CURSUS HONORUM: PEDRO CASTILLO
Guido Sosola
Admito
que mi percepción de Perú está condicionada por el Zavalita de Mario Vargas
Llosa y el Martín Romaña de Alfredo Bryce Echenique, fuertemente condimentada
por las vicisitudes que atraviesan ahora los venezolanos al sur del continente.
Por cierto, a veces, amargas aunque no
logran evitar nuestras palabras de agradecimiento por la acogida de los
compatriotas – ante todo - tan
injustamente condenados al destierro.
Por lo pronto, la carrera política
ha concluido para Pedro Castillo, quien presuntamente no tuvo capacidad de dar
un auto-golpe y, menos, de refugiarse en una embajada como Dios manda.
Contrario a lo estimado por los romanos respecto a quienes tenía o aspiraban a
tener por oficio el poder, la trayectoria del ahora ex – mandatario sólo
servirá para emular el proceso judicial de Fugimori y, victimizado, servir de
símbolo para los estrategas del Foro de São Paulo.
Disculparán la versión artesanal,
pero creemos que Castillo fue una figura muy particular de más fácil mercadeo
político, manejable y, definitivamente, inconsciente de su papel – digamos –
histórico. Las fuerzas y factores que
propugnaron su candidatura presidencial, finalmente exitosa, únicamente le
pedían hacer el mandado: propulsar una asamblea constituyente que, valga
acotar, no constituye novedad alguna para un país de una fortísima
inestabilidad política en las últimas décadas.
Abrigo la convicción de que se trata
de un experimento que sólo parcialmente ha resultado fallido, en el marco de
una sociedad profundamente herida y dividida, sin un liderazgo vigoroso y trascendente ya de
larga data, con un batiburrillo ideológico inconmensurable. Este es el contexto, el duro contexto para la
existencia y defensa de los más caros valores occidentales de libertad,
justicia y solidaridad, democráticamente realizados.
Ciertamente predecible, esperamos
por el venidero y acostumbrado artículo de Vargas Llosa que ojalá rompa un poco
más con el esquema de los ochenta que políticamente le tocó protagonizar, así
como Castillo se nos está distanciando de los cincuenta y sesenta que
soterradamente nos condiciona. No es ni será jamás el ingenuo militante de
izquierda que proclamó la revolución al disfrutar detrás de las barricadas del
Barrio Latino de París, sino expresión
de fuerzas obscuras y arteras que sólo mencionan a Marx con el afán de eternizarse
en el poder.
Fotografía:
08/12/2022:
https://www.lapatilla.com/2022/12/08/cursus-honorum-pedro-castillo-por-guido-sosola/
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