Luis
Barragán
En
medio de un acto realizado en Butler, localidad estadounidense de Pensilvania, ayer
no más, hubo un atentado contra la vida del polémico aspirante presidencial
Donald Trump. Cierto, es prematuro todavía dar una opinión en torno a las
consecuencias políticas del lamentable hecho, siendo tan importante el
resultado inicial de la investigación criminal. No obstante, a escasos meses de
los comicios, es evidente el poderoso impacto publicitario favorable al
republicano.
En
efecto, una fotografía como la tomada por Evan Vucci para AP, o los numerosos
videos – incluso – informales que pueden traducirse en un eficaz spot, lucen prometedores al portar varios
elementos, como el rostro salpicado e sangre de un Trump que, al pasar la
sorpresa, se para envalentonado con el puño en alto, la bandera nacional de
fondo y la audiencia coreando el nombre de su país. Se agachó seguramente acatando
el grito de los agentes del servicio secreto, pero inmediatamente se levantó
con el consabido rostro de enfado y desafío que inspirará los más variados
diseños de campaña y contracampaña.
Nos
referimos a un instante épico de gran trascendencia electoral, aunque le falten
otros componentes que lo redondeen y caractericen como un suceso político y lo
distingan como un evento histórico. Caso éste que, por lo pronto, bien lo
ejemplificamos con el coraje de Adolfo Suárez, sentado serenamente en su curul
frente a Antonio Tejero y sus pistoletazos en el Congreso de Diputados hacia
1981.
En
el curso de la breve y atípica campaña electoral venezolana, no es difícil
pronosticar la reacción del oficialismo que sigue muy de cerca las incidencias
del norte con quien – algo consabido - negocia. Andando la Vía Láctea, el
triunfo presidencial de Edmundo González le imprimirá otra dinámica al
hemisferio con independencia de quien finalmente gane la Casa Blanca, incluso,
yendo más allá ante los intereses antioccidentales en juego: no
sobredimensionamos el papel de Venezuela en el mundo, pero – tampoco – lo subestimamos
como se hizo con el triunfo de Hugo Chávez creyéndolo un episodio pasajero,
curioso, y, acaso, bananero.
Deploramos
el atentado, siendo inevitable comentarlo al pasar los días y revelar cuán
lejos llega el desbarauste social que lo suscita. La democracia liberal pasa
por pruebas muy duras que están a la vista de todos, mientras que un denso y
tenebroso silencio caracteriza a las sociedades iliberales que acunan sendos
regímenes de fuerza.
Fotografía: Evan Vucci / AP.
14/07/2024:
https://www.lapatilla.com/2024/07/14/luis-barragan-trump-o-la-epica-de-un-instante/
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