LÜCKERT
Luis Barragán
En el presente siglo, el régimen ha estereotipado a la Iglesia Católica venezolana prácticamente como la desvergonzada aliada del ancien régime. Nada fortuita la ocurrencia, expresa así la perspectiva tradicionalmente asumida por la izquierda marxista.
Esa misma
izquierda que, en muy buena medida, concursó en las bonanzas petroleras a través
de sus espacios de poder (fundamentalmente, la universidad), y no fue
precisamente sinónimo de una impecable conducta ética. Excepto algunas voces,
sus denuncias eran harto convencionales de acuerdo a los viejos cánones.
Precisamente,
en aquellas décadas remotas de prosperidad, el país conoció a Roberto Lückert.
Obispo de Cabimas y, después, Coro, se hacía sentir nacionalmente al denunciar
la realidad social de entonces, en medio de los varios auges dinerarios.
De un temple
extraordinario, fue natural que chocara con los socialistas que expropiaron el
siglo. Atravesado, es la expresión más cónsona para retratarlo, inspiraba
respeto entre propios y extraños.
Recientemente,
se ha ido a la Casa Eterna ya de avanzada edad. Un maracucho y conductor que no sólo admira la
feligresía católica sino todo el país mientras escasea el liderazgo.
19/06/2024:
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