LÓPEZ MAYA, EL SOCIALISMO Y SU LEVANTAMIENTO CATASTRAL
Luis Barragán (*)
Margarita López Maya
ha considerado a fondo el período socialista del gobierno de Hugo Chávez [LÓPEZ MAYA, 2016: 17]. Experta en temas como el populismo y la democracia
participativa, ha hecho una convincente caracterización del régimen todavía
prevaleciente en Venezuela, respondiéndole de algún modo a autores que reclaman la novedad del modelo, sentenciando: “La
calificación simplista del chavismo
como populista, demagógico y autoritario pasa por alto la considerable
literatura académica sobre el fenómeno del populismo radical”, entre otros
aspectos que enfatizan la dimensión socio-económica de una propuesta en curso,
más allá de la personalidad que la propulsa [ELLNER, 2011: 153, 177, 178, 181].
No obstante, la autora ha planteado un fenómeno como el de la anomia que
consideramos de una extraordinaria relevancia, lo que nos permite – en un breve
ejercicio histórico - colegir la
existencia de un socialismo anómico, como causa y efecto del fenómeno de alcance
nacional; como expresión que contradice una tradición de la izquierda marxista,
y, curioso e inevitable, anómico frente a sí mismo, quizá, su definitiva cédula
catastral.
1.- Fundamentación
anómica
El socialismo del siglo XXI, puede entenderse como
una radicalización de la democracia participativa y protagónica, aunque cuenta
con una importante influencia bolchevique que se traduce en el creciente
cercenamiento de los derechos civiles y políticos, criminalizando toda
oposición y disidencia [LÓPEZ MAYA,
2016: 107 ss., 184 ss., 242; 2008, 69
ss.], por mucho tiempo en ejercicio monopólico de los símbolos de la nacionalidad
[LÓPEZ MAYA, 2003: 107 ss.]. Además,
expone profundamente el esquema rentístico-petrolero, lo considera afín
al capitalismo de Estado (sobre todo de cuño perecista), recentralizador,
estatizador de las grandes empresas, regulador económico, con una
burocracia y élites que escapan del control ciudadano [Ibídem: 303 ss.].
Desmanteladas las instituciones de la democracia
liberal, e impulsado el Estado Comunal, importa destacar la anomia social como
fundamento de la experiencia de esta centuria: “Se conoce por anomia
situaciones donde las normas de convivencia social, dejan de ser obedecidas,
creándose condiciones de ingobernabilidad y violencia política” [LÓPEZ MAYA,
2016: 301]. Siendo así, por una parte,
violentando la Constitución de 1999, el ejercicio del poder en Venezuela ha
sido arbitrario, caprichoso y revanchista, fijando una normativa de hecho,
cambiante según le convenga; y, por otra, bastando con ejemplificarla con la
rutinaria violación de la Ley de Tránsito Terrestre en todos los sentidos, propiciando
el desorden y la anarquía sociales que únicamente puede detener el gobierno
nacional de acuerdo a sus más inmediatos y circunstanciales intereses.
El control absoluto de los medios de comunicación
social de los cuales es titular el Estado, la (auto)censura y el bloqueo
informativo de los medios del sector privado, al igual que el poderoso mito
bolivariano y el culto a la personalidad presidencial, redujeron la vida
ciudadana y específicamente política, a las vicisitudes del poder. El
socialismo rentista se ha afincado en un discurso polarizador y descalificador
de sus adversarios, pero – aun aceptando las derrotas electorales parciales –
no ha escatimado esfuerzos por condicionar y hasta sabotear el triunfo y la
gestión de sus oponentes, por ejemplo, al crear la figura inconstitucional e
ilegal del “protector”, o judicializando el ámbito político [LÓPEZ MAYA, 2016: 148, 303 ss.].
Vale decir, desmintiendo el componente de la
democracia liberal establecido en la Constitución, y los principios representativos,
frenos y controles, sin dudas, guarda correspondencia con una profundización de
los procesos anómicos que revela la elevación de las tasas de homicidios, robos
y secuestros, al igual que la corrupción y penetración del crimen organizado en
el Estado, agravados al asumir Nicolás Maduro la presidencia de la República
[LÓPEZ MAYA, 2016: 302, 310]. En una conferencia virtual, señaló que el
descenso de las tasas delictivas sólo lo explica la pandemia, el confinamiento
de las personas en sus hogares y la militarización de las ciudades [LÓPEZ
MAYA, 2023],
2.- Dimensión anómica de la política
Fiel manifestación de la aguda anomia social que
nos aqueja, causa y efecto del fenómeno,
el socialismo apela a la “movilización de sectores anómicos en contra de
las instituciones” [MADUEÑO, 2002: 56]. De título cauteloso, pues, luce ambiguo
porque no sabemos si el ocaso referido es el del liderazgo y la proyección de
Hugo Chávez, o de toda la experiencia del socialismo, López Maya describe en su
obra de 2016 la naturaleza y características del principal partido de gobierno
(PSUV), en reemplazo del MRB-200 y del MVR, movimiento netamente electoral que
le dio el triunfo original, en 1998.
La derrota de la lucha armada en la década de los
sesenta significó un intenso debate en torno a sus causas, y la naturaleza y
características del socialismo que parecía lógico que se diera en el seno del
PCV, partiendo de la necesidad o no de hacer la revolución burguesa en
Venezuela, pero – a nuestro juicio – hubo resistencia en el resto de los
sectores de la izquierda marxista, sobre todo en los aglutinados mucho tiempo
atrás por el MIR, creyendo todavía posible el triunfo de la insurrección
armada. Más allá del componente
generacional o de la estrategia maquiavélica de división del PCV [ELLNER, 1992:
55, 67, 72], hubo un proyecto socialista racional, discutible y discutido, que
no se compadece con el socialismo del siglo XXI que ha analizado López Maya. Es
más, “ni siquiera el propio Hugo Chávez, sabía explicar [lo]. con solidez
teórica” [OLIVAR, 2017: 98], dejando todo a la imaginación, improvisación,
piratería, mezcolanza al mejor estilo posmoderno.
Hay un imaginario social del cual da cuenta la
literatura venezolana, y se infiere que “la izquierda de los sesenta en Venezuela
estaba dormida, no extinguida”, siendo que la revolución bolivariana es
“demostración de que la izquierda venezolana esperaba su oportunidad para hacer
gala de su espíritu de refundación total del país, para mostrar un espíritu
irredento de anacronismo político que impide una verdadera renovación de la
izquierda y para reivindicar el militarismo rural y patriarcal” [KOZAK ROVERO,
2008: 74].
El consabido caso de Tareck El Aissami, ampliamente
difundido por todos los medios noticiosos, incluyendo las escandalosas
excentricidades de la denominada trama de la corrupción, apunta a la vida
anómica de los distintos grupos y corrientes al interior del poder, pues,
independientemente de los hechos delictivos señalados, ilustra que los líderes
ayer ensalzados, hoy pueden ser objeto de una repentina, amplia y sobrevenida
defenestración. Las reglas no son las
mismas que rigen al sistema dominado, por lo que el status quo ha de afrontar también los riesgos de la anomia en el
propio ejercicio del poder.
3.- Conclusiones
El socialismo ha sido causa y efecto del fenómeno
de la anomia social, explicando el tan prolongado dominio sobre el país. Margarita López Maya bien aporta a una
caracterización que poco se compadece con la propuesta socialista que teórica e
históricamente conocíamos, inexplicada por Hugo Chávez mismo su naturaleza y
alcances.
En perspectiva, por las consecuencias de una crisis
humanitaria compleja, la conformación de un Estado Criminal y el
desconocimiento de los derechos humanos, sectores de la izquierda marxista
podrán alegar que el de Chávez constituye un accidente histórico. Para mayor
curiosidad e ironía, se entronizó bajo engaño después de la caída del muro de
Berlín de lecciones muy pronto olvidadas.
Pendiente todavía, es necesario precisar aquellos
criterios que permitan no sólo contrastar el fenómeno de la consabida anomia
destructiva frente a la constructiva, excepcional e innovadora, sino hacer el
adecuado levantamiento catastral de la experiencia vivida con el denominado
socialismo del siglo XXI, trastocado en un raro modelo de exportación. Reflexión que se ha antojado ociosa para
muchos de lo que regularmente opinan en la materia, cuya densidad es sólo de epítetos.
Referencias:
ELLNER, Steve (2011) “El fenómeno Chávez: sus orígenes
e impacto”. Fondo Editorial Tropykos-Centro Nacional de Historia,
Caracas.
ELLNER, Steve
(1992) “De la derrota guerrillera a la política innovadora. El Movimiento al
Socialismo (MAS)”. Monte Avila Editores, Caracas.
KOZAK ROVERO, Gisela (2008) “Venezuela, el país que siempre
nace”. Editorial Alfa, Caracas.
LÓPEZ MAYA, Margarita (2003) “Hugo Chávez, su movimiento y
presidencia”, en: ELLNER, Steve – HELLINGER, Daniel [Editores] (2003) “La
política venezolana en la era de Chávez: clases, polarización y conflicto”.
Universidad de Oriente – Nueva Sociedad, Caracas: 97-120.
LÓPEZ MAYA, Margarita (2016) “El ocaso del chavismo. Venezuela
2005-2015”. Editorial Alfa, Caracas.
LÓPEZ MAYA, Margarita (2023) Conferencia (Video),
Caracas, 04/06, XI Diplomado de Historia de la Venezuela Contemporánea.
Fundación Rómulo Betancourt-Universidad Pedagógica Experimental Libertador.
MADUEÑO, Luis (2002) “El populismo quiliástico en
Venezuela. La satisfacción de los deseos y la mentalidad orgiástica”, en:
RAMOS JIMÉNEZ, Alfredo (2002) “La transición venezolana. Aproximación al
fenómeno Chávez”. Centro de Investigaciones de Política Comparada,
Universidad de Los Andes, Mérida: 47-76.
OLIVAR, José Alberto (2017) “La revolución de los arteros y la
mentira del socialismo del siglo XXI”, en: BUTTÓ, Luis Alberto –
Olivar, José Alberto (2017) “El chavismo frente al espejo. El rostro de
la mentira”. Negro Sobre Blanco, Caracas: 87-104.
(*) Trabajo presentado en el XI° Diplomado de Historia de la Venezuela Contemporánea / Fundación Rómulo Betancourt, bajo el título de "Socialismo y anomia (brevísimo ejercicio histórico)" (Caracas, 05/06/2023).
Interesante y útil por la perspectiva que aporta. Sin embargo se empeña en llamar al régimen venezolano como "socialismo" copiando la autodenominación que éste se ha dado desde su inicio. Pero no es socialismo sino dictadura a manos de una banda de criminales, asesinos algunos, y todos incompetentes para gobernar. El socialismo es otra cosa, para bien y para mal.
ResponderBorrarMi querido Hermann: socialismo es lo que se tiene por socialismo, desde los bolcheviques hasta esto que se hace llamar del siglo XXI. Un fuerte abrazo.
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