INTELIGENCIA ARTIFICIAL (E INCONSCIENTE)
Luis Barragán
“El mal uso de los datos y la IA
podrían
acabar agotando el recurso más
valioso —la confianza del
público—.
Esto podría llevarnos al ya
conocido
efecto de la tragedia de los
comunes,
con la retirada de los
consumidores
al tener la sensación de que su
privacidad,
sus datos y el control de sus
decisiones
corren riesgo”
Pablo Rodríguez (*)
Naturalmente,
la llamada inteligencia artificial (IA) está levantando una polémica de la que
somos completamente ajenos en este lado del mundo, excepto aquellos
empedernidamente animados a hacer de los inevitables deberes académicos, una
experiencia del fraude y una proeza del auto-engaño. Por lo demás, en un país como el nuestro,
sojuzgados por un socialismo que se dice del presente siglo, con una señalada
crisis existencial de la propia universidad, ensanchada cada vez más la brecha
digital, el tema no inquieta lo suficiente.
Es en la
prensa extranjera que encontramos mayores referencias y, específicamente, en la
ibérica encuentra cauce un proyecto, como LEIA de la Real Academia Española a
la que, por cierto, se ha incorporado Asunción Gómez Pérez como miembro
correspondiente, pionera en la investigación en torno a la IA y el lenguaje.
Intenso ha sido el trabajo de la corporación al velar por la calidad del idioma
incluido en los teclados predictivos, por ejemplo, a la vez que el lenguaje del
poder en Venezuela ya no encuentra cómo descomponerse aún más,
descomponiéndonos socialmente.
El Comité
Judicial del Senado estadounidense, recientemente, sesionó sobre la materia
recibiendo a Sam Altman de OpenAI (ChatGPT), Christina Montgomery (IBM) y Gary
Marcus (Universidad de Nueva York), extendiéndose en un temario que puede
desembocar en una decidido esfuerzo de regulación, aunque ya prosperan normas y
estándares internacionales al respecto. Por estas comarcas, el régimen
manufactura leyes de su completo interés y habrá alguno que querrá todo un
código orgánico sobre IA, mientras el parlamento europeo promueve una
regulación propulsada por Terry Breton para las fuentes y datos que alimentan
los modelos generativos y contra el uso malicioso y los riesgos que comporta en
el campo específico de la protección de datos y la privacidad.
José Antonio
Marías ha versado sobre el inconsciente no freudeano de la IA, en un enfoque
ingenioso del problema (https://apuntaje.blogspot.com/2023/05/divan-de-bytes.html),
sugiriéndonos ir al inconsciente colectivo que priva por estas latitudes en
torno a los recursos mismos disponibles y la extrema desigualdad para
accederlos. Entre la ignorancia y el prejuicio tan favorables al régimen,
juramos legitimar nuestras orfandades: ¿para qué nos pueden servir?
Nuestros
miedos van más allá de entregar y arriesgar una data personal, o la de
exponernos a lo hackers con los que, al fin y al cabo, todo el mundo libra un
combate muchas veces desigual, pues, el contraste reside entre las sociedades
libres y que día a día luchan por serlo, y las que no lo son, sojuzgadas por
los conductores del Estado. Y ya se tienen noticias del empleo de la IA en la
China totalitaria, signas de reflexión.
(*) “Inteligencia
artificial: Cómo cambiará e mundo (y tu vida)”. Deusto. Barcelona,
2018: 265.
Ilustración: Dalia Ferreira.
28/05/2023:
https://guayoyoenletras.net/2023/05/28/inteligencia-artificial-e-inconsciente/
No hay comentarios.:
Publicar un comentario