UN 23 DE ENERO TAN PENDIENTE
Luis Barragán
Convengamos,
quedan muchas facetas por profundizar en torno a la dictadura de Pérez Jiménez
y el inédito proceso político que suscitó su derrocamiento. Hay, y muy
meritorios, estudios que calibran la larga e intensa experiencia de un gobierno
que fue de las Fuerzas Armadas, aunque inexorablemente derivó en una camarilla
que pareció recomponerse a finales de los cincuenta con la celebración del
plebiscito.
Al caer el régimen, sus figuras más
notables consiguieron huir del país, mientras otras fueron apresadas, aunque
también las hubo hábilmente transmutadas en medio de la confusión. Maestros del
oportunismo, estos renegados siguen en la hondura de los archivos y, a veces,
nos preguntamos sobre el porcentaje de aquellos que sobrevivieron exitosamente
al nuevo orden, luego de haberse celebrado como municípes, diputados y
senadores del andamiaje plebiscitario que tan profusamente había divulgado sus
nombres a mediados de diciembre de 1957.
Igualmente, nos preguntamos sobre el
particular peso que tuvo la sección de inteligencia de la entidad armada para
decidir la situación que alguna vez esbozamos (https://revistas.upel.edu.ve/index.php/tiempo_y_espacio/article/viewFile/7739/4445), ganándole
la carrera al propio, como al resto de los componentes. O nos inquieta el más
completo anonimato de aquellos que ofrendaron vida y corazón, a la vez que
otros inventaron sendos actos de heroísmo con una imaginación cuasi literaria.
Por lo pronto, luego de leer un reciente
y acertado artículo de William Anseume
para el diario El Nacional, subyacente el tópico, llama la atención la
conducta asumida por Rómulo Betancourt, pues, desde el principio se opuso a
toda alianza con los comunistas en la brega antidictatorial. Después de innumerables tropiezos y fracasos,
tuvo que admitir el acuerdo, postergando un enfrentamiento en el que, por
cierto, la historia le dio razón: sencillo, primero, era necesario llevarse por
delante al régimen marcial.
Ningún oficio más contradictorio que
el de la política y Betancourt, como otros que se cuentan por miles, no era
precisamente un marciano, apreciándose en él un elevado sentido de coherencia
que, inevitable, estuvo sometido a la dura prueba de las realidades.
Valga acotar, la coherencia ha
devenido expresión de fácil e irresponsable tráfico de opinión que al pretender combatir a
los - sí, ciertamente - maniobreros de ocasión y oportunistas de
vocación, la convierten en un dogma absurdamente antimaquiavélico. Son precisamente, los que esperan cómodos y sentados
el final de la amarga telenovela frente al televisor, como nunca lo hizo Betancourt.
Gráfica: Bajza / Leo Matiz, regreso de Rómulo Betancourt a Venezuela. Élite, Caracas, 15/02/1958.
23/01/2022:
https://www.lapatilla.com/2022/01/23/luis-barragan-un-23-de-enero-tan-pendiente/
https://newstral.com/es/article/es/1213445261/luis-barrag%C3%A1n-un-23-de-enero-tan-pendiente
https://www.costadelsolfm.org/2022/01/23/luis-barragan-un-23-de-enero-tan-pendiente/
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