FASCISTAS
Luis
Barragán
El
viejo y meritorio François Furet había
advertido el sentido de “copertenencia” del comunismo y el fascismo, y así lo hemos
sufrido en Venezuela: el uno realiza al otro con mayor facilidad que a la
inversa, empleando propósitos, métodos y subterfugios semejantes que conducen a
la aniquilación de la dignidad de la persona humana. Chávez Frías nos devolvió
divertida y estridentemente al pasado,
reivindicando un bolivarianismo de utilitario nacionalismo, mientras que Maduro
Moros intenta versionar un futuro, por cierto, balcanizador en el hemisferio,
propicio a la guerra y, puede aseverarse, a la realización del socialismo
termonuclear como una rifa siniestra. Y,
puede aseverarse, ello también ha sido posible debido al agotamiento doctrinario
e ideológico de los sectores llamados a oponérsele, contaminados del disparate
como sistema, capaces de celebrar a los fascistas que les ahorre el trabajo.
Muy lejos de los colosales
planes quinquenales que adelantó Stalin al precio de muchísimas vidas, acá hemos
padecido en la presente centuria un extraordinario proceso de
desindustrialización no sólo en el sector privado de la economía, sino en el
público que lo ha vanguardizado, anotemos, muy antes llamado, con la crisis
estructural del modelo y estrategia rentista, a hacer realidad la sustitución
de las importaciones. Desconocidas las grandes conquistas laborales que también
y mejor asimiló la predominante actividad comercial y financiera, el obrero
calificado no sólo entró en el circuito infernal del desempleo, sino que
envejeció en las grandes áreas marginales en las que se imponen los antivalores
desprendidos de la insólita alianza del Estado depredador con la delincuencia
común.
Precisamente, el socialismo
del siglo XXI que ha cobrado numerosísimas vidas y millones de expatriados,
echó los cimientos del fascismo al lumpemproletarizar el país, un fenómeno que
se veía venir desde principios de siglo, como modestamente lo apuntamos en un
texto para la edición impresa de El Nacional, el 25 de febrero de 2002 (https://apuntaje.blogspot.com/2022/09/vieja-inquietud.html),
llevándose ahora por delante a la clase media ilustrada a través de la derrota
de la universidad autónoma, según nuestra nota para la edición digital de El
Nacional, el 22 de febrero de 2022 (https://www.elnacional.com/opinion/universidad-clase-media-y-lumpemproletariado/).
Paradójicamente, pretendiendo achacárselo a la oposición democrática en el
tiempo en el que fue un notable del régimen, Juan Barreto trazó las
características en el ámbito comunitario, militar y psicosocial del fascismo
cursante (https://lbarragan.blogspot.com/2013/12/descomposicion.html).
No obstante, su mejor realizador, el mismo régimen todavía intenta modelar una oposición
fascista como única opción de acabarse la táctica de diversión constante de
todas las fuerzas y corrientes, desde las más genuinas hasta las más
alacranezcas, en el marco del denominado autoritarismo competitivo.
Atípico socialismo el nuestro,
en lugar de la lucha de clases, el resentimiento ha sido el motor que todavía
le permite andar, por motivos étnicos y
dinerarios que atizan los contrastes, añadidas los más banales como el de la
obesidad o la vestimenta, caricaturizando las antiguas veleidades y resabios
feudales de la godarria superviviente de Valencia, Carora, Mérida y Caracas,
teñidas de una insólita convicción positivista que la actualizan sus herederos
al realizar grandes negocios con la usurpación para engrosar la boliburguesía
junto a los advenedizos de toda ralea. A
pesar de las dos décadas transcurridas, el actual régimen ha dejado intactos
muchos de los elementos que Ricardo Sucre Heredia, en un libro injustamente
olvidado, como “La amenaza social y el autoritarismo en Venezuela” (UCV,
Caracas, 1998), señaló con tanta agudeza y sobriedad.
En lugar de la sensatez, el
fascismo apela y cultiva los más inauditos prejuicios culpabilizadores de
terceros, entre otras características, pero ha sobrepasado los límites en
Venezuela no sólo por el evidente trato y la literal, como entera, disposición física de sus prisioneros
políticos, sino por el modo en el que los colectivos armados, desde lo
precursores tiempos de los Guerreros de La Vega y los Círculos Bolivarianos,
ejercen el terrorismo de Estado por delegación al humillar y prácticamente
linchar a sus víctimas; la operación de los grupos formales de represión de
siglas cambiantes, hasta el despojo de las pertenencias personales de los
ciudadanos reprimidos, como fue tan frecuente hacia 2017 (https://www.lapatilla.com/2017/06/11/luis-barragan-lumpen-represion/),
por no mencionar lo que todavía acaece en la selva del Darién que refuerza la
insensibilidad de los más altos funcionarios del patio que fuerzan al destierro
político, social y económico.
Sumemos el permanente
desaprendizaje cívico, la enfermiza quejumbre de una dirigencia sólo alimentada
por las consignas digitales, todavía incapaz la sociedad civil organizada de
reemplazar a los cuestionados partidos para protagonizar una gesta parecida a
Solidaridad en Polonia, impotente ante el crecimiento de una artificial y
efímera clase media que invade los espacios que supuso exclusivos la más tradicional
de factura petrolera, las vicisitudes y enseñanzas de una diáspora que todavía
no sabe si los herederos de dos o tres generaciones más tarde serán los que
puedan venir para conocer al país de sus orígenes. Debemos acotar que hay
corrientes opositoras que se están dejando ganar por una respuesta como el fascismo y, a tal efecto, en una
ocasión, el suscrito recibió la llamada de un copartidario que propuso ese
camino, aunque por 2015, en un hemiciclo totalmente adverso, advertimos que el
régimen tenía interés en crear esa opción a la medida de sus conveniencias (https://www.youtube.com/watch?v=XQccTBfwrR8).
Por lo menos, es necesaria la
cautela ante los partidos europeos que entusiasman por su firme y decidido
rechazo a la usurpación madurista, pero que, al detallarlos un poco más,
ofrecen un claro perfil fascista, como Vox de España (Miguel González, “VOX,
S.A. El negocio del patriotismo español”, Península, Barcelona, 2022), o la
alianza que encabeza Fratelli d'Italia (https://www.opinionynoticias.com/opinionpolitica/37865-fascismo). En todo caso, además de los clásicos, en justo
reclamo de la sensatez, importa una aproximación serena a los planteamientos
teóricos de Roger Griffin, detenerse en la perspectiva netamente política de Madeleine
Albright o revisar la popular tesis de Umberto Eco, apuntando más a los
fascistas, conscientes o no, que al fascismo, pues, éste, al fin y al cabo, lo
afectaría este reino del disparate en el que nos encontramos.
Fotografía: Colectivos armados en la sede de la Universidad Central de Venezuela, desnudaron a una persona, rodeándola. Fuente: Observatorio Hannah Arendt, 2016.
20/09/2022:
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