“En la amistad, la
admiración no suele ser un juicio positivo sobre las virtudes de alguien, sino
una emoción que da lugar a una transformación del cuerpo, que se siente en el
pecho, que da un sentido de elevación y que cambia el registro de la mirada. Y como
cualquier otra emoción, es propensa a todo tipo de errores e ilusiones; podemos
sentir admiración por alguien aun si entendemos perfectamente que no la
amerita. Así es como, con el brillo de nuestra mirada, volvemos admirables a
los amigos despreciables de la vida y a los de la ficción, como Walter White,
Tony Soprano o Vito Corleone. O Falstaff …”
Mariano Sigman y Jacobo Bergareche
(“Amistad. Un ensayo
compartido”, Debate – Libro del Asteroide, Barcelona, 2025: 131)
Ilustración: Cenk Alparslan.
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