"Los ataques al jazz como baile se prolongaron más allá del giro diplomático de la dictadura en 1943 e incluso del final de la Segunda Guerra Mundial, pero el progresivo alejamiento del fascismo relegó a un segundo plano el proyecto palingenésico de Falange. Desde entonces, las invectiva procedieron fundamentalmente de los sectores ultracatólicos, para quienes el jazz era un baile pagano y anticristiano ,,,"
Iván Iglesias
("La modernidad elusiva. Jazz, baile y política en la guerra civil española y el franquismo (1936-1968)", Consejo Superior de Investigaciones Científicas, Madrid, 2017: 162)
Fotografía: Wes Kroninger. Tomada de: Michelle Perkins (2009) "500 poses for photographing woman", Amherst Media, Buffalo: 121).
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