UN RÉGIMEN DE (PRE) FABRICACIÓN CASERA
Luis
Barragán
Llegar
a situaciones, como la de una Barinas
sometida a la farsa electoral y, al
mismo tiempo, entendidos justos y pecadores para liquidar la dinastía chavista
de cuyas credenciales sobrevivientes intentó servirse Rafael Ramírez, no es
nada fácil. Ejemplo más reciente y
acabado de las capacidades que ha desarrollado el sistema, requiere de muchas,
grandes y menudas coartadas que inducen al suicidio político de la
oposición, administradas y
perfeccionadas por los servicios de (contra)
inteligencia que gobiernan.
Las agencias foráneas contribuyeron,
sin duda alguna, pero fueron las del patio las que concibieron y alcanzaron una
dinámica, además, exportable, dándole eficaz soporte a la depredación
convertida en Estado, o lo que queda de él. Un producto que desconcierta a los
científicos sociales empeñados en las viejas caracterizaciones, pasó del inocente autoritarismo
atribuido, a la inercia de un totalitarismo cuya completa
sinceridad evitó hasta que se hace sentir acá la artillería pesada de una
Ucrania de insospechadas consecuencias para los esfuerzos dinásticos – esta vez
– de Maduro Moros que ya prueba con distintos acentos esperando por el
desenlace final de la aventura rusa.
En propiedad, porque la crisis es la
del pensamiento y el discurso políticos, por una parte, el pernicioso
incremento nominal de los salarios, el alza tarifaria de los servicios que el
Estado no presta, el obsceno aumento de aranceles, tasas, vacunas,
matraca-exprés, y cualquier otra contribución fiscal o parafiscal que se suma a
la definitiva dolarización de la gasolina, con el impuesto correspondiente,
tienden a percibirse como la de una rapacidad aislada, accidental y efímera que
depende más del acostumbrado comerciante que especula que la del Estado
eternamente propenso a envalentonarse para hacer justicia de manera inesperada. Tamaña impostura, por otra, encubre el
tenebroso financiamiento de un gobierno, camino a una sociedad de la delación y
la extorsión, a la postre probablemente liderado por un agente que emule a
Vladimir Putin, astutamente confiscados los ingresos petroleros destinados a
fondos muy variados, dependiendo el presupuesto público nacional de los más
descarados impuestos que ya se les había ocurrido a Giordani y a sus sucesores, a mano alzada.
Va y viene la sensación de una leve
mejoría económica de acuerdo a los posibles eventos electorales que tantea
constantemente un régimen que economiza fuerzas al basarse perpetuamente en los
estudios de opinión y los muy bien cotizados consultores que lo propagandizan.
En las vecindades de cada incierto plebiscito presidencial, a pesar de la
programación constitucional, solemos tropezar (auto) engañados con la misma
piedra de la pretendida rectificación, provocando una poderosa ilusión óptica.
La narrativa anti-fondomonetarista cundió
por todos los sacrificios que imponía un recetario que, a corto o mediano
plazo, frecuentemente generaba beneficios para la enmienda y estabilización económica.
Por más de veinte años, afianzada una guerra no convencional, los sacrificios
se han multiplicado draconianamente, resultando deliberada y francamente inútiles, por lo que, es necesario
el énfasis, el reajuste actual es el del reparto de beneficios de las mafias de
lento reciclaje que nos ponen en sintonía con una lumpenburguesía deseosa de
heredar al país de adentro y también al de afuera, sirviéndose de nuestros
millones de refugiados.
En los últimos años, ha prosperado
una importante bibliografía sobre las nuevas acuñaciones de algo más que el
clásico autoritarismo, con las traducciones al español de Anne Applebaum, John Keane, Timothy Snyder,
Moisés Naím, Yascha Mounk, Martha C. Nussbaum, o Steven Levitsky y Daniel
Ziblatt, entre otros, tardando en arribar – si es que llegan - a la ínsula editorial del socialismo a la
venezolana. Convendría una lectura pausada que se valga de los bisturíes para
el análisis con los que Aníbal Romero, María Sol Pérez Schael, Luis Ricardo
Dávila, Mirtha Rivero o Miguel Ángel Perera, a guisa de ilustración, se adentraron a una realidad muy casera que
permitió (pre) fabricar a un régimen vitoreado solamente por el Foro de São
Paulo, intimidando a Jorge Mario Bergoglio como seguramente no lo hubiera
hecho con Karol Józef Wojtyła.
Insidia e inercia para viciar por
siempre toda voluntad electoral, el mejor bombardeo oficialista ha sido el del
campo semántico, pues, universalizada las expresiones y significados de paquete y paquetazo como un conjunto de medidas económicas leoninas, la memoria selectiva nos
devuelve a la fracasada corrección intentada treinta y tantos años atrás.
Únicamente, en una sociedad con un mínimo convincente de libertades, pudo
también estigmatizarse una iniciativa que tan benigna luce al lado de los
propósitos muy firmes, incluyendo los más sorprendentes extravíos sorprendentes
que inspiran la actualización del Estado Criminal con promesas de mejoramiento
para sus víctimas aparentemente resignadas a rendir culto a las deidades del
sistema.
Las fallas de comunicación política
de la oposición son evidentes, privilegiada una técnica de novedades digitales
para un país de brechas que cada vez más anchas en los más variados ámbitos. Abundan
también aquellos que gozan de una interpretación anacrónica del fenómeno que
puede llamarse praeter-totalitario
que, en su prolongada agonía, confunde a los que tienen por único y desesperado oficio el de
una literal supervivencia.
El caminante de avenidas, calles y
callejuelas, tiene por diaria y forzada lectura la versión oficial de sus
padecimientos, todavía ofertados Maduro, Chávez, Guevara y Bolívar para una
redención que jamás llegará. Tratamos del ciudadano al que no lo amedrenta el
paisaje, porque se desea con otros horizontes para liberar al país y a su
propia familia de tan inmerecidas tragedias.
Fotografías: LB (Caracas, 04/03/2022).
05/04/2022:
https://www.elnacional.com/opinion/un-regimen-de-pre-fabricacion-casera/
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