LAS CLASES MEDIAS EN EL SUELO
Luis Barragán
Por remoto y
genuino, desde el instante más original del presente régimen, estuvo bien
trazada la meta estratégica de acabar con las clases medias venezolanas que le
dieron soporte a la otrora democracia representativa, con especial énfasis en
las ilustradas. El barril petrolero de
cien constantes y sonantes dólares, le permitió financiar una versión propia y
temporal que, por cierto, huyó
precursoramente del país para asegurar sus bienestares en otras latitudes,
abandonando las campañas plebiscitarias del barinés que le dieron una
notoriedad ahora indeseable.
Arruinar e inutilizar a las cajas de
ahorro de los trabajadores del sector público, en su más amplia acepción,
requirió de la paciencia y del tiempo necesario para cumplir con tamaño
objetivo político. Al igual que tres
años atrás, por lo menos, todavía
circula la queja de los dirigentes de la entidad que las agremia, por la
desviación de los recursos patronales y suponemos que el Ministerio Público ya ha
abierto la correspondiente investigación y tan sólo necesitamos indagar en
torno a sus resultados.
Es de esperar, en el curso de la
ejecución presupuestaria de la que poco se sabe, como del mismo presupuesto
público y real de la nación, la comisión de supuestos delitos que quedan en la
densa obscuridad de los órganos independientes que no controlan, debiendo
hacerlo, como de la (auto) censura y el bloqueo informativo. Valga acotar, existen retenciones que elevan
esa tormentosa suposición delictiva, porque el sistema Patria lo ha hecho por
mucho tiempo con los aportes autorizados de los miembros de la Asociación de
Profesores de la Universidad Simón Bolívar (APUSB), a modo de ilustración, con
la intención de amilanarla.
Lo cierto es que, al asestarle tan
duro golpe a las cajas de ahorro de ministerios, universidades, municipios,
institutos de previsión, etc., lo hacen con las relativamente viejas clases
medias sobrevivientes, y, por ironía, con la que ha podido emerger limpiamente
aun siendo partidaria del régimen. Ocurriendo hasta principios de la presente
centuria, hoy no pueden obtener un crédito para adquirir una vivienda, un
vehículo, o un móvil celular; solventar
un problema de salud, realizar estudios de pregrado o posgrado, desarrollar
algún emprendimiento, viajar, siendo políticamente deliberada la quiebra de
todo legítimo mecanismo o dispositivo de mejoramiento de la calidad de vida,
tratándose de los propios servidores del Estado.
Todos conocemos a personas
competentes y honradas, por distintas circunstancias forzadas a trabajar para
el Estado. Tratamos de quienes no desean perder su jubilación, aunque fuese
precaria la ulterior pensión, y, asimismo, noveles o no, del abogado que no
encuentra donde litigar, o del médico que no puede equipar un consultorio, por
no mencionar a los técnicos medios o superiores que sólo el libre mercado puede
salvarlos.
Los servicios de (contra) inteligencia seguramente saben que buena parte
de las nóminas oficiales simulan su adhesión al régimen, forzadas a asistir a
los actos proselitistas, varias veces perseguidas por las incursiones digitales
de una clara simpatía hacia la oposición. Sin embargo, por el cumplimiento
responsable de sus labores, resultan indispensables en los despachos donde un determinado
porcentaje del personal cumple actividades del principal partido gubernamental
y sus subsidiarias.
Las clases medias están en el suelo, faltándole el oxígeno de una economía sana, abierta y competitiva, como las libertades públicas tan indispensables, aunque todavía vivas y dispuestas, atentas a los acontecimientos provenientes de cualquier dirección, cual pieza de Daniel Sanseviero, Las que están al servicio del Estado, sabiéndose despreciadas por la lumpemburguesía que ha surgido a su sombra, honestas y capaces, conocedoras silentes de las más íntimas realidades, aguardan con paciencia la celebración y los resultados de las elecciones primarias para liberar a Venezuela y, así, realizarse personal, familiar, social y profesionalmente.
Fotografía: LB, pieza de Daniel Sanseviero (Centro Plaza, 2022).
28/02/2023:
https://www.elnacional.com/opinion/las-clases-medias-en-el-suelo/
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