DE LAS REGULARES CONSTRUCCIONES IRREGULARES
Luis Barragán
Poco más de un mes atrás, así lo escuchamos,
radiotelevisivamente aseguró Maduro Moros haber tomado todas las previsiones del mundo para afrontar la amenaza de un ciclón
que, anunció oficialmente, se disipó. Aseguró que, prácticamente, nadie dormía
en el gobierno en guardia permanente frente a un fenómeno que, además,
difícilmente hubiese afectado a la ciudad capital, gracias a El Ávila, al Cerro
Ávila de nuestros distraídos cantos.
El
problema está en que llueva caudalosamente y se lleve todo por delante, aun
contando con los boletines meteorológicos que suelen acertar en sus
pronósticos. Valga la ocasión, nos
preguntamos sobre la suerte de los tres satélites artificiales que le compramos
a China a un elevado costo, y con la pandemia, la crisis educativa y las
lluvia, parece que sólo sirven para los asuntos militares, quedando un gran e
inaudito saldo de la demagogia que se
hizo con la telemedicina, teleducación y, por supuesto, los consecutivos palos
de agua que vuelven un lodazal de derrumbes a importantes localidades
venezolanas.
Todo
ocurre bajo una estricta censura y bloqueo informativo, estorbando la prensa,
como literalmente lo aseguró un ministro de la usurpación al recorrer Las
Tejerías. Así como nunca se ha sabido de los boletines epidemiológicos de
rigor, tampoco se sabrá de los
pluviométricos: por más que nos impacte el cambio climático, tampoco ha caído
sobre el país un diluvio sin ningún precedente; al contrario, hay antecedentes
nefastos y aleccionadores que todavía quedan en la memoria, como el de Vargas.
El
problema no se agota con la cesación de las lluvias, o la temporada de sequía,
aunque hay una extraordinaria limitación del discurso político en la materia,
comprensible respecto a la usurpación que no rinde cuenta a nadie, pero no así
en relación a la oposición. Se trata de los planes de reubicación de las
familias afectadas, de los esfuerzos de
reconstrucción de las zonas dislocadas, de las condiciones alimentarias, sanitarias, inseguridad personal, sedes
educativas, etc., abriéndose un
importante abanico en torno a la efectiva protección civil de la población
inocente e indefensa, víctima de la negligencia oficial que apela a la
presencia de un fenómeno natural, sin más.
Especial
mención deseamos hacer de las regulares construcciones irregulares que,
obviamente, ceden ante una tormenta, un pequeño sismo, o cualquier otro
acontecimiento, con una asombrosa facilidad. Los deslizamientos del 23 de Enero
en la propia ciudad capital que, faltando poco, suele votar al régimen, nos advierte que no es precisamente el
servicio de ingeniería municipal el que más destaca en Caracas y en el resto del país.
Se
puede cuestionar con sobrada razón que el régimen no construye las viviendas
necesarias, pero igualmente que ha permitido que se levanten improvisadamente
los inmuebles en sectores de una alta peligrosidad de suelos. Durante los gobiernos democráticos, con todas
las fallas y también deslizamientos, hubo esfuerzos de consolidar las barriadas
populares, dotarlas de todos los servicios y velar por la consistencia de las
casas; e, incluso, en los tiempos de Lusinchi, fueron desalojados los barrios
de altísimo riesgo, reubicadas las familias, entre Caracas y La Guaira,
reapareciendo sospechosamente en la presente centuria,
Cierto,
se puede hablar de sospecha, porque una buena porción de El Pinar, en El
Paraíso, parque nacional, al Oeste de
Caracas, sólo era vegetación hasta que llegaron los tiempos del alcalde
metropolitano Juan Barreto y comenzaron
a quemar, terracear, parcelar y construir ranchos que se convirtieron muchos de
ellos, también en edificios de cuatro y cinco pisos, en tiempo récord. Autoridad alguna respondió a las incontables
protestas pacíficas de los vecinos de la urbanización y de la misma Cota 905:
llueve y todavía angustia que los techos de cartón se vengan abajo.
Fotografía:
https://eldiario.com/2022/10/24/lluvias-en-gran-caracas-deslizamientos-e-inundaciones/
31/10/2022:
http://opinionynoticias.com/opinionpolitica/38249-de-las-regulares-construcciones-irregulares