José Pulido (*)
El mar se mueve y jamás se detiene
es el corazón de un animal incógnito infinito
Si se quedara inmóvil un momento
sufriría un infarto en el compás
pero entendería la existencia de las bailarinas
Bueno, a eso vamos: el cuerpo de Sonia Sanoja
era una simulación de océano
Desde oscuras regiones traían sus ojos
el movimiento de unos dioses que carecían de cuerpo
ella expresó la posibilidad de que una música se convirtiera en araña
así como sus manos fueron centellas mudas
Bueno, a eso vamos: el cuerpo de Sonia Sanoja
era la puerta por donde entraban los ancestros
Las manos y los ojos se expresan sin detalles
las manos son hermanas, los ojos son hermanos
los seres flotan en una placenta de luz
he ahí un mundo que puede revelarse detrás de miles de cortinas musicales
digamos entonces que la belleza enigmática de Sonia Sanoja cruzó una puerta de allá para acá
y de aquí para allá se fue deshaciendo como roturas de sol en una inasible danza soñada por la esfinge
Ella fue y seguirá siendo el gesto nunca visto
que hizo temblar las sombras como un jardín de alas
Bueno, a eso vamos: huelo su piel en el transcurso de los nardos.
(*) Un poema que le escribí a Sonia después de una conversación entre ella, Elizabeth Schön y Alfredo Silva Estrada. La foto es de don Miguel Gracia.
02/04/2022:
https://www.facebook.com/photo?fbid=10228707979145489&set=a.4673512116907
Cfr. https://lbarragan.blogspot.com/2017/04/izquierda-art-lb-1.html
No hay comentarios.:
Publicar un comentario