SARTENEJAS: ¡SACALAPATALAJÁ!
Luis Barragán
Particularmente,
la Universidad Simón Bolívar que despidió el siglo XX, no es la misma que está
naufragando en el XXI. Existen suficientes registros históricos, testimonios
periodísticos y personales de una exitosa experiencia del aula gratuita que
alcanzó extraordinarios niveles de excelencia, aunque – paradójicamente – no ha
contado con la activa y la tan necesaria visible defensa de sus egresados; y, al
respecto, importa y mucho expresarlo, el profesorado agremiado es el que
decididamente ha dado la cara y, desde hace bastante tiempo, denunciando la
situación por ante la opinión pública, las instancias oficiales, los medios
parlamentarios, y la propia calle, pues, nos consta, porque los acompañamos en
la protesta del pavimento constante y sonante en los más duros momentos.
Recientemente,
ha renunciado el secretario de la universidad, profesor Cristian Puig, la única autoridad electa que
quedaba, porque el resto del equipo rectoral ha sido impuesto desde las más
altas esferas del gobierno. Otra extensión del PSUV, atenta al interesado reto de las remodelaciones de una literalmente
destruida casa de estudios: ocurrirá algo semejante a la UCV, empobrecida en
términos presupuestarios al mismo tiempo que intervenida por los remodeladores
del poder central.
Por ejemplo, inaugurado
en 1995, el Laberinto Cromovegetal, nada más y nada menos que de Carlos Cruz
Diez, está hoy destrozado y no, por casualidad, impiden en lo posible que lo
fotografíen o videofilmen los transeúntes. No se diga que toda la comunidad
universitaria jamás ha hecho esfuerzos por recuperar la obra natural, porque la
mismísima Wikipedia da cuenta de las formidables y sentidas iniciativas
realizadas entre 2016 y 2017.
Varias y
terribles circunstancias actuales, ilustran muy bien el drama de Sartenejas,
añadido el núcleo litoralense. Por lo pronto, una de ellas, es que el déficit
de profesores específicamente de matemáticas es alarmante y esto se debe a la consabida
calamidad nacional que atraviesan los docentes universitarios de ya una
declarada pobreza material que contrasta rápidamente con sus impresionantes niveles
de formación académica, por lo demás, algo tan característico de la universalidad
socialista.
Sartenejas,
con tan fundamentalísima vocación científica y tecnológica, por consiguiente,
tiene prohibidos los cálculos, adaptándose silenciosa y rigurosamente las
autoridades interinas a las condiciones impuestas por el régimen que ataca la
naturaleza misma de la universidad, como otros factores de la comunidad que
intentan pescar en río revuelto so pretexto de la tan manoseada resiliencia que
versiona la docilidad y el oportunismo más descarado.
Otra de las
circunstancias, reside en la pretendida confiscación de la Casa del Profesor,
una sede que tiene por origen el de la propia Universidad Simón Bolívar. O la
presunta comisión de un delito, porque los aportes realizados por cada profesor
a su asociación los ha retenido el Estado por largo tiempo, sin que haya respondido
satisfactoriamente a la más mínima explicación que exigen los aportantes.
Hay querencia
y solidaridad con la universidad, cuando el profesor que no tiene para pagar la
gasolina de su vehículo, costearse el transporte público, o se encuentra en el
exterior mantenido por sus hijos, o realizando otro oficio para sobrevivir, y todavía
tiene la grandeza de dar gratuitamente clases a sus agradecidos estudiantes por
los canales virtuales. En esta otra circunstancia de querer solidario con la
institución, incluimos los incansables esfuerzos del liderazgo profesoral que
no sólo sufre los embates del gobierno nacional, sino que experimenta la conspiración
de la ínfima minoría de quienes juran que superar el régimen es pan comido, seguros desertores de sus
jugarretas que no llegarán siquiera a dos o tres semanas antes del 28 de julio.
Por cierto, oyen la consigna de los rebeldes estudiantes de 1928, y huyen
despavoridos:
- ¡Alá y Balajá!
- ¡Sigala y Balaja!
- ¡¡¡SACALAPATALAJÁ!!!
17/03/2024:
https://www.lapatilla.com/2024/03/17/sartenejas-sacalapatalaja-por-luis-barragan/
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