DEL IMPERCEPTIBLE ENVEJECIMIENTO DEL PARQUE AUTOMOTOR
Luis Barragán
Una reciente
nota de La Patilla trata de las penurias
de la industria automovilística en Venezuela, la cual no sobrevivió a las
promesas rimbombantes de Chávez Frías. Ciertamente, entristece que tal
situación ocurra, sobre todo en el país en el que fue relativamente fácil
adquirir un confortable vehículo a crédito o de contado, de agencia o segunda
mano.
Importa
reconocerlo, todavía tendemos a burlarnos de las escenas cubanas que exhiben la
aparatosa y escasísima circulación de carros antiquísimos, sin entender el
modelo económico que condujo a semejante situación. Nadie entendería hoy una de
las últimas novelas de John Dos Passos de finales de los cincuenta del veinte, en
la que describe el denso tráfico automotor de La Habana de entonces.
Por alguna
rara ilusión, automovilísticamente todavía nos creemos al día con marcas y
modelos de la más variados, aunque reconocemos la exposición de carros
demasiado excéntricos, lujosos y costosísimos reservados únicamente a una
superminoría, a una extravagante minoría por supuestísimo que enchufada con el
régimen. Hay quienes están orgullosos de sus camionetas de alguna antiguedad, o
de la posibilidad misma de repararlas para configurar una suerte de estatus
social muy antes impensable.
Solemos no
percatarnos del envejecimiento de nuestro parque automotor, obviando que el
promedio de las unidades que circulan en autopistas, avenidas y calles, cuentan
con cinco, diez o más años de envejecimiento. Para quien no trabaja con su
carro, obteniendo dividendo de su propio tránsito, por el precio de la gasolina
y el mantenimiento mismo de la unidad, arriesga y ahorra más por el uso del
transporte público, desde un autobús hasta un taxi de las múltiples
aplicaciones digitales que se extienden.
Algún tesista
ocioso, podría trabajar el tema, incluso, fotografiando estacionamientos de
casas y, fundamentalmente, edificios para saber del tamaño más exacto de la
crisis que afecta a la otrora veleidosa clase media. O quizá conversando con un
experto en la industria, como Roberto Prado, cuya conversación de tres o cuatro
años atrás, lo recordamos, necesitamos actualizar.
Fotografía: Oriana Trujillo (tomada de la red).
24/09/2023:
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