DE UNA EXTRAORDINARIA SERVIDORA PÚBLICA: VIRGINIA BETANCOURT VALVERDE
Luis Barragán
Nos habituamos a las bibliotecas públicas desde
los ya remotos tiempos del fichero, coincidiendo con la labor de una venezolana
excepcional que las hizo masivas, cotidianas, eficaces, cómodas, atractivas y,
algo frecuentemente inadvertido, por vez primera, real expresión del Estado Nacional, aunque el
decreto de creación de la Biblioteca Nacional data del siglo XIX. A Virginia Betancourt Valverde le debemos
tanto empeño, incluyendo la conformación y calificación de sendos equipos para
una irrepetible labor que le agradecemos inmensamente.
Pasamos
de San Francisco al Foro Libertador, cuya construcción diligenció
testarudamente hasta culminar una obra que era exclusiva para la ciudadanía, o
de Macubají a la Hemeroteca Nacional, convertida la afición en un oficio
imprevisto que, además, nos familiarizó tanto con un personal serio, conocedor
y responsable que recuerdamos con respeto y cariño. Un día, nos sorprendió la
LIc. Maricarmen Iriarte con un carnet firmado por la presidente del Instituto
Autónomo Biblioteca Nacional que también nos permitía emplear un cubículo para
el investigador que nunca creímos merecer, quizá por
todos aquellos los acumulados en saciar nuestra curiosidad, tomando
fundamentalmente nota de la vieja prensa, como de las revistas especializadas y
de los libros que tanto nos marcaron.
Apenas,
dos o tres años atrás, la conocí personalmente y, una década antes, la consulté
telefónicamente, cuando se planteó un absurdo proyecto de ley sobre la materia
en la Comisión Permanente de Cultura de la Asamblea Nacional. De una bien
ganada fama de severidad, puede decirse de una mujer que dio de leer y, de una poderosa imaginación bibliotecaria,
concibió e implementó una exitosa política pública arruinada en la presente
centuria.
Por
fin, en nuestras manos se encuentra un ejemplar de indispensable consulta,
sobre todo para el dirigente político deseoso como el que más de superar el
actual desorden establecido, requerido de una precisa orientación en torno a
las cosas que se hicieron y muy bien, inspiradora
de las que ya son necesarísimas para reconstruir al país en libertad. De largo
título, apenas, la punta de iceberg, sugerimos la sugestiva lectura de “El
Sistema Nacional de Bibliotecas e Información de Venezuela (SINASBI):
1974-1998. Una experiencia latinoamericana exitosa en la formación de
ciudadanía” (Abediciones, Caracas, 2020).
Virginia
es referente ineludible del servicio público en Venezuela, por vocación y
talento. Vive al país, porque está entre nosotros, y no en una villa suntuosa
de Estados Unidos o de Europa, moviéndose en un avión privado. De una sencillez
y austeridad que aprendió de sus padres, es motivo de orgullo, orgullo
fundamentalmente ciudadano.
31/01/2022:
http://www.opinionynoticias.com/opinioncultura/36604-virginia-betancourt-
No hay comentarios.:
Publicar un comentario