martes, 30 de agosto de 2022

Desatolondrados

DEL BURDEL POLÍTICO DE GORBACHOV

Guido Sosola    


Corrió la noticia como pólvora: ha muerto Mijaíl Serguéyevich Gorbachov.  ¡Ay del dirigente político que no diga nada al respecto, mostrándose como un gorbachóvlogo consumado, si quiere ganarse alguna respetabilidad en la bandas anchas digitales.  Sin embargo, no decir ni pío no constituye pecado alguno, porque buena parte de los venezolanos ha llegado a creer que la política arrancó universalmente con las peroratas de Chávez Frías desde Miraflores, siendo Mijail un OVNI para el siglo XXI, y alguna que otra secta religiosa lo recordará como el Anticristo distinguido  por una mancha roja en la cabeza.

               Consciente de las inhabilidades de Konstantín Chernenko y Yuri Andrópov, sus inmediatos predecesores en la Secretaría General del PCUS, tenía madera para sostenerse y superar a Leonid Brézhnev que, si a ver vamos, fue superior a Nikita Jrushchov. Empero, hubo madera suficiente para verse en esa suerte de amasijo de repúblicas socialistas hundida en el que más estridente fracaso económico con explosiones sociales más temibles que la de las centrales nucleares.

               Había que ser muy valiente para vislumbrar, planear e implementar un viraje que fue de 180°, por cierto, creyendo los comunistas del resto del mundo y, especialmente los más atrasados, como los venezolanos que aún se reunían en la sede de Cantaclaro,  en un cambio de 360°. Tuvo el talento y el olfato, o, mejor, el burdel político que no se compra en una botica, de iniciar y lograr el desmontaje de una ficción que pulverizaría absolutamente todo, devuelto el viento al acercarse al Kremlin,

               William Taubman, en “Gorbachov, vida y época” (Debate, Barcelona, 2018), alaba la “habilidad de maniobrar para conseguir lo que anhelaba” (864), resultando eficaz toda táctica porque era firme y clara su convicción, precisa y adaptativa su estrategia, forjada en una difícil experiencia acumulada de militante y dirigente, por cierto, indelegable para todo aquél que no entiende de qué se trata lo que en Venezuela conocemos como burdel político.  El propio Mijaíl, en “Memoria de los años decisivos 1985-1992” (EpubLibre, 1993),  expresa: “… La cautela y la prudencia conllevan determinados costos, pero que, pese a ello, son preferibles. Si yo hubiera actuado atolondradamente, metiendo a tontas y a locas a los ciudadanos en la perestroika, todo hubiera fracasado con rapidez” (18).

               Mucho me temo que esa falta de burdel político no lo hay suficientemente en las altas esferas para corregir el curso del régimen, porque además falta el coraje necesario para evitar el despeñadero,  pero tampoco lo hay en la oposición para propiciar el cambio, gustando de las acciones mero declarativas.  Eso sí, sobra el atolondramiento, porque Chávez Frías logró quebrar esa experiencia política que se transmitía y perfeccionaba de generación en generación. , pero siempre hay un Mijaíl dando vueltas por ahí, aún en la acera opositora.

Gráfica: Gorbachov, en 1991. Boris Yurchenko (AP).

lunes, 29 de agosto de 2022

De una ofensiva socialista

UNA FEROZ GUERRA CONTRA EL COMERCIO FORMAL

Luis Barragán

Antes que la pandemia, el cobro electrónico y la reorganización de las mafias contrabandistas ya habían ultimado a la economía informal que buena y mala fama alcanzó en el país petrolero. Algo más que una ligera sospecha, hoy, nadie tiene la posibilidad real y gratuita de llevar el pan a casa mediante la desesperada oferta de una modesta mercancía, trátese de un sencillo vasito de café o de cigarrillos al detal, porque toda acera de calle y avenida  sugiere un canon de alquiler a favor de las autoridades policiales que velan  por el Estado depredador; además, el desesperado tendrá que competir violentamente para tomar por asalto las bolsas de basura que ya no lucen tan prometedoras como antes o muy antes, aunque hay quienes rearman y reparan sendos artefactos eléctricos y hasta coches para bebé ensayando una reventa a precios ridículos.

            La depredación es completamente dueña de los espacios públicos, reensayando un distinto modelo de negocios en el que no cabe el buhonero de buen gañote que pregonaba libremente su mercancía, tendida sobre la sabana en el piso de todas sus urgencias. Cualquiera puede constatar que al frente del local de una lunchería, heladería, restaurant o algo parecido, se instalan sendos carros, varios simultáneamente en el mismo radio,  que expenden perros-calientes, hamburguesas, cachapas, empanadas y toda suerte de bebidas,    tomando para sí las áreas de tránsito peatonal y también automotor, con un numeroso y cuidadosamente uniformado personal subpagado, y de libérrimo y bullicioso horario que convierte de facto una zona residencial en comercial, arriesgando la salud colectiva porque no disponen de un servicio directo de agua.

            Poco importa que el comercio formal realice una más confiable oferta y llene los requisitos más elementales para la sufrida y periódica supervisión sanitaria, fiscal, bomberil, laboral, o cualesquiera otras que imaginen los venales funcionarios celosos de su plaza.  Además de la carga fiscal, adquiere tonos de gravedad la ausencia de los numerosos anuncios que advierten la prohibición del porte de armas de fuego, la discriminación racial, el empleo del tapabocas, el tabaquismo, y otros rubros que implica toda una burocracia capaz de sugerir a la persona o empresa elaboradora de los pendones, con las exactitudes que reclaman, por no mencionar la costosa actualización de las máquinas registradoras que obliga a una conexión digital que ha de inventarse desde el fondo del bolsillo.

            Por lo visto, se avizora de hecho y quién sabe si de derecho, apelando a la ley de zonas económicas especiales,  la multiplicación de las llamadas calles del hambre, como todo un proyecto de expansión para caseríos, pueblos y ciudades, y no tardará en evolucionar a otros renglones, pues,  tratándose de la apropiación de los espacios públicos, puede hablarse de venta de automóviles usados exhibidos con desenfado en las vías públicas, arreglos mecánicos menores y algunos mayores, venta de peroles de la más variada gama que deja atrás al burdo buhonero de ocasión. Sin embargo, no nos equivoquemos, porque  el modelo por excelencia del nuevo rentismo zonal, por llamarlo de alguna manera, es la baruteña urbanización comercial de Las Mercedes para envidia de los capitostes medianeros y conuqueros del régimen, ya que nuestro hábitat no soportaría una densa urdimbre de expendedores sometidos a la intemperie y sus inclemencias.

            La guerra es contra el comercio formal establecido y de larga tradición en nuestro país, decretada la competencia desleal en beneficio de las mafias que aspiran, o aspirarán tarde o temprano, a la ocupación, ampliación y sofisticación de los locales disponibles: unos tienen una enorme carga fiscal y parafiscal que los otros, simplemente, desconocen. Y el diseño, confort y, por supuesto, precios  de los grandes bodegones auspiciados desde el poder establecido, ha de marcar la pauta.

            La inutilización  de los locales empleados por el actual comercio formal, objeto de una feroz guerra, no sólo tiene por origen la quiebra provocada, sino la amenaza y efectiva invasión frecuentemente organizada por los colectivos armados. Realizada, persistirá más tarde una oferta de bienes y servicios precaria y lastimosa, porque la viveza del que parte y reparte ejerce su señorío, o dará lugar a una ambientación y ofrecimiento que justifique la internacionalización de los precios, sólo para los privilegiados que accedan a las divisas.

            Hay otro medio para la quiebra y desocupación que muy bien  lo ejemplifican los barberos de la calle, los que están colocados bajo un árbol o de un puente, pues, en nombre de la libertad de trabajo, por ahora, son tolerados, aunque  tampoco tengan las mínimas condiciones de higiene, y mucho menos agua y baños disponibles para la clientela que sí los tiene en los locales formales.  Lo curioso es que los de calle tienden a cobrar más caro y, solemos olvidar, lo que constituyó una gran conquista comercial más que laboral, reconocida por la más remota jurisprudencia: no son empleados, sino prácticamente socios y tienen por “sueldo” compartir a diario la ganancia con el dueño del local que, además, es el que paga los impuestos.

           Por cierto, en varias ocasiones se ha comentado en los predios oficiales la intención de reformar el Código de Comercio. Demasiado obvio que la pretendida legislación será por sorpresa,  según la costumbre, aunque nos preguntamos sobre la facilidad de renovar aquellas instituciones forjadas en muchas décadas de experiencia, la propia vigencia de una normativa que ha actualizado la materia, y mismísima pretensión de que haya comercio, por definición, libre, bajo el socialismo.

            Por lo pronto, a largo plazo, los depredadores tienen pendiente la realización de una mercadería proveniente de los países de los cuales somos prácticamente colonia, como China, Rusia e Irán, decretada  una ofensiva desde el propio Estado contra todo comerciante formal, serio, responsable y cumplidor. Y, se nos antoja, no hay un mejor símbolo del populismo laboral y comercial que el del barbero ambulante que, más adelante, no podrá desempeñarse en la calle, empleando la electricidad pública y ya no será socio, sino empleado de los nuevos formales que los preferirán expertos peluqueros y manicuristas de centros comerciales que los recios barberos que se hicieron merecedores de una famosa ópera.

Fotografías: LB, entrada del mercado de San Martín (Caracas,  25/01/2022)

30/08/2022:

https://www.elnacional.com/opinion/una-feroz-guerra-contra-el-comercio-formal/

04/09/2022:

https://www.lapatilla.com/2022/09/04/luis-barragan-una-feroz-guerra-contra-el-comercio-formal/

domingo, 28 de agosto de 2022

Aprensiones

DEL FASCISMO VENEZOLANO (A PROPÓSITO DE GIORGIA MELONI)

Luis Barragán

Después del clásico ensayo que Norberto Bobbio le dedicó, es poco lo que podemos agregar sustancialmente a la díada.  Apartando una inicial orientación didáctica sobre el espectro político, la convicción más firme que nos queda sobre la izquierda y la derecha,  es el carácter histórico y cambiante, circunstancial y acomodaticio que adquieren.

            El socialismo del siglo XXI reclama y confisca para sí, todas las bondades de la izquierda al mismo tiempo que, maltratado el lenguaje, trastoca sus denuestos contra la oposición en todo un marasmo conceptual sobre la derecha.   No hay tampoco centro para una derecha sádica y asesina, por decir lo menos, según la intensa propaganda maniqueísta que oculta la realización de los antivalores más deleznables de una centuria que aún no empieza.

            Por supuesto, la díada adquiere otras connotaciones en el resto del mundo occidental que sufre también las consecuencias de sus enemigos en términos nada más y nada menos que civilizatorios, siendo muchos los eufemismos. Las sociedades y democracias liberales no sólo se encuentran severamente cuestionadas por los factores autoritarios de izquierda, sino que éstos estimulan y generan los de derecha, o a la inversa, ganando y gozando de (auto) definiciones solapada o abiertamente xenofóbicas: unas, que se desean comprensivas ante el drama de la masiva e ilegal inmigración, postergando indefinidamente medidas de control con las que están implícitamente de acuerdo, y, otras,  que radicalizan esas medidas, ofertando una implementación inmediata propicia a un cordón étnico.

            En buena medida, puede decirse que VOX en España es creación de Pedro Sánchez al remover un pasado que ha generado las condiciones necesarias para retroceder al planteamiento de la España imperial, volviendo el franquismo a las tablas,  a la par que PODEMOS ha pretendido deslegitimar la democracia ibérica, cuestionando amargamente  la transición que le dio origen. Advertida varias décadas atrás la posibilidad de los islotes de   prosperidad en una mar de miserias, la comunidad internacional no responde a las necesidades y demandas del países infradesarrollados, cuyos habitantes buscan mejores destinos, dejando las respuestas en manos de los factores nacionales que zanjan sus diferencias y afanes por alcanzar el poder a propósito de los inmigrantes, a veces, con una estelaridad que supera la de otros problemas.

            De antemano, partamos del derecho que tiene cada país de regular el movimiento migratorio, aunque igualmente debe señalarse la manipulación de la izquierda y de la derecha en torno a un asunto que, en última instancia, pudiera obedecer al choque de las civilizaciones de acuerdo a Samuel Huntington, agravando la situación del que huye de la pobreza y, peor aún, de regímenes como el venezolano. O, en otra instancia,  versa sobre el colapso de la democracia liberal que había salido victoriosa de la Guerra Fría, como lo manifiesta Luis del Pino en su reciente obra: “La dictadura infinita. La evolución autoritaria de un occidente cobarde y cansado de sí mismo” (La Esfera de los Libros, Madrid, 2022).

UNA INSOLITA CONFUSIÓN

Del Pino refiere que “tras la caída del Muro de Berlín se ha producido una metamorfosis de la izquierda por la que esta ha ido abandonando la reivindicación social y sustituyéndola por la reivindicación de los derechos colectivistas (los derechos de la mujer, de los inmigrantes, de las personas LGTBI) y por el ecologismo”, convertida en la única opción política de los perdedores de la globalización, salvo la atracción y aceptación del populismo de derecha. Añade: “Si tiras al suelo la bandera de las reivindicaciones sociales, otro vendrá que la recoja. Si el Frente Nacional es en Francia el partido más votado entre la clase trabajadora, o si Trump fue puesto en la presidencia por los obreros de Wisconsin, es porque la izquierda francesa y la izquierda americana dejaron hace mucho tiempo de ser rojas” [Op. cit.: 178 s.].

            Entonces, fracasados los viejos discursos, estamos ante una crisis de orden político-cultural, doctrinario o ideológico a la que responden las fuerzas, escuelas o corrientes tradicionales provocando una gigantesca  confusión e increíble  sincretismo cada vez más alarmante con la correspondiente expresión partidista. Y nada mejor que una campaña electoral, bajo una democracia convincentemente competitiva, para que se evidencie la crisis y, suele ocurrir, los prejuicios se impongan en el escenario con una resonancia magistral que no tardarán en ser respondidos por otros prejuicios, sobre todo alrededor del origen étnico.

            Giorgia Meloni, experimentada líder de Fratelli d'Italia para las elecciones parlamentarias en curso que podrían llevarla al poder, según las encuestas, recientemente indicó que en Venezuela hay millones de personas que mueren de hambre, son cristianos y “a menudo” de origen italiano y de necesitar inmigrantes hay que buscarlos en dicho país [https://www.instagram.com/reel/Chwot_JAgXs/?igshid=MDJmNzVkMjY%3D]. ¿Cómo interpretar adecuadamente un discurso que nos atañe un poco más, como país receptor de una fuerte inmigración italiana de varias décadas? ¿Es natural que indique algunas señas de identidad, como la religión y la italianidad de orígen? ¿Constituye una matización más de la derecha de varios extremos?

         Gracias a la amabilidad del amigo Luis Alfredo Velásquez, incansable coterráneo que tiene por desempeño los medios en Atlanta, en los últimos tiempos, hemos accedido a la prensa extranjera, y constatamos, por ejemplo, que lo dicho por la candidata apenas es el segmento de un mensaje más complejo orientado a tranquilizar al extranjero, a reiterar la defensa del interés nacional sin que signifique renegar de Europa, generando los comentarios propios de una campaña electoral en la que participa la otrora ministro de la Juventud de Berlusconi [Corriere della Sera, y La Repubblica, Roma,  26/08/2022]. Una nota editorial de [El País, Madrid, 26/08/22], nos ofrece una breve radiografía de las fuerzas que representa Meloni: “"El partido favorito en los sondeos es el ultraderechista Hermanos de Italia, liderado por Meloni. Surge de los rescoldos del posfascismo como heredero del Movimiento Social Italiano (MSI) fundado por los últimos líderes de la República Social de Saló del dictador Benito Mussolini.  En las elecciones de 2018, Meloni obtuvo un escaso 4% de los votos. Actualmente, podría alcanzar un 24%. Llega a la cita del 25 de septiembre tras un año y medio en la oposición cabalgando el descontento y en coalición con la ultraderechista Liga de Matteo Salvini y con el superviviente Silvio Berlusconi”, pudiendo sumar hasta un 45% de los sufragios. No obstante, lo señalado en torno a Venezuela es ya una convicción muy firme antes sostenida  que apunta a convicciones fuertemente emparentadas con el fascismo, abundando el registro en las redes al  respecto [por ejemplo, https://es.wikipedia.org/wiki/Giorgia_Meloni].

            Otro amigo, Guido Sosola, nos ha hecho llegar una importante bibliografía en la que destaca la propia Meloni con un libro publicado en 2021.  A modo de ilustración, expresamente señala que Italia debe mirar hacia América Latina gracias a los lazos culturales e identitarios que los caracterizan, como ha ocurrido con la España que ha cultivado esas relaciones con nuestro continente, llamando la atención sobre la situación económica y social prevaleciente en Venezuela y agravada por el Covid-19, generando una emergencia humanitaria con la huída de seis millones desesperadas por seguridad, alimentos, medicamentos y otras necesidades básicas; e indica que, entre las víctimas, hay muchísimos italianos, convertidos en refugiados olvidados, cristianos y de origen europeo  [Giorgia Meloni, “Io sono Giorgia. Le mie radici, le mie idee”, Rizzoli, Milano, 2021: 241 s.] (*).

LA PEZUÑA DEL FASCISMO

Agradecemos inmensamente la atención dispensada en el mundo sobre el caso venezolano, aunque somos cautelosos porque algunas posturas atentan contra caros principios y esconden determinadas estrategias políticas ce orden doméstico. Muy por buena intención que haya en relación a las declaraciones recientes de Meloni, obviamente nos preguntamos en torno a la suerte de los asiáticos y de los africanos que asedian desesperados a Europa, siéndoles quizá más fácil llegarle, como ha ocurrido con los venezolanos en Sudamérica a los que les es cada vez más difícil saltar la gigantesca muralla oceánica.

            Compartimos la preocupación en torno a la pretendida islamización no sólo del viejo, sino también del nuevo continente infiltrado por potencias extracontinentales, como Irán, y nuestra animadversión hacia el aborto; e, incluso, reacios a la llamada ideología de género, por estos años comprendemos la necesidad de reconocimiento de los sectores LGTB, asumiéndolo desde la perspectiva de la defensa de la dignidad de la persona humana.  Temas que se suponen monopolizados respectivamente por la ultraderecha y por la ultraizquierda, ilustran la confusión ideológica y el batiburrillo político acaso propio de los tiempos posmodernos.

            Meloni tiene el coraje de plantear abierta y tajantemente sus ideas [https://www.youtube.com/watch?v=_fTTYtyF5X4], y de comprometerse, o decir que se compromete, con posturas que la deslizan más hacia el centro político  [https://www.youtube.com/watch?v=iaSu8uFQm90], obvio en una contienda electoral.  Empero, llama la atención ya no sólo las relaciones bilaterales, sino la decidida incursión en una liga de partidos de inspiración fascista que va más allá del ámbito europeo [https://www.youtube.com/watch?v=xl0oLwxyP3w], posible mezcla de justos y de pecadores tanto como la de aquellas propuestas que lucen sensatas y actuales al lado de otras disparatadas e indignantes.

            “El antisemitismo y el racismo han regresado al centro del debate político, ya sea de un modo más implícito (en los medios tradicionales), ya sea de forma más explícita (en las redes sociales)”, gracias a los partidos de una derecha radical populista que, además, valga la curiosidad, están liderizados por mujeres, como es el caso de Meloni y los Hermanos de Italia,  Alice Weidel (AfD), Pauline Hanson (ONP), Pia Kjærsgaard (DF), Frauke Petry (AfD) y, por supuesto, Marine Le Pen (RN),  Barbara Pas (VB), o  Magdalena Martullo-Blocher (SVP) [Cas Mudde “La ultraderecha hoy”, Paidós, Barcelona, 2021: 105, 116]. Existe una novedosa dinámica política que esconde demasiado entre sus pliegues, en procura del partido-espectáculo en el que todo es válido para los más inconfesables propósitos.

            Vieja preocupación la nuestra, al régimen venezolano le interesa la existencia del fascismo como única alternativa  [https://www.youtube.com/watch?v=XQccTBfwrR8&t=181s], y mucho tememos que haya partidos fascistas en la oposición o supuesta oposición, o que estén derivando en sendas expresiones fascistas abandonados a las circunstancias, como algo irremediable. Por cierto, recuerdo que alguna vez, poco tiempo atrás, alguien nos lo planteó como la inevitable opción que, no faltaba más, inmediatamente rechazamos.  

(*)                “E l’Italia non può non guardare all’America Latina con la quale ha strettissimi legami culturali e identitari. I sudamericani si sentono naturalmente legati alla Spagna, per via del passato coloniale, e all’Italia, per i moltissimi nostri connazionali che nei secoli hanno plasmato quelle terre. Ma, mentre Madrid coltiva questi rapporti privilegiati, noi li trascuriamo del tutto. A volte addirittura tradendo chi in America Latina guarda all’Italia con speranza. Penso, tra gli altri, ai venezuelani che lottano contro il regime comunista e corrotto di Nicolás Maduro. La situazione economica e sociale del Venezuela è sempre più grave. A causa delle fallimentari politiche intraprese dai chavisti, aggravate dalla pandemia di COVID-19, è in corso una vera e propria emergenza umanitaria. Oltre sei milioni di persone sono già fuggite all’estero alla disperata ricerca di sicurezza, cibo, medicine e altri beni di prima necessità. Tra loro moltissimi italiani. Ma sono profughi dimenticati, scomodi per il mainstream, perché sono cristiani, di origine europea e scappano dal comunismo. Meglio voltarsi dall’altra parte”.Fotografía: Corriere della Sera, Roma, 26/08/2022.


29/08/2022

Caza de citas

"Nos divertíamos. Toda la ciudad se divertía como nunca antes lo había hecho. Pericles había obligado a los atenienses a vivir para el mañana. Embellecieron la Acrópolis con edificios, construyeron murallas y calzadas, crearon una flota invencible (...) Alcibíades, por el contrario, les enseñó a disfrutar del hoy, cosa que tampoco era tan difícil. Las mujeres salieron de los gineceos, los hombres comenzaron a vestirse con esmero. Muchos encargaban pinturas murales, joyas, perfumes. Abrieron nuevos gimnasios y baños y existía un rumor de que los abortos eran cada vez más frecuentes, y esa era la prueba definitiva de que vivíamos al día"

Theodor Kallifatides

("Timandra", Galaxia Gutenberg, Barcelona, 2022: 112 )

Fotografía: Tomada del trabajo de Lorena Torres: "¿Nueva York en Venezuela? Bodegones de Caracas causan polémica" (https://epmundo.com/2020/nueva-york-en-venezuela-bodegones-de-caracas-causan-polemica/).

Noticiero retrospectivo

- Alba Sánchez con fotografía de Ramón García. "Los fiscales de tránsito: ¿Víctimas o victimarios?". El Nacional, Carcas, 04/01/1980. 

- Miguel Acosta Saignes. "Ontología y sociología: La integración cultural de Venezuela". El Nacional, 23/04/53. 

- Federico Díaz Legórburo. "¿Se justifica invertir más de cien millones en máquinas de votación?". El Universal, Caracas, 22/02/72. 

- Aníbal Laydera Villalobos. "Comentarios: Insólita riqueza pesquera del Orinoco". El Universal, 02/11/84.

- Domingo Alberto Rangel. "La ofensiva petrolera". El Nacional, 30/12/60. 

Reproducción: José Curiel. Semana, Caracas, nr. 85 del 16 al 23/10/69.

Vocación ciudadana

NUESTRA QUERIDA PATRICIA

Luis Barragán


Vivencia ahora muy poco conocida,  por temprana que fuese la militancia política juvenil, asumíamos una suerte de labor de “scout” con los aún más jóvenes. Significaba descubrir, estimular y buscar oportunidades para que se manifestara el talento de otros que pudieran posiblemente dar con una vocación definitiva y todo un proyecto de vida.

      Pertenezco a una promoción generacional que lo hizo, porque en su momento también lo hicieron con nosotros; por muchachos que fuésemos, los más adultos no se atrevían a mandarnos a comprar una caja de Belmont: una manera muy venezolana para expresar la relación de respeto que hubo entre quienes se consideraban dirigentes políticos, por jovencitos que fueren.  Los había precozmente dispuestos para la organización de las actividades comunes, los esfuerzos de propaganda, o les atraía el debate parlamentario, como ocurrió con el suscrito al integrarse a un grupo que más o menos frecuentaba los palcos de la cámara de diputados, más animada y dinámica que la del senado.

            Así, conocimos a una muchacha de dieciséis años que llegó a Caracas para iniciar sus estudios en la UCV y que, después, los prosiguió y culminó en la ULA. Por entonces, ejercíamos la Secretaría Ejecutiva de la Comisión de Medios del  Congreso y, si mal no recordamos, también comenzamos a hacerlo con la coordinación nacional de estrategia de la juventud socialcristiana en la que Patricia Cabrera Manfredi nos ayudó tan extraordinariamente.

            Muy jovencita, ocupó su tiempo libre en organizar el complejo trabajo, convocar a los responsables de la ciudad capital y del país al trabajo tan deliberativo por su propia naturaleza, en tiempos que no había móviles celulares y ningún otro dispositivo electrónico que facilitara la faena, entre otras iniciativas de naturaleza partidista. Empero, por motivos de salud volvió a Mérida, culminó sus estudios, se especializó y fue una temible litigante en materia laboral, aunque ejerció como juez por algún tiempo, en otra jurisdicción.

            Tuvo una profunda preocupación por la suerte del país, así hiciera de la política un oficio. Creemos que aquella breve pasantía por la juventud partidista la marcó, ya que constituía también una escuela de ética y de ciudadanía.

            Obsesivamente estudiosa, coincidíamos en el desastre al que llegaron las inspectorías y tribunales del trabajo tan incompatible con lo aprendido en las aulas. Excelente ciudadana, se negaba a cualquier transacción ética con este régimen.

            A nuestra querida Patricia, el Señor la ha llamado prematuramente, aunque ya había sobrevivido al Covid-19 aquella primera vez, y pasó de un exitoso ejercicio profesional a la dura etapa de un país que ha sufrido el hundimiento de sus empresas y de sus trabajadores, yendo más abajo con la pandemia. Seguirá siendo nuestra amiga de toda la vida, aquella muchacha seria, bonita y de una rectitud a toda prueba: le llamamos por una vieja costumbre “hija” y, ella, nos llamaba “hijo”.

Fotografía: Cuenta de Facebook. 

28/08/2022:

https://www.lapatilla.com/2022/08/28/luis-barragan-nuestra-querida-patricia/

sábado, 27 de agosto de 2022

Volver a las viejas páginas

JUVENTUD

Luis Barragán

Demográficamente, el futuro venezolano se ha convertido en una gigantesca e incómoda incógnita, incluso, para la región.  Lo será mientras dure el régimen socialista que prácticamente ha subastado el territorio nacional logrando expulsar a millones de coterráneos,   trastocado en  base militar para la expansión del Estado Criminal, con los habitantes sólo indispensables para el saqueo de sus recursos naturales.

            Puede aseverarse que la población ha envejecido casi repentinamente por la salida masiva de quienes físicamente lucen más aptos para sobrevivir en el extranjero a través de los más variados oficios y horarios extenuantes, disminuyendo acá, seguramente, las expectativas de vida por razones que no debemos circunscribir exclusivamente al Covid-19.  Obviamente, como en casi  todos los ámbitos que atañen al Estado,  no hay cifras que sean capaces de orientar la más modesta opinión, por lo menos, firmes y confiables, calculado el número de habitantes por las tomas satelitales de una nocturnidad que toma en cuenta la quiebra de la industria eléctrica, por ejemplo.

            Finalizando la década de los setenta del veinte, mientras hubo mercado editorial por estas latitudes, circuló en nuestro país el título de un prolijo autor, bajo el exitoso y barcelonísimo sello de Plaza & Janés  de entonces, cuyo ejemplar de tapas duras todavía conservamos: “Historia social de la juventud” de Víctor Alba.  Y, aunque eran otros nuestros estudios formales, lo leímos con entusiasmo y  contribuyó mucho a nuestra perspectiva personal, e, incluso,  junto al sociólogo Orlando Albornoz, nos permitió esbozar  una ponencia sobre las juventudes políticas para un congreso ideológico realizado a mediados de los ochenta.

            El caso está en que sólo puede tenerse por juventud lo que una determinada sociedad tenga por tal, siendo la fórmula sustancial del amplísimo recorrido histórico y sociológico al que se atrevió Alba, tras los años sesenta que ciertamente nos parecen cada vez más extraños.  Acotemos, decenio en el que,  desde los países desarrollados,    el principal hecho revolucionario consistió en el descubrimiento comercial y político de una edad por siempre prometedora, así no fuese realizadora: la sola vivencia de una circunstancia  juvenil,  constituía un mensaje y una garantía de cambio que combinaban muy bien con la izquierda marxista que consiguió una ambientación tan extraordinaria como la cubana, aunque – por entonces – nadie imaginaba que Miguelito Jagger cantaría con casi ochenta años de edad a cuestas, y que la dictadura habanera alcanzara las perfecciones hoy adquiridas y exhibidas con desenfado.

            Por estos tiempos, excepto pertenezca a los círculos privilegiados del poder, fuera o dentro del país, todo joven llega aceleradamente a una adultez prematura. La situación hogareña y personal lo fuerza, demasiado frecuentemente, como nunca antes se vio, a abandonar los estudios y probar con cualesquiera oficios para contribuir al mantenimiento de la casa.  No obstante, el discurso político dominante lo halaga, encumbra y sostiene con una sorprendente extemporaneidad, como no lo hace el novísimo mercado de bienes y servicios que muy bien segmenta las edades, las caracteriza y jura llenar sus expectativas.

            Vale decir, por una parte,  la dirigencia política realza a los muchachos, como si viviésemos en los años sesenta, aunque a título de inventario, pues desprecia y niega todo gesto de rebelión.  Y sentimos que buena parte de los muchachos se come el cuento y, nada creativos, reflexivos y actuantes, experimentan un cierto narcisismo del Michael Jackson que Eloy Silvio Pomenta y Juan Liscano tanto denunciaron decenios atrás.

            Por otra, el reimpulso económico que ha tomado el régimen, sin que tengamos certeza alguna de sus limpios, directos y legítimos motivos,  se ha cebado en un segmento de la juventud que accede a cantidades importantes de divisas y, aun siendo ínfimamente minoritario,  ejerce una perversa pedagogía sobre contemporáneos y coetáneos.  Una versión hedonista de la vida,  induce al apoyo de un orden de cosas que privilegia, diferencia y potencia el target más conveniente para los fines eminentemente mercantiles a la vez que políticos en boga.

            La oposición real y convincente, luce confusa ante el fenómeno quizá marcada por los comienzos de una centuria en la que destacaron varios dirigentes treintañeros, o cercanos a una edad en la que se creyeron naturales promotores y estelares protagonistas de un cambio inevitable respecto al régimen que, desde los tiempos mismos del noviciado, ya castigaba a la población.  El propio Chávez Frías estimuló y promovió tamaña creencia entre los adversarios u oponentes, entre los cuales habrá aquellos que han disfrutado presencialmente de algún concierto de Miguelito,  aunque – ya siéndolos - desprecian la palabra “viejo”.

            Estamos a tiempo de atender el problema demográfico que ha creado el socialismo del siglo XXI, planteando una perspectiva adecuada para una futura solución.  Por supuesto, el asunto no es nada divertido, así hablemos de los jóvenes.

28/08/2022:

https://guayoyoenletras.net/2022/08/28/juventud/

A celebrar con los marginados

Domingo 22C TO                 28 agosto 2022 

“El que se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido” (Lc 14, 1.7-14)

 

                 (Diálogo sobre el Evangelio de hoy: Primeros puestos)

José Martínez de Toda, SJ.

A Jesús le invitaban a comer aun sus enemigos. ¿Qué hacía en esos casos?

            Jesús era un tipo popular, y lo invitaban a comer a su casa ricos y pobres.

Un sábado, después del servicio en la sinagoga, un fariseo rico invitó a Jesús y a otros amigos a comer a su casa. Pero Jesús notó que le estaban espiando para ver si cometía algún error.

Y en realidad fue Él quien encontró errores en ellos: Él se fijó que los convidados escogían los primeros puestos. Los primeros asientos son los que se encuentran más cerca del anfitrión. El jefe de casa se sienta a la cabecera de la mesa, y junto a él sus amigos cercanos e importantes, mientras que los demás se sientan al fondo del comedor. 

            Y Jesús, suavemente, sin acusaciones llamativas, sino de una forma sencilla y humilde trató de enseñarles algo, apelando al sentido común, y repitiendo lo que ya había dicho la Biblia sobre esto en el libro de los Proverbios (25:6-7).

¿Qué enseñanzas les dijo Jesús?

            Son dos: la primera es de humildad, y va dirigida a los comensales:

-< Cuando te conviden a una boda, no te sientes en el puesto principal, no sea que hayan convidado a otro de más categoría que tú; y vendrá el que les convidó a ti y al otro, y te dirá: "Cédele el puesto a éste". Entonces, avergonzado, irás a ocupar el último puesto. Al revés, cuando te conviden, vete a sentarte en el último puesto, para que, cuando venga el que te convidó, te diga: "Amigo, sube más arriba". Entonces quedarás muy bien ante los comensales. Porque cualquiera que se ensalza, será humillado; y el que se humilla, será ensalzado (v. 11). >

            María en el Magnificat también profetizó este cambio entre poderosos y humildes: “Derriba del trono a los poderosos y eleva a los humildes, colma de bienes a los hambrientos y despide vacíos a los ricos” (1:51-53). 

El Reino de Dios es un estado, en que las cosas están al revés de cómo están en el mundo terrenal. Pero, así como nos preparamos para vivir en un país extranjero, aprendiendo su lengua y adaptándonos a sus costumbres, así también hemos de prepararnos para el reino de Dios, aprendiendo y siguiendo sus reglas. 

Jesús, hoy, y en todo el evangelio nos invita a vivir y elegir la difícil virtud de la humildad.

La humildad nos hace reconocer a Dios como el único primero, el único santo, el único bueno, el único Señor.

La humildad nos recuerda nuestra fragilidad, nuestra caducidad y nuestro fin.

<Cuentan que Christian Herter, gobernador de Massachussets, estaba haciendo campaña para su reelección. Un día, que dedicaba a levantar fondos para la campaña, pero que ni había desayunado ni comido, se puso en la fila para comer. Cuando llegó su turno, le sirvieron un solo pedazo de pollo.

-Perdone, señora, pero estoy hambriento.

-Lo siento, señor, pero sólo se da un trozo por persona.

Este señor, habitualmente sencillo y amable, quiso echar todo el peso de su oficio y de su prestigio y le dijo: "Señora, ¿sabe quién soy? Soy el gobernador de este estado".

Y ella le contestó: "Y usted, Señor, ¿sabe quién soy yo? Soy la encargada de repartir el pollo. Así que siga adelante en la fila, señor". (Félix Jiménez, escolapio).

 

En cambio, ¿cómo actuó Jesús?

            Este gobernador hace todo lo contrario de lo que hizo Jesús: Jesús nunca buscó el primer lugar. Más bien:

-        Siendo de condición divina, se hizo hombre.

-        Siendo dueño de todo, se hizo esclavo.

-        Siendo el primero, se hizo el último.

-        Siendo inocente, se hizo culpable.

Pero, por humillarse, Dios lo enalteció, lo resucitó y le dio un nombre sobre todo nombre y todos proclaman “Jesucristo es el Señor”.

 

¿Cuál es la segunda enseñanza de Jesús hoy?

En esta comida en casa del fariseo, Jesús nos dicta además la lección de la generosidad:

<Y dijo al que lo había invitado: Cuando des una comida o una cena, no invites a tus amigos, ni a tus hermanos, ni a tus parientes, ni a los vecinos ricos, porque corresponderán invitándote y quedarás pagado. Cuando des un banquete, invita a los pobres, lisiados, cojos y ciegos; dichoso tú, porque no pueden pagarte; te pagarán cuando resuciten los justos.>

Jesús señala aquí a los cuatro grupos de gente que nos pueden devolver la invitación: amigos, hermanos, parientes y vecinos ricos.

Pero señala también a los cuatro grupos que NO nos invitarán de vuelta: los pobres, mancos, cojos y ciegos. Precisamente a estos tres últimos (los mancos, cojos y ciegos) se les prohíbe servir como sacerdotes a causa de sus imperfecciones físicas (Levíticos 21:17-23). Eran los marginados. Jesús nos invita a celebrar con ellos el amor y el perdón de Dios.

Jesús no apoya una caridad a distancia, como quien solo manda un cheque; en cambio, nos llama a invitar a los pobres y desconectados para que se sienten a nuestra mesa.

La comida es un gran momento de amistad, de conversar y de estar juntos.

Para Jesús es el momento de estar con los más necesitados, para que los marginados y excluidos se conviertan en parte de un grupo social reconocido. La mejor inversión es en aquellos, que tienen verdaderas necesidades, y que no van a ser capaces de repagar los dividendos. Jesús promete que pagará el interés acumulado por medio de nuestras inversiones en los elementos más vulnerables de la humanidad. Él repagará lo que ellos no pueden pagar, y promete que Dios nos repagará en la resurrección de los justos.

Fuente: Correo electrónico (Román Mendoza).

Ilustración: Jack Baumgartner. 

Cardenal Porras: https://www.youtube.com/watch?v=1ldIUay6csE


Padre Peraza: https://www.facebook.com/arperaza/videos/631153628339142

Obispo Munilla: https://www.youtube.com/watch?v=gRW4enBQHtM

viernes, 26 de agosto de 2022

Interpretación y discernimiento

NICARAGUA: EL SIGNO DE LOS TIEMPOS

Juan José Monsant Aristimuño

Recuerdo con nitidez, como si fuera hoy, la nota de prensa, la figura del sacerdote nicaragüense Bismark Carballo siendo sacado a empujones, desnudo, de la casa de la oficial encubierta Maritza Castillo Mendieta, luego de tenderle una trampa organizada por el Ministerio del Interior de la Nicaragua de 1982. En aquél entonces Daniel Ortega, del sector tercerista del FSLN, era el Coordinador de la Junta de Gobierno de Reconstrucción Nacional (1981-84).

Al renunciar doña Violeta Chamorro y el empresario Alfonso Robelo a la primera Junta, el poder total quedó en manos del FSLN bajo la coordinación de Ortega, mientras su hermano Humberto asumía la comandancia del Ejército Popular Sandinista.

La inclinación de esta nueva Junta no ocultó, por el contrario, libremente la asumió, su simpatía por el régimen cubano bajo el tutelaje de Fidel Castro, lo que impulsó la primera división del país recientemente liberado de la larga dictadura de los Somoza (1934-1979).

Una de las voces contrarias fue la de la iglesia católica, al observar las posturas autoritarias e ideológicas cada vez más excluyentes, y alertó a la ciudadanía. Entre esas voces se encontraba la del joven sacerdote Bismark Carballo, director de la Radio Católica.

Difícil la situación para los Ortega, teniendo ante sí un pueblo de tradición cristiana haciéndole oposición, sumada a los medios de comunicación -entre ellos La Prensa-, el sector privado y el campesinado, quienes aspiraban democratizar la república y lograr la seguridad jurídica de las instituciones y el ciudadano; lo que no esperaban fue la imposición de un sistema totalitario al estilo de la Unión Soviética. Y menos la presencia insolente de los cubanos castristas.

En esa realidad, se gestó desde la Dirección General de Seguridad del Estado (DGSE) un plan para silenciar a Carballo, restarle audiencia a Radio Católica e inhibir al clero nicaragüense.

Allí es donde entró en acción la agente Castillo Mendieta, solicitando guía espiritual, exponiendo sus problemas emocionales y oyendo los consejos del sacerdote. Establecida la relación, meses después le llama por teléfono y le implora ir a su casa, en medio de una crisis nerviosa. Él, con la candidez de la buena fe se acercó, y al entrar a la casa los agentes armados que lo esperaban le agredieron, desnudaron y lo sacaron a la calle, donde ya se encontraban, previamente citados, medios de comunicación nacionales e internacionales.

Esta situación tuvo un efecto comunicacional inmediato, y así se demostrare la trampa armada de una relación amorosa entre el sacerdote y la mujer, ya el daño estaba hecho.

Por esa época fue asesinado el 19 de octubre de 1984, esta vez no moralmente, el joven sacerdote polaco Jerzy Popieluszko, por los servicios de inteligencia del estado. Lo secuestraron, le dispararon, envolvieron con pesas su cuerpo y lo lanzaron al río Vístula. A las dos semanas flotó el cuerpo; 300.000 personas se reunieron en el templo de San Estanislao para asistir a su funeral, y cuatro años después, cayó el régimen comunista y se abrió Polonia a la democracia.

No pocas intenciones tuvo y tiene el régimen chavista con la Iglesia católica. Al inicio del reinado de Chávez, fuegos artificiales fueron lanzados hacia las puertas de la Catedral de Caracas mientras se oficiaba misa, asaltaron la sede de la Conferencia Episcopal, lanzaron bombas molotov contra la Nunciatura, amenazaron sacerdotes, obispos y cardenales e impusieron ritos yorubas en forma masiva en la institucionalidad oficial.

Es una constante de los regímenes ¿autoritarios? No, totalitarios sí, desalmados, esclavistas, atrasados. En África y Egipto se cuentan por centenas los cristianos asesinados el pasado año y en lo que va de este, y no hay manera de detener la matanza.

No podemos pasar por alto que el 24 de marzo de 1980 el Arzobispo de San Salvador, Óscar Arnulfo Romero, fue asesinado mientras oficiaba una misa en la ciudad capital; y en diciembre de ese mismo año cuatro religiosas de la orden Maryknoll y de las Ursulinas, fueron asesinadas después de violadas, por efectivos de la Guardia Nacional. Y el 16 de noviembre de 1989, un comando de las Fuerzas Armadas salvadoreñas, en horas de la madrugada penetró en la Universidad Centroamericana de los jesuitas y asesinaron a seis sacerdotes, entre ellos a su Rector Ignacio Ellacuría, y a dos mujeres que a esa hora se encontraban allí, la cocinera de la Institución y su hija de 15 años.

Y ahora, de nuevo, Daniel Ortega con el impulso de su cónyuge Rosario Murillo (muy de árboles de la vida, ritos, colores y abalorios de protección) va más allá: sin pudor alguno cerró templos, arrestó y extrañó sacerdotes y obispos, confiscó inmuebles y declaró el pasado 6 de marzo persona “non grata” al Nuncio Apostólico Waldemar Sommertag con la obligación de “dejar inmediatamente el país”; esto sin dejar de tomar en cuenta que previamente, a través de la Cancillería, se le había retirado la cortesía de llevar la investidura protocolar de Decano del Cuerpo Diplomático.

Semanas después, expulsó a las catorce monjas integrantes de la orden religiosa Misioneras de la Caridad, organización fundada por la Madre Teresa de Calcuta.

Hay antecedentes de esta conducta aparentemente errática, pero dirigida hacia el clero de la Iglesia católica nicaragüense desde el momento en que el binomio presidencial Ortega-Murillo decidió presentarse nuevamente como candidatos al ejercicio de un nuevo período presidencial. Y es oportuno recordar que independientemente de que su cónyuge Rosario Murillo tenga influencia perversa sobre Ortega, ello no lo excusa ni libera de la responsabilidad moral, institucional y jurídica de las arbitrariedades y crímenes cometidos bajo su jefatura.

El origen de la actual crisis y delirio “neronesco” de la pareja presidencial se sitúa en el 2018, al decretarse un aumento a las cuotas del seguro social para las empresas y para el ciudadano, y una rebaja del 5% al pago mensual de las pensiones. Esta decisión desató protestas sociales en todo el país; primero los estudiantes, luego los trabajadores, los sindicatos, los partidos políticos. Todas fueron reprimidas con fiereza desproporcionada por las fuerzas represivas del gobierno, que incluían elementos paramilitares. Se multiplicaron las víctimas, las desapariciones, los arrestos y la tortura. En este contexto la Iglesia Católica alzó la voz para solicitar el cese de la represión y la instalación de una mesa de negociación entre el gobierno y la sociedad civil.

Una de esas voces morales autorizadas fue la del obispo auxiliar de Managua, Monseñor Silvio José Báez, quién ante la constante amenaza de un posible atentado o encarcelamiento, fue llamado a Roma a prestar servicios en el Vaticano. De allí en adelante se perdió toda sindéresis gubernamental. El gobierno convocó a elecciones generales para 2021 y poco a poco las diferentes candidaturas se fueron posesionando; se iban agrupando sólidos frentes electorales de oposición, mientras el gobierno intensificaba su represión. Periodistas, estudiantes, empresarios, obreros y campesinos, militantes por los derechos humanos, religiosos, fueron perseguidos, obligados a exiliarse o encarcelados. El gobierno llegó a la insólita disposición de abrirles investigaciones judiciales, abrirles juicios penales y hasta llevar a prisión por corrupción, evasión de impuestos o conspiración a los siete candidatos presidenciales; entre ellos a Cristiana Chamorro Barrios, hija de la expresidenta Violeta Barrios de Chamorro, y sólida candidata de unificación electoral de indiscutible posibilidad de lograr el poder presidencial; y junto a ella, a sus hermano Pedro Joaquín ex diputado y ex ministro y Carlos Fernando Chamorro quien hubo de exiliarse en Costa Rica, luego de habérsele allanado las instalaciones de su diario Confidencial.

Esta vorágine sangrienta y sin razón alcanzó igualmente a los antiguos combatientes del FSLN Dora María Téllez, Víctor Hugo Tinoco, Hugo Torres (fallecido en prisión), y a Sergio Ramírez, Mónica Baltodano, Gioconda Belli hoy extrañados del país, por haberse opuestos a las políticas represivas y a la reelección presidencial.

Ahora, Ortega se superó a sí mismo. El pasado viernes veinte de agosto las fuerzas policiales y bandas paramilitares que durante quince días habían acechado la sede del obispado de Matagalpa, impidiendo la salida del obispo Rolando Álvarez y a la feligresía entrar al templo para asistir a los oficios religiosos, asaltaron la sede episcopal. Acción que realizaron a las tres de la mañana, procediendo a secuestrar al obispo Rolando Álvarez, a cinco sacerdotes, dos seminaristas y a un periodista gráfico que allí se encontraban, para ser trasladados a un lugar desconocido.

Al día siguiente ante las exigencias del Arzobispo de Managua, el Cardenal Leopoldo Brenes pudo visitar a Monseñor Álvarez en su “arresto domiciliario”, en tanto que sus demás acompañantes igualmente secuestrados, habían sido trasladados a la cárcel del Chipote.

«¿Cuántas divisiones tiene el Papa?». Se dice que Stalin le preguntó al Ministro de Asuntos Exteriores Pierre Laval en 1935, ante una observación del Canciller galo. Una arrogancia o desplante típico de estas personalidades ególatras con poder. Y es que el Papa no cuenta con división alguna, salvo la Guardia suiza, que es más protocolar y tradicional que invasiva. Su división es la fe de los cristianos, que es de carácter espiritual y moral, que puede mover montañas, y es más poderosa que cincuenta divisiones armadas, como se ha podido demostrar en la historia. Salvo, Julio II conocido como el Papa Guerrero, enfrentado a los Borgia por allá en el siglo XV; pero fueron otras épocas y realidades.

Ese poder inaprensible pero concreto y real de la religión, del espíritu y convicción, donde el martirio no es una muerte sino una trascendencia, como han experimentado los cristianos desde su nacimiento, o los budistas ante la pretendida intención de los chinos a silenciarlos a través de los tiempos, hace que los agentes del mal, los Stalin, los Hitler, los Mao, Atilas, los Putin, los Chávez, los Ortega y tantos otros del pasado y del presente se focalicen en la Iglesia católica, su necesidad de menoscabarla, eliminarla del ideario popular, porque su esencia cristiana ha sido y es referencia del deber ser humano, de la dignidad de la persona humana como centro de la creación; sin que pueda ser sustituida por doctrina, idea o política alguna, llámese estado, ideología, partido o líder.

El cristiano respeta lo humano sin distinción alguna por sexo, color, condición, nacionalidad, inclinación, religión o ausencia de ella. Es el mandato, el mensaje recibido por Jesús el Cristo, el Mesías, que libremente lo hemos asumido. Su mensaje no es complicado, ni ritual, por el contrario se enfrentó a las formas que oprimían y privilegiaban a unos sobre otros. No menospreció a la mujer, por el contrario las exaltó, les dio su lugar, a su lado, no condenó al extranjero, ni al militar, ni al tribuno. Pero fue severo ante la injusticia y la mentira, que es una forma de ser injusto.

Nos encontramos inmersos en un cambio epocal, como en su momento lo asumió el Concilio Vaticano II; y estamos obligados a interpretar “el signo de los tiempos”, porque en él estamos inmersos. Nos sentimos inseguros, pareciere que nos mueven nuestras certitudes, pero debemos asumirlo y encontrar una respuesta para discernir estos signos, que han conducido a la humanidad y nos conducen, hacia lo que Teilhard de Chardin definió como el “punto Omega”, o la síntesis de la evolución humana.

Y el mal, que está presente en los actos de los hombres porque es una forma de recordarnos el valor del bien, se nos expresa de muchas formas, hasta de aparentes luchas justas. Por ejemplo, siempre me llamó la atención las manifestaciones extremas del movimiento Femen, que por cierto nació en Ucrania por allá en el 2008, dirigido a una sana reivindicación del rol de la mujer en la sociedad, para enfrentar la opresión sexual, la desigualdad social, jurídica, salarial, comercial, del se extendió por toda Europa. En particular en Francia, España e Italia donde el feminismo extremista se emparentó con la política radical o nihilista, y tomaron la decisión de irrumpir en los templos católicos para una dentro de ellos, exhibir sus dorsos desnudos, los senos, y manchar con grafitis ofensivos las imágenes religiosas.

Al observar esta desviación social, más que indignación me produjo curiosidad porque había sido un admirador de ese movimiento, y estas acciones no fueron una exposición de principios ni de auténticas reivindicaciones. Y me dije, – creeré en ellas, cuando las vea asaltando una mezquita, de las tantas que existen en Francia, Italia y España. Lo hacen en los templos católicos, porque saben que los sacerdotes, los cristianos, estamos obligados a buscar el porqué de las cosas, a perdonar, a no reaccionar con violencia. Pero sabían que podían irrumpir en un mezquita de las tantas que existen en Europa, por el tipo de reacción que se produciría en algunos sectores de esa comunidad religiosa. De modo que no fue una expresión del fondo de su reivindicación, lo que las acompañó en ese pretendido desparpajo.

Viene al caso, porque nos encontramos inmersos en un cambio epocal, como lo asumió el Concilio Vaticano II; y estamos obligados a interpretar “el signo de los tiempos”, porque en él estamos inmersos. Nos sentimos inseguros, pareciere que nos mueven nuestras certitudes, pero debemos asumirlo y encontrar una respuesta para discernir estos signos, que han conducido a la humanidad y nos conducen, hacia lo que Teilhard de Chardin definió como el “punto Omega”, o la síntesis de la evolución humana.

Estamos involucrados, seamos o no conscientes, en este cambio de civilización, cultural, fáctico que se expresa con un gran impacto en la comunidad internacional, regida por unos principios y conceptos que nacieron en los Tratados de Westfalia de 1648, con el surgimiento de los estados nacionales, el cese de las guerras religiosas, el concepto de soberanía. Y más adelante con textos jurídicos sobre las relaciones diplomáticas, el medio ambiente, los Derechos Humanos, el espacio, la autodeterminación de los pueblos, el derecho del mar, el crimen transnacional, todos ellos frutos de la Primera y Segunda Guerra Mundial, y que constituyeron un gran paso para las naciones del mundo.

No obstante, los cambios culturales, científicos, técnicos, comunicacionales de las últimas décadas, que han sido estructurales y exponenciales lucen atrasados, inadecuados e imprácticos, y las más de las veces no aplicables para el momento actual. Es así que la sorpresiva e inexplicable invasión de Rusia a Ucrania asombró a la Comunidad internacional, que aún no sabe exactamente cómo reaccionar ante semejante despropósito. Sin embargo está consciente de que algo hay que hacer para no regresar a ese pasado de guerras interfamiliares, dinásticas o de espacios vitales; solo que no sabe exactamente qué o cómo hacerlo.

La iglesia católica como institución terrenal que es, igualmente atraviesa por estos cambios epocal, y se encuentra igualmente inmersa en contradicciones, temores, intereses y conveniencias, a nivel individual e institucional. Hoy en día, cincuenta años después del Concilio Vaticano II, apenas se están considerando y asumiendo con timidez las conclusiones y recomendaciones adoptadas, como el rol de las mujeres en la Iglesia, la sinolidad, el celibato, el diálogo interreligioso y ecuménico, la liturgia, el clericalismo, y otros dogmas o costumbres superadas por la razón, la ciencia y el devenir. No obstante tiene la ventaja que en su doctrina es inherente la interpretación y el discernimiento sobre el signo de los tiempos, Lc.12,54-59.

Esto nos lleva a preguntarnos por qué no ha habido una reacción de los organismos internacionales frente a los atropellos masivos de gobernantes violadores de los más elementales derechos humanos y de las leyes internacionales, como es el caso de Nicaragua, con las acciones represivas ordenadas por Daniel Ortega contra la sociedad nicaragüense y particularmente contra los representantes de la Iglesia católica, que ha accionado con particular saña, incluyendo al representante diplomático del Vaticano, que no tiene divisiones bajo su mando (por fortuna), para defender su grey.

Un caso patético de incapacidad de reacción, más allá de comunicados altisonantes de organizaciones internacionales públicas o privadas, ha sido la recién elección del Secretario General del Sistema de Integración Centroamericana (SICA) conformado por ochos países del área, para el período 2022-2026 del candidato presentado por Daniel Ortega, el economista Werner Isaac Vargas Torres.

Esto tiene que cambiar, se impone una reestructuración urgente de los organismos internacionales conforme a los tiempos, de lo contrario será el caos universal, de nuevo la lucha por el espacio vital y espacial, la imposición de las reglas del más fuerte, o el resultado de la debilidad de utilizar el armamento nuclear, con todo lo que conllevaría para la humanidad y el planeta.

25/08/2022:

https://encuentrohumanista.org/2022/08/25/nicaragua-el-signo-de-los-tiempos/

lunes, 22 de agosto de 2022

Silencio

QUO VADIS BERGOGLIO? NICARAGUA Y LA FRATELLI TUTTI

Luis Barragán

Puede aseverarse, fueron pocos de la Europa analfabeta, enferma y bélica los que supieron de la existencia, propósitos y estilos de vida de los tres papas que los Borgia aportaron a una cristiandad que milagrosamente pudo sobrevivirles. Muy bien que la conducción de la Iglesia quedara bajo la cotidiana responsabilidad de un hombre común, con defectos semejantes al resto de la humanidad, como en ocurrió en cualquier rincón del continente donde también hubo y fue conocido el humilde sacerdote que ayudaba a cargar la cruz de todos, cuales sucesores de Pedro, aunque muy mal para la distante tropelía y vanidad vaticana de entonces, muchas veces indiscreta, cuya única ventaja consistió en la lejanía y el desconocimiento por las grandes mayorías.

            Absolutamente nadie pretende asimilar a Jorge Mario Bergoglio a una vida disipada y corrupta, facinerosa y hedonista, pero quinientos años después es fácil constatar que todos sus aciertos y desaciertos inmediata e irremediablemente se conocen, incluso, más allá de la importante comunidad católica mundial, integrándose al universo de las convicciones y emociones de una feligresía que aprende día por día de las puertas anchas y de las estrechas en el difícil trámite de la salvación eterna. La sola circunstancia del ascenso de un latinoamericano al solio papal, elevó inmensamente las expectativas de las otras creencias organizadas que experimentaron un formidable respeto por las actuaciones y  pensamiento de Juan Pablo II y de Benedicto XVI.

            Pertenecemos a una promoción generacional políticamente formada en el espíritu y la letra del Documento de Puebla, fruto de la III Conferencia General del Episcopado Latinoamericano que tan familiar nos fue, tan tentada por la teología de la liberación de la que supo decantarnos pacientemente Ratzinger con los años, y ganada por el inequívoco compromiso antitotalitario de Wojtyła. El cambio de siglo, con la caída del muro de Berlín, expresión simbólica de un gigantesco e increíble derrumbe, nos hizo más optimistas, acaso, sin sospechar suficientemente del recrudecimiento de los regímenes de fuerza y, faltando poco, sustentados en las fortísimas corrientes delictivas de nuevo encaje y el terrorismo fundamentalista. No obstante, algo ocurrió y ocurre con Bergoglio, quien aparentemente no sabe a dónde va, ofreciendo la versión alterna de un peronismo que supo también de los montoneros simpatizantes del militar  que curiosamente hizo escuela política e ideológica del cabaret en este lado del mundo.

            Todavía aspiramos a estudiar a fondo el papado de Francisco I, desde sus principios, para intentar explicarnos las formidables omisiones que pasan por una insólita prudencia respecto al país de un reconocida propensión católica: la Venezuela de las libertades cercenadas, la de una catástrofe humanitaria inadmisible en una potencia petrolera, infiltrada por el terrorismo integrista,  bajo una pavorosa censura y represión ornamentalizada por una guerra no convencional que la jura definitivamente feliz y arreglada.  Y, huelga comentar, cuyo régimen se burló hasta el hastío de las gestiones que intentó la diplomacia vaticana para aliviar la situación y buscarle la salida más sensata, no otra que la del propio régimen causante de los males, finalmente abandonadas para aceptar una coexistencia que tiene por garantía el silencio papal.

            Ahora, algo semejante acaece en Nicaragua con el reciente allanamiento de la sede de la Diócesis de Matagalpa, y la detención del obispo Rolando Álvarez, cinco sacerdotes, dos seminaristas y un camarógrafo, bajo la temeraria acusación de organizar a grupos violentos, desestabilizar el Estado y atacar a las autoridades constitucionales, por esa rolliza fantasía que todo régimen de fuerza experimenta de disponer de un cierto mobiliario institucional que provoque una suerte de feng shui democrático.  Los hechos, nada ocasionales, se suman a expulsiones y detenciones practicadas durante bastante tiempo a las que se agrega el sabotaje de los oficios religiosos, impidiendo la entrada de los propios feligreses a sus templos; quizá algún desprevenido pueda creerse en medio de una remota escena bolchevique, obviando que el socialismo nicaragüense, el que confiscó descaradamente al sandinismo, tiene por soporte el pensamiento mágico-religioso que igual caracteriza a su par venezolano.

            San Juan Pablo le prestó un enorme servicio a la humanidad, sin necesidad de desdoblarse en el simple dirigente político que nunca fue, insinuado hoy como el papel que deseamos para el titular del Vaticano. Aspiramos a que Bergoglio repare en la vil existencia de los  regímenes  de barbarie como ocurre en Venezuela, Nicaragua, Cuba, estando en el mismo camino otros países de la región, en lugar de presumirlos como superados frente al populismo y al liberalismo, consagrados en la carta encíclica Fratelli tutti de 2020 (números. 156 ss., 163 ss.), atreviéndose a denunciar públicamente la inaudita cifra de ocho millones de venezolanos desplazados y refugiados a fin de darle concreción real  a la prédica (números 37 ss., 129 ss.), y a ejemplificar con lo que acontece en Nicaragua el desconocimiento de la religión al servicio de la fraternidad (número 271 ss.).

            Todavía se siente el regaño de Juan Pablo II a Ernesto Cardenal, en el aeropuerto de Managua hacia1983, siendo necesario que se explique en todas las homilías simultáneas de solidaridad de la Iglesia Católica venezolana con la nicaragüense que bien puede coordinar la Conferencia Episcopal, prontamente.  Otras creencias organizadas en el país, deben pronunciarse igualmente porque el desconocimiento de la libertad religiosa es propio del socialismo del siglo XXI.

23/08/2022:

https://www.elnacional.com/opinion/quo-vadis-bergoglio-nicaragua-y-la-fratelli-tutti/

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