Luis Barragán
Por lo visto, sólo en un régimen socialista es posible llegar a los extremos de la desnacionalización. El bolívar constate y sonante ha desaparecido, y sólo levanta vuelo el dólar estadounidense que, por supuesto, no emitimos.
Circulan casi que masivamente los billetes de baja denominación para facilitar toda suerte de transacciones en un país de enorme brecha digital, reservados los de una más alta para los privilegiados del poder establecido. Absolutamente todos, deber mantenerse impecables para visar cualquier compra, pues, el más mínimo defecto es suficiente para descartarlo a través de unas pequeñas máquinas electrónicas de verificación que también han tendido a masificarse.
El dólar no viene solo, en un doble sentido: por una parte, entra al torrente sanguíneo de la economía venezolana que no está precisamente caracterizada por su prosperidad. Y, por la otra, supone la importación de estas maquinitas de verificación que por doquier reemplazan el simple vistazo, por más ojo de zamuro que tenga el vendedor o prestador de un servicio.
Una increíble escalada inflacionaria afecta asombrosamente la divisa, ya contaminada por un modelo económico de estruendosos fracasos. Empero, la población que la accede procura a todo trance obtener el menudo chichero, un venezolanismo que advierte la utilidad de los billetes de uno y de cinco dólares, por más que abulten el bolsillo, antes de arriesgar un pago con billetes de veinte, cincuenta y hasta de cien dólares que se emplean todos, siendo tan difícil obtener el vuelto.
Quizá sean los transportistas públicos los más populares traficantes de los dólares de baja denominación, sustituyendo un poco al BCV que no se puede acudir para obtener el dinero sencillo, porque simplemente no emite la divisa. Y, demasiado obvio, al escasear, la encarece.
31/05/2022:
https://www.lapatilla.com/2022/05/31/luis-barragan-menudo-chichero/
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