BODEGONES POLÍTICOS
Luis Barragán
El pensamiento
y el discurso políticos, con el
predominio de la propaganda en sus más asfixiantes formas, están prácticamente
desaparecidos en un país donde el promedio
de los partidos actúa como si fuesen los ya consabidos bodegones de la
republiqueta que desesperan por construir (y están construyendo). La discusión
pública, conscientemente empobrecida, reducida a los caracteres digitales que
suman todas las interjecciones posibles, abona a un comportamiento en el que la
ética es, apenas, una consigna de buen pretexto.
La tendencia que incluye también a
la sociedad civil organizada, es la de no profundizar en los problemas
fundamentales del país, pretendiendo que sólo las peripecias de Miraflores los
sean. Por ello, la desespecialización creciente y exorbitante del hablar
público, arrinconado por una suerte de farandulización
de los temas.
Luce tan importante la conformación
de una confiable alternativa democrática que,
al suscitar las más variadas inquietudes, haga de la crítica responsable
y severa de la política petrolera, sanitaria o educativa, un importante ariete
para combatir el poder establecido, por cierto, hundido en un curioso
anonimato, ya que sólo se dice de dos o tres protagonistas de grandes
veleidades taumatúrgicas. El daño propinado
por las llamadas negociaciones de México, en torno a la comprensión, aceptación
y asimilación de la política como una actividad legítima y creadora, les da
alcance a quienes se resignaron como títeres de un régimen que les niega una
nueva cita, encuentro o café compartido: capitulando, le entregaron al régimen
muchísimas de las razones que lo atemorizaron, contribuyendo a las inmensas
falacias que terminaron de apagar la sostenida protesta de los años anteriores.
El mayor de los riesgos y peligros,
reside en los partidos que promedian esa devoción entusiasta por la denominada
post-verdad que siempre desemboca en la mentira, porque no es otra cosa, frente a la post-mentira que tiene por
desenlace la verdad, aferrada a sus metáforas, hipótesis, ficciones narrativas.
Además, únicamente cultivan la política prêt-à-porter,
circunstancial y oportunista; por ello, el reciente encuentro de Maduro Moros
con sendos funcionarios estadounidenses queda agotado por la anécdota,
definitiva e impunemente dolarizan la gasolina, el desuso cotidiano del
tapabocas jamás puede confundirse con un movimiento antivacunas que exige
disciplina, o el destino de las universidades quedó para un juego de dados.
El mercado internacional del petróleo sufre el natural impacto de la invasión de Ucrania, cuyas consecuencias son impredecibles, (des) ilusionados unos y otros por el precio que puede alcanzar el barril, como si estuviese intacta y en pie nuestra industria y la probidad fuese el signo inconfundible de un régimen que nos ilusiona con una riqueza que Rolando Peña – el Príncipe Negro – supo llevar al medio artístico, retratándonos inevitablemente. Así como los bodegones expresan el artificio de una economía inherente al Estado Criminal, constituye una poderosa metáfora para delatar la vida política que llevamos.
15/03/2022:
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