DE LA TRÁGICA VALENCIA DE ESPAÑA
Luis Barragán
España fue el
país que estuvo atrás y, a veces, muy atrás en relación a buena parte del resto
de Hispanoamérica, en términos políticos, económicos y sociales. Y tanto que la emigración fue una constante
de numerosas décadas y, sobre todo, después de la consabida guerra civil de
consecuencias tales que todavía se hacen sentir hasta innecesariamente.
Muerto Franco,
lució también importante el respaldo decidido de la democracia venezolana para
la compleja y difícil transición ibérica, en tiempos que nuestros indicadores
macroeconómicos fueron envidiables y, en contraste con otras épocas, hubo una
mayor calidad de vida y una sustancial mejoría en relación a la equidad
social. Huelga comentarlo, en el
presente siglo, el asunto se ha revertido dramática y radicalmente, despuntando
la península, aunque – motivo de una profunda preocupación – todos sus avances
y progresos amenazan con irse por el desagüe por las consabidas dislocaciones
institucionales, la hondura cada vez más temeraria de la ideología de género y
la posibilidad misma de una injusta y pronta desintegración del país.
Recientemente,
sabemos de una gigantesca e increíble inundación de la Valencia de Iberia que
ha suscitado la atención más allá de las fronteras y generado un vasto
movimiento de espontánea solidaridad con la suerte de los miles de afectados,
incluyendo la pérdida de vidas humanas y de los bienes indispensables que
costará y, demasiado, reponer. La
población local ha protestado, insultado y rechazado a las autoridades del
poder central que se apersonaron, incluyendo al rey que no sólo soportó los
dicterios, sino que se plantó tolerantemente en el lugar para dar un vivo
testimonio de su solidaridad.
Quizá haya la
tentación de comparar la actual tragedia valenciana con la que padecimos acá,
en el estado Vargas, bajo un completo deslave, y que no pudo votar el referéndum
constitucional que continuó andando la Venezuela apenas asomada al novísimo
siglo. Empero, lo cierto fue que produjo un vasto movimiento de identificación y
solidaridad nacional e internacional con los habitantes del litoral central que
frenó el poder central, siendo necesario destacar la presencia in situ del por entonces príncipe de
Asturias.
Todo apunta al
tardío auxilio madrileño, aumentando la severidad del cuestionamiento. Bastará
con los titulares de la prensa, como el de Chapu Apaolaza para un reportaje de
ABC, referido a los voluntarios (“El Estado eran ellos”); para el mismo diario,
el columnista Ignacio Camacho cuestiona al liderazgo con una pregunta lapidaria
(“¿Hay alguien al mando”, mientras que Joaquín Manso es directo para El Mundo (“El
Estado ausente”), o la nota editorial de El País acusa a la jefatura de los
populares, sin más (“El uso político del horror”).
A los más
sonantes debates de la actualidad, se suma otro que está fondeando tan severo
cuestionamiento del Estado para legos y especialistas. El marxismo indicó su
desaparición, pero sospechamos que nunca del modo que la opinión pública
organizada ya plantea.
04/11/2024:
https://opinionynoticias.com/opinionpolitica/42054-de-la-tragica-valencia-de-espana
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