domingo, 20 de octubre de 2024

Aislamiento y ajenidad

LA ECONOMÍA NOBELADA

Luis Barragán

Tienen razón aquellos que critican los comentarios suscitados por los ganadores del ajenísimo premio Nobel de reciente anuncio, ya que, por decir lo menos, estamos atascados en la consabida crisis política que es de sojuzgamiento. Y con no menos razón observan los otros, las dimensiones de esta crisis que nos aísla tanto que nos hace sentir ajenos a la propia existencia humana; vale decir, relegándonos a la barbarie.

Algo más que una perogrullada, la primera constatación es que hay premiaciones de una vieja data y amplio prestigio en diferentes áreas del quehacer seguida por otra corroboración: no se sospecha de algún venezolano que haya estado cercano a recibir este año  un galardón como el otorgado por el jurado de Estocolmo. E, incluso, la concesión del Nobel podemos cuestionarla total o parcialmente, pero está ahí, es noticia, como lo puede ser y es que laureles concedidos por las más variadas instituciones de una bien ganada reputación, sean motivo de orgulloso para todos los paisanos de la persona agraciada.

Valga la nota anómica, nos convertimos en una sociedad que no premia los méritos, o, lo que es peor, acepta negociarlos. Excepto reconocimientos de una irrefutable sobriedad y crédito, como los premios de la Fundación Polar en el campo científico y tecnológico, los que otorga el Estado están ideológica y políticamente condicionados.

Larga introducción para un comentario sencillo, han sido insuficientes las referencias que se han hecho en torno a la decisión de nobelar a los economistas  Daron Acemoglu, Simon Johnson y James Robinson en 2024. Muy pocas voces del patio, especializadas en una disciplina tan exigente, comentan la trascendencia del hecho, aunque Andrea Rondón en las redes lo hizo convincentemente, incluso, colocando en duda a la escuela institucional que defienden los premiados, pues, alegó, promueven al Estado como agente motor de la economía en lugar de la sociedad civil que puede hacer de abajo hacia arriba.

Cierto, en medio del marasmo venezolano es difícil pensar en el veredicto sueco, pero no menos cierto es que la sola  premiación tiene un extraordinario empuje actualizador la hora de juzgar la situación económica del país. Inexperto en la disciplina, por cierto, agradezco al amigo Leandro Area el envío de la versión digital de “Por qué fracasan los países” de Acemoglu y Robinson (2012).

20/10/2024:

https://www.lapatilla.com/2024/10/20/luis-barragan-la-economia-nobelada/

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