De una Le Pen que queda pendiente
Luis
Barragán
“…
Se consolaba bebiendo pastis y votando a Le Pen”
Michel
Houellebecq (*)
Fenómenos
como el consabido del Brexit, por ejemplo, no aparecen gratuita, repentina y brutalmente. Por sorpresivos que
fueren, los eventos políticos surgen de procesos más de las veces soterrados,
silenciosos e inadvertidos que se resisten a cualquier carta astral, tardando
los especialistas en explicarlos.
De muy relativo interés para los
venezolanos, hoy, los franceses concurren de nuevo a las urnas en la búsqueda
del mayor consenso posible en torno a la titularidad del poder político. Macron
luce como el favorito por un ya cómodo margen de diferencia, aunque es de suponer
que las restantes fuerzas políticas (y sociales) harán causa común frente a la
tozuda adversaria que nadie puede subestimar. No obstante, lejos de toda
simpatía por Le Pen, los británicos demostraron que se le puede salir la rueda
a cualquier carreta y en cualesquiera latitudes.
Para expresarlo de alguna manera,
hay un natural mercado político que ha interpretado exitosamente la candidata
por varios lustros, con diferentes expresiones y derivaciones, pues, como
ocurre en la cercana España, la demanda por un control legal, justo y razonable
de la inmigración, suele confundirse con el más atávico racismo y así lo vemos,
a propósito de la guerra ucraniana: en nombre del europeísmo, hay unos que son
más refugiados que otros. Luego, evidentemente, la mayor oxigenación y
reivindicación la experimenta una ultraizquierda que, paradójicamente, en otros
países, añadidos los de la hermandad bolivariana (o descaradamente chavista, a
falta de un mejor adjetivo), es la que miserablemente provoca los masivos
desplazamientos, convertidos en una novedosa y perversa arma política.
El balotaje tiene por principal
virtud la de actualizar y moldear un centro eficaz y, aunque los sondeos de opinión la
descarten, sabiendo darle la suficiente
plasticidad, en esta o en las venideras elecciones, Le Pen o su posible
reemplazo, podría hacerse de un inesperado triunfo, ora por el inspirado realismo que la fuerce a
una sana moderación, ora por la estrategia de radicalización de las peores
condiciones del país, según interese a las
fuerzas islámicas o de la ultraizquierda dispuestas al posterior asalto del
poder. Triunfo que puede ir más allá de los sectores que se sienten
inexorablemente fracasados, antes apenas consolados por la hija de Jean-Marie.
La señalada contradicción entre la Francia de la ciudad y la del campo puede dar paso a otras de una mayor gravedad, acaso, postergadas por situaciones como la guerra a un costado del continente. Por lo pronto, las elecciones y el modo de hacerlas en Francia, lucen extrañas y distantes a los venezolanos después de padecer más de veinte años de fraudes plebiscitarios.
(*) “Las partículas elementales”. Editorial Anagrama, Barcelona, 1999: 190.
Capturas de pantalla: https://www.youtube.com/watch?v=PYr4IAjboAE
23/04/2022:
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