Más de un año en el ejercicio del poder, Giorgia Meloni desconcierta y también genera entusiasmos. La realidad así lo impone, ha perdurado gracias a una política de centro que suscita inconformidad en los sectores de la ultraderecha que la respaldaron y, por lo menos, escepticismo en el resto del espectro político y ciertamente ideológico. No evade, sino que asume el asunto de la inmigración. No elude, defendiendo los valores de la civilización occidental, específicamente, cristiana. Aprendió muy rápidamente a desenvolverse en la esfera pública para dejar atrás a aquella oradora enfática y agresiva de los actos de Vox de España de bastante tiempo atrás, como la conocimos a través de las redes. Ella continua como una materia pendiente: fascismo, resistencia frente a la ideología de género, solidaridad con la América sojuzgada, ¿nacional-europeísmo?.
LB
Fotografía: "Ursula von der Leyen y Giorgia Meloni conversaban el miércoles en Bruselas, en una imagen del gobierno italiano", para una nota de María R. Sauquillo "El derecho al asilo se agrieta en la UE", El País,Madrid, 20/10/20).
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