UNIVERSIDAD VENEZOLANA Y FAPUV: EL CASO DE LA SIMÓN BOLÍVAR
Luis Barragán
Camino a
concluir el año, la Universidad Simón Bolívar ilustra muy bien el proyecto y
destino del aula comunal en Venezuela y las modalidades empleadas para
alcanzarlo. Las autoridades interventoras ya de larga duración, no convocaron
las elecciones que ordena la legislación vigente y, apostando por su
prolongación, inventan ahora un cambio reglamentario evidentemente interesado,
negando la palabra al gremio profesoral en un consejo directivo que inconsultamente
lo aprobó, sin la menor discusión de la propuesta, estableciendo un nuevo
precedente; por cierto, en contraste con el rechazo de los profesores, la
representación estudiantil lo votó sin explicación alguna, en provecho del
receso navideño.
La casa de
estudios que tiene un importante déficit de profesores de matemáticas,
advertidas las consecuencias hace más de un año, no permite la discusión de una
idea y una propuesta que lesionan la autonomía universitaria de arrancada, por
cierto, cónsona con el contrato colectivo que el gobierno acordó consigo mismo,
a través de sus propias y exclusivas organizaciones sindicales. Dato éste,
frecuente y deliberadamente olvidado por los atemorizados actores de una
comunidad universitaria que, nos parece, ha perdido la credibilidad y
prestancia de décadas atrás, aunque no faltan los ilusos que diligencian una
cercanía con los sectores oficialistas que tienen muy claro algo: ellos son los
originales que bregaron y obtuvieron el poder y ¿para qué las copias tardías
que tienen más vocación de cortesanos que académicos?
La Asociación
de Profesores de la Universidad Simón Bolívar (APUSB), es la única expresión y
entidad gremial que se ha opuesto frontal y expresamente a la pretensión nada
participativa ni protagónica de las autoridades interventoras, sin que sintamos
que la representación del estudiantado y de otros gremios digan algo.
Demuestran los conductores de la referida asociación que tiene por empeño
renovar prontamente su directiva, el
coraje, la convicción y la gallardía que lucen indispensables, pues, sólo a los
que se les ha visto la cara, han fijado posturas, denunciado la situación y
apuntado a soluciones, tendrán la suficiente autoridad moral para la sucesión.
No obstante, es de observar que así como - hasta ahora – los profesores de la
Universidad Simón Bolívar la han defendido de acuerdo a lo pautado en la
Constitución de la República, también lo han hecho con el resto de las casas de
estudios, con la ausencia de los legítimos directivos de la Federación de
Asociaciones de Profesores Universitarios de Venezuela (FAPUV), por cierto, con
la salvedad de la visita prodigada a un diálogo en el Palacio de Miraflores
quela ha empañado.
Ningún vocero
calificado de FAPUV se ha pronunciado en torno a la realidad de la Simón
Bolívar, por extraordinario que fuese y lo es, el desempeño de sus profesores, y
tampoco lo ha hecho respecto a otras casas de estudios. Es la verdad del tamaño
de una catedral, olvidando la necesidad de una sociedad civil que ha de
organizarse cada vez más, en lugar de las calculadas y recurrentes omisiones
pretextadas por aquello de no meterse en política, comodidad que nunca impedirá
el avance de la comunalidad en el aula superior, reñida con la Constitución de
la República.
Gráfica: La sede de Sartenejas en otros tiempos, aulas. Tomado de :https://www.flickr.com/photos/junctions/3328064612/
22/12/2024:
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