DEL USO Y DESUSO BIBLIOTECARIO
Luis Barragán
En “El
brutalista” de Brady Corbet (2024),
aparece una remodelada biblioteca que bien disgustó a su dueño, Harrison
Lee Van Buren, representado por Guy Pearce, cuyo hijo quiso darle una sorpresa
que, no faltaba más, realmente lo fue. Y es que, con el diseño del arquitecto László
Tóth, el pobre inmigrante judío encarnado por Adrien Brody, los libros
desaparecieron de la sala para sólo privilegiar al único que se lee en medio de
un espacio absolutamente limpio y despejado.
Claro, no sabemos cuán inédito fue el diseño
del lugar para una meritoria película, pero lo cierto es que nos disgusta por
motivos diferentes a los del inescrupuloso multimillonario que lo celebró meses
después que sus amigos ponderaran el valor de la novísima estancia. Tenía el
dueño de casa, entre varias aficiones, la de coleccionar ediciones príncipes,
aunque prefería una estantería convencional, una vitrina para la exhibición de
sus trofeos, otra referencia para sus reuniones sociales, incluyendo la de sus
negocios más confidenciales, siendo el dinero un principalísimo oficio en lugar
del cultivo de alguna inquietud intelectual.
Entonces, es comprensible el enfado del
propietario en cuestión, pues, no lee por placer, además, equipado por los
típicos prejuicios raciales de la época, sintiéndose dueño del mundo por su
excesiva riqueza, otras serían sus distracciones. E, igualmente, convengamos,
el trazado estético que quita de la vista los libros, aunque los resguarda
mejor frente al polvo y los ladronzuelos que le tienten un tomo exquisito, no
responde a un usuario que preferiría serlo en la intimidad del hogar y, sin que
necesariamente fuere un lector profesional, podría encontrar acomodo en otros
ambientes apropiados y cálidos para leer, como la propia alcoba, en lugar del
solitarísimo, imperturbable y frio salón circular.
Inevitable comparar la versión del arquitecto Tóth con el más reducido espacio de libros que reporta “Aún estoy aquí” de Walter Salles (2024), a todas luces una importante y sentida área de trabajo y de recreación de una pareja de universitarios políticamente comprometidos, además, un fumadero estelar para las conversaciones más divertidas y las rigurosamente serias. Seguro, conformada espontáneamente, marca la distancia entre las bibliotecas de uso y las de desuso.
Entre una y otra modalidad bibliotecaria, la
diferencia estriba en el impecable orden, la extrema pulcritud, la vistosidad
de los títulos a veces ampulosamente reencuadernados, la perfecta alineación de volúmenes, en los espacios que hacen el protocolo hogareño, empleados de vez en
cuando. Al contrario, la biblioteca casera que es trillada frecuentemente, sufre
constantes recomposiciones de acuerdo a los intereses de su lector principal,
goza del indispensable confort para quien la trabaja hasta altas horas de la
noche, dispone de recursos manuales o digitales de apuntación, es motivo de
encuentros cordiales y hasta refugio musical y cinematográfico.
Los amantes del feng shui, nada pueden
hacer con la biblioteca de uso siempre en trance de lo que es una perpetua
mudanza. Por lo demás, suele ocurrir, el bibliotecúmeno disfruta de la rotación
de sus ejemplares, so pretexto de una limpieza que le permite redescubrirlos
con la secreta e inacabada ilusión de una propuesta personal.
Quizá en las décadas venideras, completamente liberada del papel, la precursora biblioteca
de Van Buren parecerá superior a la de Marcelo Rubens Paiva, el exdiputado
brasileño de Salles bajo desaparición forzosa, pues, con el absoluto predominio
de los formatos digitales, cabrán los
innumerables libros en un dispositivo que dispondrá de otros para proyectarse en
las paredes, expresarse a través de un mecanismo alterno para vivir la obra
virtualmente, o, como reportó Stanisław Lem en su “Congreso de futorología”,
disponer de gaveteros para las pastillas del conocimiento. Esto es, la biblioteca como una experiencia
farmacológica.
Imágenes: La inicial, tomada de las redes y, la siguiente, capturada en pantalla:
https://www.youtube.com/watch?v=uUkAia5pk8s
17/03/2025:
https://opinionynoticias.com/opinioncultura/42621-del-uso-y-desuso-bibliotecario
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