DEL FASCISMO Y LA ACADEMIA
Luis Barragán
A este
marxismo del siglo XXI venezolano le ha faltado discusión, por lo menos, en los
términos que merecía y ha merecido, pues, bajo su nombre, sencillamente, hundieron al país. Convengamos, socialismo es lo que padecemos
por más de dos décadas en Venezuela, al igual que tuvimos liberalismo,
socialcristianismo o socialdemocracia, en los siglos XIX y XX.
Frecuentemente,
argüimos que la realidad ha distado y dista del ideario pregonado, pero en esta
centuria los ejercitantes del poder no se han visto teóricamente cuestionados
por quienes invocan y reclaman un marxismo auténtico. Por ello, ahora, también se les ha hecho fácil
dar una versión del fascismo que todavía tramitan, apelando a una
interpretación anacrónica e interesada que se mantiene intacta a juzgar por los
críticos que prometen profundidad, pero se contentan con los lugares comunes, con
las excepciones de rigor.
Por lo pronto,
lo importante es actualizar el estigma, el estereotipo, el prejuicio, frente a
toda insatisfacción, inconformidad, disidencia y oposición. La incontenible
verborrea del consabido barinés, tratando de atajarlas, acertó inicial y
estratégicamente al maltratar a las minorías ciudadanas con la expresión
“escuálidos” que muy pronto se revirtió, trastocada la palabra en un poderoso
misil que ocultó, despreció, subestimó y reprimió a las grandes mayorías ciudadanas
que lo rechazaron, cada vez más evidentes aún antes de concluir la primera década
de la centuria.
Ahora,
sobreviene la otra palabreja para descalificar y desconocer a todos los
venezolanos que, por unanimidad, por siempre, intentándolo pacíficamente, rechazaron
y rechazan el actual orden de cosas. Esperan manipular y trillar de nuevo un
imaginario social suficientemente caricaturizador de las realidades, tratado de
convertir en victimarias a las individualidades y a las organizaciones
políticas y sociales que enarbolan las banderas de los valores y principios
constitucionales.
Sentimos que
filósofos, historiadores, sociólogos, juristas, psicólogos, o economistas, por
ejemplo, no deben callar, permitiendo que se afiance un lugar común que es el
que busca y pretende reforzar el oficialismo respecto al impúdico saqueo del término
“fascismo”, según le anima. E, incluso, a modo de ilustración, celebramos el
regreso a la opinión pública de los catedráticos constitucionalistas de la UCV,
quienes recientemente hicieron extraordinarias consideraciones e importantes
precisiones en la voz del abnegado profesor Tulio Alvarez.
Acotemos, a
los penalistas les corresponde orientarnos en la materia de cara al proyecto de
ley del antifascismo, en torno a su esencia y consistencia, respecto a la
naturaleza y el bien jurídico que dice o dirá proteger, tipicidad, objeto, medios
de comisión, culpa, penas. O los criminólogos y criminalistas que, entendemos,
cuentan con importantes y destacadas áreas de postgrado.
No debemos
despachar la materia con la sofocante simplicidad que es el propósito y también
garantía de éxito para el oficialismo, porque de los nazifascistas del siglo XX
para acá, muchísima y densa agua ha corrido por debajo de los puentes, y el asunto
adquiere una significación e intenta un desarrollo que completará el peculiar
sello y la amarga experiencia venezolana de los tiempos que cursan.
Fotografía: Cristián Hernández (EFE): https://www.diariolasamericas.com/america-latina/imagenes-del-brutal-ataque-colectivos-contra-parlamentarios-venezuela-n4126051
16/04/2024:
https://opinionynoticias.com/opinionpolitica/41064-del-fascismo-y-la-academia
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