domingo, 3 de agosto de 2025

Caza de citas

“Imaginen la situación. Un día, con un programa de IA, alguien crea una imagen perfecta de los dos candidatos principales en las elecciones generales —pueden ser Pedro Sánchez, Alberto Núñez Feijoo o cualquier otra persona que decidan los órganos de sus respectivos partidos—. Unos días antes de los comicios, esa imagen, con su voz correspondiente y con un contenido falso, agresivo y erróneo, es difundida por las redes y de ahí a determinados medios, radios y televisiones que multiplican el efecto de la farsa. La posibilidad de que la imagen de uno u otro llegue a millones de personas es total; en cambio, la capacidad de un desmentido es mínima”

Pedro Piqueras

(“Cuando ya nada es urgente. Llegar, estar y saber irse”, HarperCollins Ibérica, Madrid, 2025: 184)

Ilustración: Momot.

Noticiero retrospectivo

- Julio César Arreaza. “Cronología del proceso (LIX): 1980 y el primer lustro” (Nacionalización del petróleo). El Universal, Caracas, 19/01/1985.

- Leopoldo Puchi entrevistado por Antonio Núñez Aldazor. “El MAS debe redefinir su rol político en la sociedad”. El Globo, Caracas, 22/04/97.

-   Teodoro Petkoff. “¿Por qué América Latina se volvió neoliberal?”. Economía Hoy, Caracas, 10/10/89.

-  Francis Natera. “Un día con el presidente” (Carlos Andrés Pérez). El Nacional, Caracas, 03/08/74.

-  Ramón Hernández. “El país como oficio: Quienes se regodean en el pesimismo quieren lavarse de responsabilidades” (Joaquín Marta Sosa). El Nacional, 27/06/82.

Fotografía: Hacia la esquina de La Bolsa, avenida Universidad. Caracas, fecha imprecisa. Tomada de Caracas en Retrospectiva (Facebook).

Senderos

SÁNCHEZ CORTÉS (GONZÁLEZ Y MERINO)

Luis Barragán

De entrada, digamos que no tenemos vocación de obituaristas, pero resulta inevitable la referencia respecto al distinto liderazgo político que tuvimos en cualquiera de los ámbitos y niveles que deseemos considerar. Por supuesto, hubo fallas y errores, algunos de los cuales contribuyeron al presente venezolano, pero la otrora dirigencia política también fue portadora de un testimonio de vida y de luchas que mal podemos ignorar.

Un caso llamativo es el del trujillano Alejandro Sánchez Cortés, recientemente fallecido, quien desempeñó con decoro y eficacia la gobernación de su estado natal con la mínima edad requerida, en el primer gobierno de Rafael Caldera. Dejó a sus herederos, un nombre intachable, una trayectoria de esfuerzos y realizaciones, aunque a las nuevas generaciones les extrañará y mucho, que no deje mansiones dentro y fuera del país, uno o más aviones de uso personal, ni siquiera el recuerdo de una parranda memorable en alguna capital estadounidense o europea.

Fue un bregador, extraordinariamente comprometido con su estado natal y, aunque jamás coincidimos en la natural y compleja lidia interna de todo partido político que se respete, decididamente convencidos de enarbolar las más limpias banderas de lo que fue un hermoso ideario, hubo admiración y reconocimiento al líder que fue.  Ya retirado de las lides parlamentarias, nos impresionaba la vinculación de muchos años o décadas con los habitantes aún del último caserío de la entidad federal, e, inevitable evocar la anécdota, en una convención regional o nacional de fecha ya olvidada, al pisar Carache, Boconó o Santa Apolonia, ya antes el viejo Sánchez Cortés lo había hecho: “quizá debimos haberle pedido la cola de una vez”, fue la humorada que celebramos los muchachos de entonces.

Días atrás, con muchísima razón, Hermann Alvino acertaba al comentar la profundidad del compromiso que caracterizó políticamente a Sánchez Cortés en un estado de accidentados caminos, donde fue un duro y persistente opositor democrático. Zamarro al mismo tiempo que honesto, sorteó las más variadas circunstancias de un país al que le costó tanto levantar y hacer de la democracia una histórica experiencia.

Con todas sus imperfecciones, ese fue el partido que aportó las mínimas condiciones para el aprendizaje político y que explicó militancias como la de Vladimir González en el estado Miranda, integrante de la generación de los ochenta, y la Braulio Merino en Bolívar. Ambos también fallecidos un par de semanas atrás. Trillaron los senderos que ya había abierto líderes como Sánchez Cortés.

Fotografía: Alejandro Sánchez Cortés (Facebook). 

sábado, 2 de agosto de 2025

Realizadora

ALICIA ÁLAMO, HUMANISTA

William Anseume

Murió Alicia Álamo Bartolomé. Sería una extralimitación decir que fui su amigo. La conocí de cerca, sí. Tan cerca como permite la hechura teatral de largos meses que, en su vida, y ahora también en la mía, es casi nada. Pero me siento muy orgulloso de haberla conocido y tratado de cerca. En un manido lugar común, podemos decir que fue una gran mujer, y más, una gran mujer venezolana de la cultura. Esto es decir bastante. No me extralimito. 

Arquitecta, periodista, articulista, profesora, actriz, dramaturga -en general, escritora-  y también artífice en gestión cultural, no menos importante. Una humanista cabal. Como actriz la disfrutamos en televisión, al lado de grandes actores del humor, tal cual Jorge Félix. Sin mayor ánimo de protagonizar nada, fue protagonista de la posición cultural y social de la mujer venezolana. Se jactaba de haber presenciado en su Caracas a Carlos Gardel, nada menos. ¿Sería una marca? Además, creedora en la democracia y combatidora feroz de ideas comunistas o de izquierda. Opositora de este régimen sin ínfulas de heroína ni de ninguna otra especie, ya que padeció desde pequeña el exilio de su padre, el combate férreo contra las dictaduras. Aunque vivió en el teatro el terremoto de aquella Caracas, ahora antigua, no necesitaba batirse al piso temblorosa para figurar; figuraba sola, con sus acciones consuetudinarias. 

Como dramaturga, con obra poco extensa, destaca su pieza Juan de la noche, ganadora de un prestigioso concurso de los profesionales del teatro de entonces. Profesora y cofundadora de la Universidad Monte Ávila. Era, sin duda, una mujer con conocimientos indudables, una mujer admirable. Su paso por la gestión cultural en la Universidad Simón Bolívar se recuerda aún con mucha solidez y mucho cariño. Abnegada, como era en su entrega apasionada por las cosas en las que creyó. Entre ellas la religión que también fue parte de su entrega vital. 

La conocí una tarde cualquiera. Me la presentó ese otro grande de la cultura venezolana, francesa y rumana que fue Romeo Costea, director del Grupo Compás y, ese sí, amigo cercano mío. Esto en ocasión de llevar a cabo la puesta en escena de La lección de Eugene Ionesco, quien era, a su vez, amigo de Costea. Yo fungí como asistente del grande director. Ese que nos puso en escena en la muy recordada Las picardías de Scapín, de Molière, en la que me tocó actuar  junto a un gran elenco encabezado por ese otro amigo, Roberto Moll, además de hacer la versión/ adaptación/ revisión de la obra. En fin, todo era normal. Se estrenó La lección con algún éxito en la Alianza Francesa de la avenida Solano López. Ella estupenda, claro. Y, como es normal, siempre conversábamos de todo, incluyendo el teatro, claro. 

Hasta que, y me voy de anécdota cómica: un día se me presenta Romeo en la oficina de la Dirección de Teatro del Conac, donde yo hacía de asistente administrativo desde luego de graduado en la Escuela  de Teatro César Rengifo, había muerto uno de los padres de Alicia. Y Costea, muy circunspecto, me transmite a la vez nervioso la información. Le digo que la voy a llamar de inmediato para el pésame de rigor. Me pide que cuelgue, que tiene que indicarme algo más importante: teníamos, como bien sabía yo, función en Coro, con todo dispuesto y pasaje aéreo comprado para el día siguiente. Pues, como asistente de dirección, era el único capaz de suplir a la actriz para no suspender la obra. ¡Caramba! 

En Coro nos presentamos, ahorro ridículas vicisitudes aquí. Romero me consiguió una peluca y salí a escena en La lección, "supliendo" a esa gran humanista nuestra. Me apuntaba, solapado, muy nervioso, angustiado, ese otro gran y querido amigo José Gabriel Núñez, el gran dramaturgo nuestro. Pero hicimos la función. La terminamos. Romeo estaba rojo, después de la risa, explicando al público, en un foro, la situación ocurrida, junto a José Gabriel. 

Así conocí a esa gran mujer y pasé a ocupar su lugar en la escena por accidente fatal. Vayan estas palabras de homenaje a ella, sumando a Romeo y a José Gabriel. Un leve saludo de despedida a Alicia, nuestra humanista. 

02/08/2025:

https://www.elnacional.com/2025/08/alicia-alamo-humanista/

https://www.elnacional.com/2025/08/alicia-alamo-humanista/

viernes, 1 de agosto de 2025

Condecorafilia


 ABC, Madrid, 01/08/2025.

Avaricia

COMPRENDER LA AVARICIA PARA PODER TRASCENDERLA

(San Lucas, 12: 13-21)

Enrique Martínez Lozano

En un interesante libro sobre el eneagrama, describiendo el eneatipo Cinco, puede leerse: "Avaricia significa codicia, un poderoso deseo de adquirir. El impulso de un Cinco es, por tanto, coleccionar, acumular y ahorrar recursos, basándose en una sensación interna de vacío deficiente..." Y, citando a Claudio Naranjo, continúa: "«Se trata de una avaricia temerosa que implica la fantasía de que dejar escapar algo causaría un catastrófico quedarse sin nada. Podemos decir que tras ese impulso de atesoramiento se esconde una experiencia de empobrecimiento». Este es el estado de retención anal, el alma que retiene las cosas en vez de dejarlas pasar. La lógica interna es que si almacena, como una ardilla, lo suficiente, ya no se sentirá nunca más vacío, pero al igual que todos los intentos de llenar los agujeros de nuestras almas que resultan de la desconexión con el Ser, ninguna cantidad de reservas será suficiente para aliviarle la experiencia interna de escasez" (Sandra MAITRI, La dimensión espiritual del eneagrama. Los nueve rostros del alma, La Liebre de Marzo, Barcelona 2004, p.215).

Me parece que estas palabras de Sandra Maitri nos ayudan a comprender en profundidad la sabiduría que contienen aquellas otras de Jesús, ya que señalan expresamente dos claves imprescindibles: de dónde viene la avaricia, y cómo se resuelve.

De dónde viene la avaricia

En el origen de la avaricia, parece haber un vacío afectivo, una experiencia temprana de inseguridad y, en último término, una desconexión de nuestra verdadera identidad.

El vacío afectivo "exige" ser llenado compulsivamente: es la fuente de la ansiedad, que se traduce en adicciones variadas –una de las cuales, puede ser el dinero o los bienes materiales-. En este sentido, la codicia o avaricia es el intento –estéril- de colmarlo.

Una experiencia temprana de inseguridad (económica), sin que necesariamente haya sido objetivamente real, ha podido desencadenar en el niño una angustia, de la que buscará protegerse a base del tener y del acaparar.

Más en profundidad, la avaricia, en cuanto necesidad ilimitada de acaparar, se explica –como todos los comportamientos egoicos- a partir de la desconexión de nuestra verdadera identidad. Lo que somos –en nuestra identidad profunda, compartida y no dual- es Plenitud. Pero, al haberlo olvidado, al ignorarlo, empezamos a vivirnos como seres separados y carentes, en lucha permanente y agotadora por paliar aquella carencia que creemos ser. Mendigamos migajas –"amasamos riquezas para nosotros mismos"-, sin reconocer que somos ya "ricos ante Dios". (¿Cómo no recordar aquí el libro de GANGAJI, El diamante en tu bolsillo, Gaia, Madrid 2006?).

Para liberarse y trascender la avaricia

Será necesario un trabajo psicológico para elaborar el dolor escondido tras aquellas experiencias de vacío y de inseguridad, así como para modificar los mensajes que se grabaron a partir de ellas.

Pero habrá que comprometerse, también, en un trabajo espiritual sobre sí mismo, que permita salir del sueño egoico y de la ignorancia acerca de nuestra verdadera identidad, hasta reconocernos, de fondo, en la Plenitud que somos.

Tanto en un caso como en otro, quizás necesitemos de la ayuda de alguna persona competente. Pero parece indudable que, mientras no se cumplan estas condiciones –curar el vacío y la inseguridad, y reconocer nuestra identidad profunda-, no será posible vivir la palabra de Jesús, es decir, no podremos experimentarnos "ricos ante Dios".

Porque "ser rico ante Dios" no significa haber "acumulado" méritos –de nuevo sale la palabra que le encanta al ego-, sino dejar caer nuestra falsa identidad, tomar distancia del ego y, acallada la mente, hacernos conscientes de la Plenitud que somos.

Cuando esto no se advierte, el voluntarismo por cumplir la palabra de Jesús conduce, no a lo que él vivía y anunciaba, sino justamente a un ego más inflado y separado, por más que ahora se autodenomine "religioso". La experiencia nos dice que una mayor "religiosidad" no coincide con una mayor verdad de lo que somos.

Fuente:

https://www.feadulta.com/es/buscadoravanzado/item/3952-comprender-la-avaricia-para-poder-trascenderla.html

Ilustración: Titia (posiblemente, se refiere a Tiziano). Óleo sobre lienzo (las fotografías de rayos X muestra que Cristo fue pintado originalmente con un sombrero de jardinero); en: 

https://artandtheology.org/2016/04/05/she-mistook-him-for-the-gardener/

Padre S. Martín: "Intrigas en el Cónclave". Desconfianza hacia León XUX:

https://www.youtube.com/watch?v=MY84HQ6L170


Monseñor Munilla: https://www.youtube.com/watch?v=LKgn_FKmEX0



Caza de citas

“Imaginen la situación. Un día, con un programa de IA, alguien crea una imagen perfecta de los dos candidatos principales en las elecciones ...