DE LA CIUDAD DESACERADA
Luis Barragán
La ciudad
venezolana ya no está hecha para el tránsito peatonal, distraído, confiado,
seguro y recreacional. Excepto nos
detengamos a estacionar un vehículo, o consumir en cualesquiera tarantines que
confiscan los espacios públicos, las
aceras lucen innecesarias, e, incluso, arriesgadas.
No hay mejor
estacionamiento de carros y motocicletas que las aceras reales e imaginarias,
además, gratuito, aunque existe una considerable y envalentonada legión de
parqueadores nada honorífica. El fenómeno
es masivo en buena parte de las metrópolis que, por definición, se les presumen
organizadas y planificadas para la justa y sana convivencia.
Están los carros
hamburgueseros y cachaperos, pendientes otros rubros, contando con el
beneplácito de las autoridades públicas,
más aún cuando no hay o es
demasiado escasa la distinción respecto al área de tránsito automotor. Frecuentemente,
disponen de mesas y sillas de plástico, cuñetes de agua, cavas, etc., abarcado
varios metros cuadrados en los que pueden concentrarse un número importante de
personas, y completando el mobiliario están los kioscos generalmente ilegales;
a los efectos prácticos, para todo, es mejor decir inmobiliario.
Sobre todo, la
amplia y desinhibida circulación de motocicletas en las aceras, constituye un peligro constante para los
transeúntes de cualesquiera edades, por siempre sorprendidos, convertido el
atajo en un derecho adquirido. La destrucción del pavimento con sus ásperas
arrugas y los cráteres de insospechada profundidad, añadida la basura descuartizada
y dispersa, es una amenaza extraordinaria para los de más avanzada edad que no
podrían andar en una silla de rueda y tampoco el invidente avanzar bastoneando
el camino cual paciente telegrafista.
Obviamente,
las zonas de mayor circulación no tardan en integrarse al circuito de una
economía informal que se nos antoja cada vez más formal. Expendio de comida-chatarra-aparte, los
talleres mecánicos, las ventas de caucho y las reencauchadoras, otro ejemplo, confiscan
las adyacencias para que estacione la distinguida clientela, algo recurrente en
las principales urbes del país, igualmente expuesto como un derecho adquirido
de los comerciantes guapos y apoyados.
Fotografías: LB (CCS, 01/04/2024).
08/04/2024:
https://opinionynoticias.com/opinionpolitica/41030-de-la-ciudad-desacerada
No hay comentarios.:
Publicar un comentario