miércoles, 17 de diciembre de 2025

Faenas de imprenta

EL ITINERARIO HEMEROGRÁFICO DE JULO CÉSAR MORENO

Luis Barragán

Coincidimos por muchos años con Julio César Moreno en las hemerotecas del Foro Libertador y de la Academia Nacional de la Historia, cuando el tiempo y el tráfico caraqueño lo permitían. En la última década, la situación económica del país y la consabida pandemia, contribuyeron a reducir  el horario de consulta y, varias veces, con la progresiva jubilación del personal más diestro y experimentado, había que sortear el franco deterioro de los servicios en la sede de la Biblioteca Nacional y las limitaciones presupuestarias de todas las instituciones que operan en el Palacio de las Academias.

Se dirá que pesó más la vocación política del trujillano que la del periodista de formación académica, como si fuese tan simple elegir exclusivamente una u otra, sobre todo, cuando se tiene talento para ambas y es posible descubrir otras actividades que las complementen. Y, aunque pudo ser un magnífico y acucioso reportero después conductor o propietario de algún medio preferiblemente escrito, o contentarse con una larga carrera de burócrata exitoso por el solo y resignado cumplimiento de las más grises funciones en la maquinaria del Estado, prefirió explicar la vocación y el talento políticos a través de la militante defensa de la libertad de expresión, demostrada con el brillante ejercicio de la presidencia de la Comisión de Medios del extinto Congreso de la República, por no mencionar otras y riesgosas actividades parlamentarias; o el desempeño eficaz de la embajada venezolana en Chile y, después, en Guatemala por los años noventa del pasado siglo. No obstante, despuntó otra faceta de la que se sospechaba desde siempre: la del historiador, y para corroborarlo nada mejor que acudir a la fuente noticiosa de décadas atrás en la que no atinan las nuevas generaciones tan absorbidas y condicionadas por las redes digitales.

Quizá fue consecuente con una tradición inadvertida en numerosos dirigentes políticos que dedicaron muchas horas de supuesto ocio a los periódicos y revistas de tiempos remotos, afanosos por despejar las trampas e incógnitas de los tiempos más recientes. Si antes, las oportunidades fueron escasas para la tarea, ahora las hubo más en el esfuerzo de reinterpretar el pasado que permitiera precisar mejor las coordenadas del presente: privilegió los períodos de Eleazar López y Contreras,  Isaías Medina Angarita y, agregaría, el de la llamada dictablanda, derrocado Rómulo Gallegos, consiguiendo una interpretación distinta a la consagrada por el llamado trienio adeco; y esbozó otros temas y períodos que el investigador abordó con su instinto político y las habilidades del periodista atento y acucioso.

Acordados, en una u otra hemeroteca que resultase auspiciosa,  solíamos comentar nuestros puntuales hallazgos y avisar de alguna curiosidad con la prudencia que reclamaban la sala y los otros vecinos que investigaban. Nada casual, surgían las diferencias y el esfuerzo era por contener y postergar toda observación de modo que, a la salida, faltaba tiempo para la discusión. Por cierto, transitar por las calles aledañas suscitaba todas las reminiscencias que muy bien condensaba la empinada cuesta ubicada entre las esquinas de Truco a Cardone, el liceo Fermín Toro y la sede partidista de la esquina de Mijares, sitios en los que vivió, estudió y despuntó prematuramente su vocación política.

Para el suscrito, la ventaja era inmensa por razones más que obvias, pues, unas veces, no fue Julio César el espectador sino el protagonista mismo de los hechos indagados, y, otras, daba pie para recordar distintos eventos que incluía un estupendo anecdotario. Bastaba con una pequeña pista y prendía el motor de la memoria y, por supuesto, exhibía su característico y corrosivo sentido del humor del cual fui un indefenso, torpe y aplazado aprendiz repitiente de la materia.

En todos estos años, dimos un salto de la fotocopia al fácil disparo de la cámara del teléfono inteligente, pasando por la grabación de un DVD que -  en algún momento - se convirtió en un oferta del Foro Libertador, pero – una angustia común – el problema siempre fue el de la preservación de los archivos que él confió mucho a los varios pen drive que acumuló. Se hizo un tema recurrente el riesgo de perder tantas horas acumuladas de investigación, o, lo que es peor, que el precario mantenimiento de un patrimonio documental tan importante en manos del Estado, nos lleve a una irreparable pérdida de la memoria histórica.

Investigador y provechoso contertulio, tuvimos el privilegio de compartir con Julio César muchísimas horas de vuelo hacia un pasado que persistentemente nos devolvió al  presente por siempre ineludible. Y esto, porque la lectura de la vieja prensa no fue un recurso para el escapismo, porque él era el político de vocación capaz de cumplir y ayudar a cumplir con el indispensable itinerario.

Fotografías: LB: Hemeroteca Nacional / Foro Libertador (CCS, 03/09/2012); y Hemeroteca de la Academia Nacional de la Historia (CCS, 01/11/12).

15/12/2025:

https://encuentrohumanista.org/2025/12/12/el-itinerario-hemerografico-de-julio-cesar-moreno/

Cfr.

https://encuentrohumanista.org/

https://www.instagram.com/reel/DQU9ZPujwro/

Cfr. https://www.instagram.com/reel/DQU9ZPujwro/

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