutorias del gobierno
comunista de Vietnam, como la supresión de las libertades públicas, las
ejecuciones y purgas políticas, las casas de reeducación, la represión de las
minorías étnicas y religiosas, o la huida masiva de un significativo porcentaje
de la población. Paradójicamente, a
grandes rasgos, hoy Vietnam sobrevive con la liberalización económica muy bien
administrada por los comunistas que son los de siempre.
La
guerra de Gaza parece exclusivamente depender de la vasta campaña discursiva de
Hámas con una monumental victimización de la población civil que elude la
responsabilidad del grupo terrorista en el problema. Y no sólo porque lo
provocó definitivamente en octubre de 2023, sino porque sabía de antemano las
consecuencias de sus acciones, siendo bastante improbable que tuviese éxito y,
de haberlo obtenido, peor hubiesen sido las consecuencias para los israelíes,
mayores las dislocaciones en el sistema y ámbito de las relaciones
internacionales, por no aludir específicamente a la región y el desequilibrio
de poderes en el mundo islámica, según lo modestamente indagado.
No
cabe duda, ahora existe una inocultable tragedia humanitaria en Gaza, aunque
creemos que hubiese sido infinitamente más grave en territorio israelí de haber
triunfado Hamás por aquél octubre de 2023. Es necesario remediarla con sobrada
urgencia, reordenar el problema mesoriental, lograr la paz inmediata o, al
menos,perfeccionar los mecanismos de
advertencia a los civiles en el curso de los eventos bélicos, pero – al menos –
reconozcamos que los gazatíes son rehenes del Hámas barredor de toda disidencia
y oposición.
”Oriente Próximo es una región en la que los mensajes se lanzan de manera explosiva. Hace varios años, en la ciudad de Gaza, cuando los radicales querían informar a la comunidad laica de que el alcohol no era permisible, quemaron el Hotel Windmill, donde se podía beber. Mensaje captado. Ahora es casi imposible comprar una cerveza en toda Gaza”
David
Remnick
(“Reportero.
Los mejores artículos del director del New Yorker”, Debate, Barcelona, 2015: 395)
Ilustración: Tomada de las redes ("Artysty nie znalazłem").
- Graciela Schael Martínez. “En El Guaire se bañaban
grupos nudistas”. El Universal, Caracas, 31/07/1983. Estampas.
- Aníbal R. Martínez y los 60 años de la primera Ley
de Hidrocarburos. El Nacional, Caracas, 22/06/80.
- Enrique Ochoa Antich. “El 18 de octubre, ¿golpe
democrático?”. El Nacional, 22/10/79.
Rodolfo Quintero. “Marxismo y antimarxismo” (China).
El Nacional, 04/01/85.
- José M. Serna. “Ciudadanía y pacto fiscal” (IVA).
Economía Hoy, Caracas, 28/09/89.
Reproducción: Jesús Olivo Monteverde, secretario de
Organización, y Nerio Nery Mago muestran los archivos del Frente Democrático
Nacional (FDN), según Carlos Flores para un reportaje de Luis Eloy Gámez sobre
el partido. Elite, Caracas, N° 2208 del 20/01/68.
EL RETROCESO DE LA SOCIEDAD CIVIL ORGANIZADA: FAPUV
Luis Barragán
Desde hace muchísimos años atrás, las grandes
centrales obreras, las universidades y los colegios profesionales, no han
podido renovar sus autoridades gracias a sendas decisiones de la más alta
instancia judicial; y, otro dato, el comunalismo ha impedido la actualización
de las asociaciones vecinales que, en una buena proporción, ya había perdido el
hábito de celebrar sus elecciones regularmente. No obstante, arrojando
importantes lecciones de habilidad, de civismo y de coraje, la Universidad
Central de Venezuela realizó sus comicios rectorales y profesorales, al igual
que lo hizo la asociación profesoral de la Universidad Simón Bolívar que ha
planteado desde hace cuatro años el reemplazo de las autoridades hoy interventoras,
por otras producto del sufragio.
Dentro y fuera del ámbito parlamentario, por más de
una década, nos ha sensibilizado, preocupado y ocupado el problema de la
educación superior en Venezuela, siendo infinidades las veces que planteamos la
materia desde una perspectiva del necesario oleaje democratizador, a través del
ejercicio del sufragio en todas las casas de estudios orientado a la
legitimación del liderazgo social. Nos consta que el presidente de la
Asociación de Profesores de la Universidad Simón Bolívar (APUSB), William
Anseume, reelecto en una ocasión, tuvo por empeño la directa, secreta y
universal consulta de los agremiados para la innovación de todo el cuadro
directivo, incluyéndose por voluntad propia, a pesar de la postura
anti-electoral de las autoridades rectorales y de las consabidas condiciones
imperantes en el país.
Lo acontecido en las referidas universidades, no ha ocurrido
en el resto de todo el país, quedando pendiente en la agenda, aunque lo peor es
que tampoco en la Federación de Asociaciones de Profesores Universitarios de
Venezuela (FAPUV), desde hace más de veinte años. Situación asombrosa y
bochornosa de una entidad de la sociedad civil que debe ser ejemplo real,
constante y sonante de las demandas de transparencia y democracia en nuestro
país, está en el más elemental deber de convocar y realizar sus elecciones a la
mayor brevedad posible; sobre todo, contando con dos décadas a cuestas bajo la
misma directiva, cuya presidente tiene varios años en exilio voluntario y el
gremio nacionalmente ha estado representado por personas jamás electas por sus
colegas, añadido el diálogo inconsulto que sostuvieron en Miraflores.
Lo más grave es que ese elenco de personas que se
resisten a una consulta electoral, tratando de impedirlas o postergarlas
indefinidamente, tienen la osadía de proponer nada más y nada menos que una
transición para FAPUV, exactamente con ellos: vale, decir, no realizar los
comicios a los que están estatutariamente obligados, autonombrándose para
diferirlos por otros años más. Esto, evidentemente, no es ni puede catalogarse
de democracia, sino representa un increíble e irresponsable retroceso de la
mismísima sociedad civil organizada, contraproducente y definitivamente suicida.
El testimonio de la Central de Venezuela, como la
Bolívar de Sartenejas y el Litoral, habla suficientemente de la posibilidad de
poner al día a la FAPUV, relanzándola definitivamente. Y, esto, equivale al
indispensable relanzamiento de la sociedad civil organizada en Venezuela.
PD: Al suscribir estas notas para su remisión a La
Patilla, nos sorprende un comentario publicado en las redes que corrobora el
retroceso democrático de FAPUV. En efecto, William Anseume, calificado vocero
del gremio profesoral venezolano, publicó responsable y frontalmente un texto en El Nacional que sintetiza sus
posturas en relación a FAPUV (https://www.elnacional.com/2025/09/la-escindida-federacion-de-profesores-universitarios/), y, en lugar de contra-argumentarlo, suscitando la
sana discusión que espera el país, una voz anónima de la directiva que ha
impedido la consulta democrática por añales, la misma que ha hecho diligencias
cordiales con el poder establecido, refiere cobardemente a un “fake” de la
escisión (https://x.com/FAPUV/status/1972064787409633338?t=q7AGYUAyEyUPVP1uhNBseQ&s=08), corroborando así el retroceso institucional del que
dejan expreso testimonio.
Cosas que se ven, Sancho: digamos que hace falta
talento para la ironía. Y, cuando no se tiene, la morisqueta se impone.
Fotografía: LB,
paisaje de la USB (Sartenejas, 23/05/23). Captura de pantalla: Tuit en cuestión.
Por última vez, después de una insistencia machacona, nos
habla Lc de la riqueza. Yo también tengo claro que en materia de riqueza no
haremos caso ni aunque resucite un muerto. La parábola va dirigida a los
fariseos. Acaba de decir el evangelista: “Oyeron esto (no podéis servir a dos
amos) los fariseos, que son amigos del dinero, y se burlaban de él”. Jesús
apoyándose en las creencias que ellos aceptaban, quiere hacerles ver que, si de
verdad creyeran lo que predican, no estarían tan pegados a las riquezas.
Esta parábola es clave para entender algo de lo mucho que
nos dice el evangelio sobre las riquezas. No se puede hablar de ellas en
abstracto y la parábola nos obliga a pisar tierra. El rico no tiene en cuenta
al pobre y sin esa toma de conciencia nada tiene sentido. Lo único negativo del
relato es que, mal interpretada, nos ha permitido utilizarla como opio para el
pobre. Aguanta un poco, hombre, que aunque te parezca que el rico disfruta,
espera al más allá y le verás freírse en el infierno, mientras tú encontrarás
la dicha más completa.
Esta parábola nos dice lo mismo que (Mt 25,34-46) “Porque
tuve hambre y no me disteis de comer, tuve sed y no me disteis de beber...” Las
dos hay que entenderlas dentro de una visión mitológica del más allá: premio y
el castigo más allá, como solución de las injusticias del más acá. Utilizar
estos textos para seguir hablando de un premio para los pobres y un castigo
para los ricos en el más allá, no tiene sentido alguno; a no ser que se busque
la resignación de los pobres para que no se revelen contra la injusticia y
poder así seguir disfrutando los ricos de sus privilegios.
Para comprender por qué el rico, que comía y vestía de lo
suyo, es lanzado al “hades”, debemos explicar el concepto de rico y pobre en la
Biblia. Para nosotros “rico” y “pobre” son conceptos que hacen referencia a una
situación social. Rico es el que tiene más de lo necesario para vivir y puede
acumular bienes. Pobre es el que no tiene lo necesario para vivir y pasa
necesidades vitales. En el AT la perspectiva es siempre religiosa. Fueron los
profetas, sobre todo Amós, los que levantaron la liebre y denunciaron la maldad
de la riqueza. Su razonamiento es simple: la riqueza se amasa siempre a costa
del pobre.
Pobres, en el AT, sobre todo a partir del destierro, eran
aquellos que no tenían otro valedor que Dios. Se trataba de los desheredados de
este mundo, que no tenía nada en qué apoyar su existencia; no tenían a nadie en
quien confiar, pero seguían confiando en Dios. Esta confianza era lo que les
hacía agradables a Dios, que no les podía fallar (Lázaro, -´el´azar en hebreo-
significa Dios ayuda). No existe en el AT concepto puramente sociológico de
rico y pobre, porque nada se podía desligar del aspecto religioso.
Ahora comprenderéis por qué el evangelio da por supuesto
que las riquezas son malas sin más matizaciones. No se dice que fueran
adquiridas injustamente ni que el rico hiciera mal uso de ellas, simplemente
las utilizaba a su antojo. Si Lázaro no hubiera estado a la puerta, no habría
nada que objetar. Pero es precisamente el pobre, el que con su sola presencia,
llena de maldad el lujo y los banquetes del rico. Tampoco Lázaro se propone
como ejemplo moral de pobre, sino como contrapunto a la opulencia del rico.
Para comprender que no es fácil descubrir el verdadero
sentido del evangelio, basta ver el comportamiento de Jesús. Sin duda ninguna,
Jesús manifiesta una predilección por todos los que necesitaban liberación,
entre ellos los pobres; pero también admitió la visita de Nicodemo, era amigo
de Lázaro, aceptó la invitación de Mateo, acogió con simpatía a Zaqueo, fue a
comer a casa de un fariseo rico, etc. No es fácil descubrir las motivaciones
profundas de la manera de actuar de Jesús. Jesús descubrió que la riqueza
acumulada y no compartida, impide entrar en el Reino de los cielos; así lo
predicó sin contemplaciones. Pero su actitud no fue excluyente, sino abierta y
de acogida para con los ricos.
El mensaje del evangelio no pretende solucionar un
problema social sino denunciar una falsa actitud religiosa. Una correcta
actitud religiosa solucionaría la injusticia social. El evangelio está a años
luz del capitalismo, pero también del comunismo. Jesús predica el “Reino de
Dios”, que consiste en hacer de todos los hombres una comunidad de hermanos. La
diferencia es sutil, pero sustancial. El comunismo reparte los bienes, pero
mantiene al pobre en su pobreza para seguir justificándose. Jesús propone
compartir como fruto del amor que nos une. La consecuencia sería la misma, que
los ricos dejarían de acaparar y los pobres dejarían de serlo, pero el camino
recorrido humanizaría tanto al rico como al pobre.
Seguramente que el rico de hoy hacía favores e invitaría
a comer a sus hermanos y a los amigos ricos como él. Esa actitud no garantiza
humanidad alguna. Elamor cristiano solo está garantizado cuando hago algo por
aquel que no va a poder pagármelo de ninguna manera. El amor que pide Jesús
nunca se puede desligar de la compasión. Amor sin compasión es interés. Un niño
no tiene compasión por su madre, por eso lo que siente por ella no es “amor”
sino interés radical, porque en ello le va la vida. La inmensa mayoría de las
relaciones que calificamos como amor, no superan el listón del interés egoísta.
Ahora podemos entender por qué refugiarse en la
incapacidad de cada uno para solucionar el hambre del mundo no puede ser excusa
para no hacer nada. Vuelvo a recordarlo, la denuncia no es de un problema
social, sino religioso. Nuestra pasividad está demostrando que la religión no
es más que una tapadera que intenta sumar alguna seguridad espiritual a las
seguridades materiales que nos tranquilizan. Jesús no te está pidiendo que
soluciones el hambre del mundo, sino que salgas de tu error al confiar en la
riqueza como salvación. No se te pide que salves el mundo, sino que te salves
tú. Ahora bien, si los ricos dejásemos de acaparar bienes, inmediatamente
llegarían a los pobres.
Me daría por satisfecho si todos nosotros saliéramos de
aquí convencidos de que la pobreza no es un problema que alguien tiene que
solucionar, sino un escándalo en el que todos participamos y del que tenemos
la obligación de salir. No es suficiente que aceptemos teóricamente el
planteamiento y nos dediquemos a criticar las injusticias que se están
cometiendo hoy en el mundo. Es lo que hacemos todos. Se trata de descubrir que
aunque yo esté dentro de la más estricta legalidad cuando acumulo bienes
materiales, eso no garantiza que mi relación con los hombres, y por lo tanto
con Dios, sea la correcta.
No basta con que los ricos sean despojados de su riqueza,
porque los ahora pobres ocuparían inmediatamente su lugar. Eso ha pasado en
todas las revoluciones sociales. La única solución es la que propone Jesús y
pasa por superar todo egoísmo para hacer un mundo de hermanos. Es verdad que
los ricos no se consideran hermanos de los pobres, pero no es menos cierto que
los pobres tampoco se consideran hermanos de los ricos. El evangelio va mucho
más allá de la solución de unas desigualdades sociales, pero también esas
injusticias quedarían superadas con un verdadero amor-compasión.
No podemos desarrollar nuestra religiosidad sin contar
con el pobre. Nuestra religión, olvidando el evangelio, ha desarrollado un
individualismo absoluto. Lo que cada uno debe procurar es una relación
intachable con Dios. La moral católica está encaminada a perfeccionar esta
relación. Pecado es ofender a Dios y punto. El evangelio nos dice algo muy
distinto. El único pecado que existe es olvidarse del hombre que me necesita.
Mi grado de acercamiento a Dios es el grado de acercamiento al otro. Todo lo
demás es idolatría.
Meditación-contemplación
“Tienen a Moisés y a los profetas, que los escuchen”.
No hay peor sordo que el que no quiere oír.
Los que han tenido una experiencia de humanidad, nos lo
advierten;
Pero solo escuchamos las sirenas del hedonismo.
......................
Intenta ir un poco más allá de los instintos.
Satisfacer las necesidades biológicas no es malo, pero es
insuficiente.
Solo las exigencias de tu verdadero ser te llevarán a la
plenitud.
No debes renunciar a nada sino elegir lo mejor para ti,
aquí y ahora.
..............
Abandona la perspectiva de un premio o de un castigo.
Dios te está dando siempre una posibilidad de plenitud.
No desarrollar esa potencialidad, es la verdadera
condenación.
El de la política ha de ser el ámbito natural de toda
duda razonable, sobre todo, bajo los regímenes (algo más que) autoritarios que
dificultan y persiguen el libre debate de sus oponentes, incluyendo a los partidarios
por muy reiterado que fuese el testimonio de sus lealtades. Ganar la confianza
de los más escépticos, sugiere la adecuada percepción, comprensión y
reconocimiento de sus inquietudes, vicisitudes y planteamientos, frente al
poder establecido que los desea definitivamente resignados, aplacados y
avergonzados luego de dos décadas y media del más intenso y cruel populismo.
El silenciamiento y la aparente docilidad de las
grandes mayorías, no se debe solamente al uso de la fuerza, sino a una
sistemática manipulación y confusión de prefabricadas certezas que tienden a
exaltar los ánimos, a jugar infinitamente con las emociones y, degradándola al
perder su naturaleza democrática, a trastocar la política en un territorio de
la insensatez, de lo circense, de lo radicalmente efímero. Por supuesto,
aplacamiento y docilidad encaminados a la generación de una triple culpa: ante
el gobierno erigido como un insólito tuerto en el país de los ciegos, la dirección
opositora disponible empeñada en un constante e inconsulto lanzamiento de
dados, y el propio entorno personal que convierte la resiliencia en una burda
adaptación.
El cuestionamiento de las definiciones, tácticas y
estrategias políticas, con un sentido crítico – diría, por ahora – arendtiano, en cualesquiera aceras políticas
e ideológicas, no debe alamar a nadie y, más aún, cuando se trata de las pocas
oportunidades abiertas para la oposición, la necesidad de atajar aquellas
decisiones impulsivas y repentinas, como la de sortear los riesgos y peligros
de esta hora. Un sano escepticismo, nunca será igual al pesimismo, la cobardía,
la inseguridad, o la indecisión, porque el miedo tiene otros y mejores
disfraces, se trata de reforzar la confianza de la dirigencia en sí misma y de
informarla cabalmente, en la búsqueda de un optimismo comprometido y creador.
El escepticismo es el terreno fértil para todo
estratega político capaz de analizar a fondo las circunstancias y de prever otras,
testeando una realidad frecuentemente engañosa, calibrandoel menor gesto de los adversarios, fundado en
las mayores evidencias posibles y, además, posibilitando otros escenarios para
una definitiva resolución del problema. No faltaba más, terreno indispensable
para las direcciones colegiadas, pues, cómo entender la existencia misma de la
política con un decisor que no consulta, dialoga, discute, habla, con el otro y
los otros.
En un contexto inundado por las narrativas emocionales,
importa el regreso masivo a la razón y, particularmente, el de los cuadros
políticos tentados por el calculado lenguaje del poder – acotemos –
estigmatizador. Lenguaje de azares, de aparentes espontaneidades y futilidades,
merecedor del activo escepticismo ciudadano que lo sabe expansivo y
contaminante. O, ¿habrá que telefonear a Mandrake para conjurarlo?
Fotografías:
LB, Universidad Simón Bolívar (Sartenejas, 23/05/23).
Se estima que, para hoy, lunes, aumente la
concurrencia de los escolares a las aulas y el tránsito vehicular recupere sus
tradiciones. Sobre todo, al tratarse de las motocicletas y las transportación
de toda la prole para un conductor engreído y audaz.
Por razones de más de obvias, el debate sobre el aula
en Venezuela ha amainado considerablemente y, por estos días, se dijo de una
decisión ministerial que elimina las tareas de los muchachos para la casa.
Desconocemos las razones pedagógicas que, es de presumir, fundan tal medida,
aunque – inevitable – levanta no pocas suspicacias. No obstante, deseamos
detenernos en una circunstancia: la matrícula de las escuelas privadas frente a
la de los colegios públicos.
En efecto, tenemos la impresión de una mayor
asistencia estudiantil y magisterial a las instituciones educativas pagas,
porque se les ha visto regularmente transitando las calles, contrastadas las
muchachas por la falda y el pantalón, a unos más que a otros. Es nuestra la
impresión de una creciente preocupación de padres y representantes por la
calidad educativa que, por lo menos, incurriendo en grandes sacrificios, los
llevan al pago de las mensualidades, en reclamo de las clases diarias.
No sabemos de cifras oficiales en la materia, aunque a
pepa de ojo apreciamos una evidente
desigualdad social de preocupantes proyecciones, pues, las instituciones
públicas de enseñanza no gozan de los antiguos recursos, estabilidad y calidad
laboral que, por diferentes etapas del siglo XX, fue superior a las privadas.
Y, que sepamos, la sola idea de la inteligencia artificial, no constituye la
solución.
“Mi padre solía citar (mal) a Shakespeare, pero
nunca lo vi leer un Libro (…) Ellos y yo éramos
tan viejos que podíamos recordar la época en que no ir a la universidad no era
tan decisivo económicamente. Aún podías servir para algo. Por aquel entonces le
dije a mi padre que quizá yo no quisiera ser un químico como Bernie, mi hermano
mayor. Podía ahorrarle una tonelada de dinero si trabajaba en un periódico”
Finalmente, el boicot a la vuelta ciclística de España
se convirtió en el campeón de la justa: la presencia del equipo Israel Premier
Tech, fue el mejor de los pretextos posibles para propagandizar hasta el hastío
la causa palestina. Y el propio gobierno en Madrid que invirtió y promovió la
competencia, respaldó la protesta que culminó con una veintena de policías
heridos y dos manifestantes detenidos.
Hámas demuestra, así, un alcance sorprendente al propulsar
decidida y globalmente el rechazo de lo que ocurre en Gaza que, por supuesto,
solivianta los espíritus y nos llena aún más de rabia, porque nada se habla de
las razones, de las causas, de los móviles del terrorismo con centenares de
kilómetros de un mismo túnel del más vergonzoso y cobarde engaño a los gazatíes.
No importa la verdad de lo que acontece
en la Franja, porque lo fundamental es el respaldo a ciegas de la causa; no
importa que el fundamentalismo islámico acarreé el más violento desconocimiento
de los derechos humanos, sino hacer hasta de las más abnegadas feministas y
locuaces voceros de la comunidad del LGTBQ+, toda una vanguardia emocional para
la liquidación de Israel a cualquier precio.
¿Tratamos de protestas gratuitas, espontáneas e inocentes?,
¿quiénes las operan localmente?, ¿por qué más del 80% de los encuestados
asegura que hay un genocidio en la Franja de acuerdo a los datos reseñados por
el Instituto Real Elcano? Cebada una de las más vastas campañas de Gaza contra
las vistosas jornadas en España, como antes en Italia y Francia, es de suponer
muy altos los costos logísticos de movilización y protesta, aunque también bajos
al considerar el elevadísimo impacto mediático en el planeta.
Siendo muchos los problemas domésticos españoles y,
minimizada como un pique fanguero, hemos asistido a una extraordinaria y
oportuna maniobra de distracción con la defensa de Palestina, por cierto, a
espaldas de un sensato debate nacional en torno a sus verdades y mentiras. Y ha
sido valiente Isabel Díaz Ayuso al
tratar de impedir que ondeé la bandera palestina en 89 instituciones escolares
para partidizarlas en la ciudad capital, alojando en las aulas los propósitos terroristas,
y haciendo de ellas la caja de resonancia de una realidad que va más allá de
las fantasías que agita una izquierda inaudita e irresponsable que no merecen
los más de sesenta mil injustamente muertos en Gaza.
Hámas parece conquistar definitivamente la impunidad
de todas sus intenciones y procederes al afanarse por ganar la guerra que declaró
e inició, en la opinión pública internacional antes que en el mismísimo teatro
de operaciones. Lo acaecido en España demuestra cuán lejos puede llegar la mentira,
más allá de la triste anécdota.
Fotografías: LB, av. Páez, El Paraíso (CCS, 21/09/25).
‒ Voy a contaros una historia. Un partido político
tenía un administrador que aprovechaba las donaciones para aumentar su cuenta
personal en Suiza. Enterado de que sospechaban de su gestión, se dijo: “Me van
a echar del partido, incluso es posible que me denuncien. En la oposición no me
darán trabajo, los bancos tampoco. ¿Qué puedo hacer? Iré anotando en una
libreta todos los datos que puedan inculpar a los jefes del partido, amenazaré
con publicarlos en la prensa, y ante el miedo de que se conozcan me dejarán
tranquilo. Luego me iré a una isla del Caribe a disfrutar el resto de mi vida.
Se les quedó mirando y les preguntó.
‒ ¿Qué os parece ese administrador?
‒ Que es un…
Pedro se cortó a tiempo, pero era claro lo que seguía.
‒ Depende del partido al que robase ‒ comentó irónico
Bartolomé.
‒ Eso lo hacen casi todos ‒ opinó Tomás.
‒ ¿Alguien está a favor del administrador?
Ninguno parecía de acuerdo y Jesús continuó.
‒ Voy a contaros ahora otra historia, pero esta vez de
un terrateniente. Un hombre rico tenía un administrador, y le llegó la denuncia
de que derrochaba sus bienes. Entonces lo llamó y le dijo: "¿Qué es eso
que me cuentan de ti? Entrégame el balance de tu gestión, porque quedas
despedido." El administrador se puso a echar sus cálculos: "¿Qué voy
a hacer ahora que mi amo me quita el empleo? Para cavar no tengo fuerzas;
mendigar me da vergüenza. Ya sé lo que voy a hacer para que, cuando me echen de
la administración, encuentre quien me reciba en su casa." Fue llamando uno
a uno a los deudores de su amo y dijo al primero: "¿Cuánto debes a mi
amo?" Éste respondió: "Cien barriles de aceite." Él le dijo:
"Aquí está tu recibo; aprisa, siéntate y escribe cincuenta. Luego dijo a
otro: "Y tú, ¿cuánto debes?" Él contestó: "Cien fanegas de
trigo." Le dijo: "Aquí está tu recibo, escribe ochenta."
Jesús hizo una pausa y les preguntó:
‒ ¿Sabéis cuál fue la reacción del terrateniente?
‒ Lo denunció para que lo metieran en la cárcel. Los
ricos son unos…
‒ Te equivocas, Felipe. Alabó lo astuto que había
sido.
Felipe lo miró incrédulo.
‒ ¿Y a ti te parece bien?
‒ Me parece estupendamente. Es un ejemplo para todos.
Pedro se rascó la cabeza y comentó escéptico.
‒ ¿Quieres que nos dediquemos a robar?
‒ Quiero que os dediquéis a utilizar el dinero con
astucia. ¿Por qué hizo el administrador esas trampas? ¿Qué pretendía?
‒ Encontrar trabajo cuando lo echaran ‒ sugirió Sara.
‒ Algo parecido ‒ respondió Jesús‒. Cuando os conté la
historia usé una expresión distinta: lo que quiere es que alguien me reciba en
su casa. ¿Os dais cuenta de por dónde voy?
‒ No.
Jesús suspiró hondo. No acababa de acostumbrarse a la
poca inteligencia de sus discípulos.
‒ Vosotros sois como el administrador. Más pronto o
más tarde, tendréis que dar cuenta de cómo habéis administrado el dinero.
‒ El dinero, no. Nuestro dinero ‒ se atrevió a
corregir Leví.
‒ Vuestro dinero, no. El dinero de Dios. Todo lo que
tenemos es de Dios, y nos lo confía para que lo administremos. Podemos
derrocharlo alegremente, y nos pedirá cuentas por ello. Y podemos darlo a
otros, como el administrador del terrateniente, y nos ganaremos amigos que nos
paguen un viaje al Caribe.
‒ El Caribe es el cielo, ¿verdad? ‒ bromeó María.
‒ Efectivamente. Y para pagar ese viaje no se puede
ahorrar. Al contrario, hay que gastarse el dinero entregándolo al que lo
necesita.
‒ Yo prefiero pagarme el viaje por mi cuenta.
‒ Imposible. Son otros los que tienen que pagar por
ti.
‒ Lo que yo no entiendo ‒cortó Felipe‒ es eso de que
el dinero no es mío. La panadería le costó a mi padre muchos años de trabajo y
sacrificio.
‒ La panadería de tu padre, la furgoneta de Judas,
todo, son cosas pequeñas, sin valor. Lo verdaderamente valioso es disfrutar de
una habitación en el hotel del Caribe. Pero si no administras bien los bienes
que te encomiendan en esta vida, no se fiarán de ti, y no te permitirán entrar en
el hotel.
Pedro se acarició la barba.
‒ Muy complicado todo eso, maestro.
‒ ¿Es que no lo entiendes, o que no quieres
entenderlo?
La ironía de la parábola
La segunda de las dos parábolas anteriores, que
reproduce literalmente el texto del evangelio de Lucas, escandaliza a mucha
gente porque Jesús termina alabando al administrador sinvergüenza. Pero las
dificultades para entenderla parten de otros presupuestos en los que se basa
Jesús, y que van en contra de nuestra forma de ver:
1. Nosotros no somos propietarios sino
administradores. Todo lo que poseemos, por herencia o por el fruto de nuestro
trabajo, no es propiedad personal sino algo que Dios nos entrega para que lo
usemos rectamente.
2. Esos bienes materiales, por grandes y maravillosos
que parezcan, son nada en comparación con el bien supremo de “ser recibido en
las moradas eternas” (el hotel del Caribe).
3. Para conseguir ese bien supremo, lo mejor no es
aumentar el capital recibido sino dilapidarlo en beneficio de los necesitados.
La ironía de la parábola radica en decirnos: cuando
das dinero al que lo necesita, tú crees que estás desprendiéndote de algo que
es tuyo. En realidad, le estás robando a Dios su dinero para ganarte un amigo
que interceda por ti en el momento decisivo.
La idolatría del dinero
El evangelio de este domingo termina con unas palabras
muy famosas: Ningún siervo puede servir a dos amos, porque, o bien aborrecerá a
uno y amará al otro, o bien se dedicará al primero y no hará caso del segundo.
No podéis servir a Dios y al dinero.
Jesús no parte de la experiencia del pluriempleo,
donde a una persona le puede ir bien en dos empresas distintas, sino de la
experiencia del que sirve a dos amos con pretensiones y actitudes radicalmente
opuestas. Es imposible encontrarse a gusto con los dos. Y eso es lo que ocurre
entre Dios y el dinero.
Estas palabras de Jesús se insertan en la línea de la
lucha contra la idolatría y defensa del primer mandamiento ("no tendrás
otros dioses frente a mí"). El AT es en gran parte una condena de los
dioses paganos y de los ídolos, que aparecían como rivales del único Dios
verdadero. Al principio, los israelitas pensaban que los únicos rivales de Dios
eran los dioses de los pueblos vecinos (Baal, Astarté, Marduk, etc.). Pero los
profetas les hicieron caer en la cuenta de que los rivales de Dios pueden darse
en cualquier terreno, incluido el económico. Para Jesús, la riqueza puede
convertirse en un dios al que damos culto y nos hace caer en la idolatría.
Naturalmente, ninguno de nosotros acude a un banco o
una caja de ahorros a rezarle al dios del dinero, ni hace novenas a los
banqueros. Pero, en el fondo, podemos estar cayendo en la idolatría del
dinero. Según el Antiguo y el Nuevo Testamentos, al dinero se le da culto de
tres formas:
1) mediante la injusticia directa (robo, fraude,
asesinato, para tener más). El dinero se convierte en el bien absoluto, por
encima de Dios, del prójimo, y de uno mismo. Este tema lo encontramos en la
primera lectura, tomada del profeta Amós.
2) mediante la injusticia indirecta, el egoísmo, que
no hace daño directo al prójimo, pero hace que nos despreocupemos de sus
necesidades. El ejemplo clásico es la parábola del rico y Lázaro, que leeremos
el próximo domingo.
3) mediante el agobio por los bienes de este mundo,
que nos hacen perder la fe en la Providencia.
Unos casos de injusticia directa: Amós 8, 4-7
Amós, profeta judío del siglo VIII a.C. criticó
duramente las injusticias sociales de su época. Aquí condena a los comerciantes
que explotan a la gente más humilde. Les acusa de tres cosas:
1) Aborrecen las fiestas religiosas (el sábado,
equivalente a nuestro domingo, y la luna nueva, cada 28 días) porque les
impiden abrir sus tiendas y comerciar. Es un ejemplo claro de que “no se puede
servir a Dios y al dinero”.
2) Recurren a trampas para enriquecerse: disminuyen la
medida (el kilo de 800 gr), aumentan el precio (el paso de la peseta al euro
fue un ejemplo que pasará a la historia) y falsean la balanza.
3) El comercio
humano, reflejado en la compra de esclavos, que se pueden conseguir a un precio
ridículo, “por un par de sandalias”. Hoy se dan casos de auténtica esclavitud
(como los chinos traídos para trabajar a escondidas en fábricas de sus
compatriotas) y casos de esclavitud encubierta (invernaderos de Almería;
salarios de miseria aprovechando la coyuntura económica, etc.).