DE LA REFORESTACIÓN UNITARIA
Luis Barragán
Nadie duda del
propósito, además, perpetuo propósito gubernamental de aniquilar a todo
adversario que se atreva, incluso, a invocar la mismísima Constitución. El
ejercicio del poder absoluto es para siempre, y, por ello, el resto de los
mortales, unos delincuentes, añadidas las propias huestes oficialistas
propensas a sucumbir ante la tentación de … salvar la vida, en medio del
marasmo.
Las recientes inhabilitaciones
que se suman a la previa de la candidata presidencial de la oposición, agregado
el sobrevenido desconocimiento de los partidos que alguna vez validó el CNE,
ilustran la naturaleza de una dictadura cada vez más elemental, aunque realce
un ideario que le importa un bledo ignorar dándole un cierto timbre de
distinción, porque – todos ellos juran -
nada más democrático que la ignorancia compartida. El uso intensivo de un
legalismo de ocasión, interpretada la norma a conveniencia, aún excedida y
confiada a una casación que no sabe de la división de los órganos del Poder
Público, se nos antoja como un paso previo a la barbarie y atrevido (a)salto a
la premodernidad.
Recordemos, la
única oportunidad real y sustancial que hubo de definir y explicar las
intenciones de lo que resultó el presente régimen, ocurrió durante la primera
candidatura de Chávez Frías al concluir el siglo XX, cuando lo representó un
conocido filósofo, como J. R. Núñez Tenorio, marxista de publicaciones también
financiadas por el régimen norcoreano, que osó autocalificarse de tomista, tomando completamente por
guasa, burla, pitorreo y cuchufletaje el debate ideológico de fondo al que lo
retó y en el que se plantó José Rodríguez Iturbe con la seriedad, profundidad y
serenidad que le caracterizan, por
cierto, difundido televisivamente. Acaso, la mejor definición de esta larga
tragicomedia de la centuria en curso, nos la reporta el personaje de Virgilio
Galindo, quien - dirigiéndose al de Miguel Angel Landa - comentó en “Sagrado y
obsceno” de Román Chalbaud (1975): “… Mire compadre, yo soy masón igualito que
Miranda en La Carraca; es más, soy espiritista, soy ateo, soy masón y soy
marxista. Todo lo que es oculto, me encanta”.
Por supuesto,
cualesquiera retaliaciones oficialistas, arbitrarias y viciadas, vejatorias e
infundadas, adoptadas por el madurato,
procuran la descomposición definitiva de los factores políticos y sectores
sociales que están convencidos y son capaces de combatirlo sin ambages. Luego, amplia
y suficientemente dilucidado, el problema no es jurídico, sino neta, inequívoca
y decididamente político; o, mejor, partidista, respecto al ejercicio de una cabal
conducción, organización y estructuración de los esfuerzos, justa valoración de
los cuadros electorales, actualización de un piso programático consensuado, y
de una adecuada y sentida transmisión del mensaje. Pretensión alguna hay de
excluir los distintos ámbitos de la sociedad civil organizada, pero importa
reconocer que el partido, o la poca o mucha institucionalidad partidista que ha
sobrevivido en los predios de la oposición, es el portador por definición de la
disciplina indispensable en un oficio a dedicación exclusiva que tiene por
especialidad el bien común.
De modo que importa y mucho en una campaña electoral de tan corto plazo, la urgida reforestación política de los partidos democráticos que ha de apuntar a un sólido compromiso unitario para encarar las inéditas situaciones que se avecinan: existen valores, destrezas, sacrificios, banderas, en fin, talento y disposición para canalizar el aporte de una sociedad que no se detiene en todas sus manifestaciones creadoras, a pesar de las indecibles circunstancias vividas. Todavía estamos a tiempo de enderezar los entuertos y de actuar responsablemente, con humildad y un apasionado sentimiento venezolanista, frente al oprobio.
Centro Plaza: LB, detalle de la obra de Calos Cruz Diez, Centro Plaza (CCS, 08/07/2022).
19/03/2024:
https://www.elnacional.com/opinion/de-la-reforestacion-unitaria/
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