Domingo de Navidad 25 día diciembre 2022
“Y la Palabra se hizo carne” (Jn 1, 1-18)
(Diálogo sobre el Evangelio de hoy: Navidad)
José Martínez de Toda, SJ
¿Cómo fue el comienzo de todo?
Nadie lo sabe, pues
ningún hombre ni mujer estaba allí. Pero Dios ciertamente estaba allí al
principio de todo: antes de las estrellas, de la materia, de la vida, del ‘Big
Bang’. Dios nos da algunos datos preciosos para quienes no estuvimos allá.
Los puso en dos
versiones, que tienen el respaldo y la garantía de Dios. Una está al comienzo
de la Biblia: en el Génesis. La otra está al comienzo del evangelio de S. Juan.
Las dos comienzan con la misma frase: “En
el principio”. Y siguen así:
− Ambos (Génesis y este Prólogo de Juan) son
relatos de la creación a través del Verbo
de Dios.
− Ambos hablan de la oscuridad, pero también
de la luz, que llega a darse por
medio del Verbo de Dios, para penetrar y derrotar a las tinieblas.
− Ambos hablan de vida. En el Génesis la palabra de Dios da vida al hombre; en el Prólogo de Juan, el Verbo de Dios le da vida eterna a la humanidad.
Juan pone al Verbo al comienzo de todo –
antes del tiempo – antes de la creación del mundo. El Verbo no es parte de la creación
– no fue creado – pues estaba con Dios antes de la creación. - ‘Verbo’ y
‘Palabra’ en griego se dicen Logos.
Es una palabra común en los grandes filósofos griegos. Ellos creen que el mundo
es sumamente volátil, pero se encuentra bajo el poder del Logos, del
Verbo. Y Juan les dice a los griegos: “Jesús es el Logos venido a la
tierra. Jesús es la mente de Dios en forma humana”.
Los judíos
también usaban la palabra logos (“Verbo”) y Sofía (Sabiduría), precisamente porque por respeto y miedo preferían
no usar el nombre de ‘Dios’.
“En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios.”
¿Fue bien aceptado el Verbo por los hombres?
Dios dio a los hombres desde el principio
junto con la vida la libertad.
“En el Verbo
estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres”.
El primer paso de la
creación a través del Verbo fue la luz para traer orden al caos y a las
tinieblas de nuestras vidas, porque la luz es más fuerte que las tinieblas: una
pequeña luz puede dispersar hasta la más grande oscuridad – una vela pequeña
puede eliminar la oscuridad de una gran habitación. Pero la luz y las tinieblas
están en oposición; y la oscuridad no puede comprender… a los que caminan en la
luz (Juan 12:35)”.
Dios envió a Juan para dar testimonio de la luz (vv. 7-8), para que todos creyesen en el Verbo. Pero él no era la luz. “El Verbo era la luz verdadera, que alumbra a todo hombre que viene a este mundo, pero el mundo no le conoció (v. 10). La luz vino donde podría iluminar el entendimiento humano. “A los suyos vino, y los suyos no le recibieron” (v. 11).
Mucho del mundo de hoy todavía se encuentra
en rebelión – todavía prefiere las tinieblas a la luz, porque sus obras son
malas (3:19-20).
“Mas a todos los que creen en Él, les dio
poder para ser hechos hijos de Dios” (v. 12), para pertenecer a la familia de Dios como hijos – adoptados en
su familia, pero plenos herederos – autorizados para recibir todos los derechos
y privilegios de familia.
“Estos no han nacido
de sangre, ni de amor carnal, ni de amor humano, sino de Dios”. Es
irrelevante ser descendiente de Abrahán según el orden natural. Lo importante
es el reproducir la fe de Abrahán. Es lo único que importa ante Dios.
Jesús dirá más tarde: “El que no naciere otra vez, no puede ver el reino de Dios… el que no
naciere de agua y del Espíritu” (3:3, 5).
¿Qué es lo más importante en el Prólogo de Juan?
La parte central del Prólogo es lo que sigue: “Y el Verbo se hizo carne” (sarx ) (v. 14a). Esta declaración sonaba alarmante, fea y vulgar para muchos filósofos griegos, que pensaban que toda materia es mala, de forma que Dios no podía convertirse en carne (sarx).
Pero el Verbo haciéndose carne es la
culminación de la revelación de Dios-Amor. Y así como antes habló por medio de
los profetas, ahora habla a través de su Hijo.
“Y habitó y estableció su hábitat entre nosotros” (v. 14b), a pesar de que entre el mundo de Dios y el nuestro
existe un gran abismo (Lucas 16:26). Pero Dios, por amor, une estos dos mundos poniéndose
a si mismo como puente entre ambos.
<«La
Palabra de Dios se ha hecho carne». Dios no es mudo. No ha permanecido
callado, encerrado para siempre en su Misterio. Dios se nos ha querido
comunicar. Ha querido hablarnos, decirnos su amor, explicarnos su proyecto.
Jesús es sencillamente el Proyecto de Dios hecho carne.
Dios no se nos ha comunicado por medio de conceptos
y doctrinas sublimes que sólo pueden entender los doctos. Su Palabra se ha
encarnado en la vida entrañable de Jesús, para que lo puedan entender hasta los
más sencillos, los que saben conmoverse ante la bondad, el amor y la verdad que
se encierra en su vida.
-Abuelo, ¿por qué nos hemos reunido? ¿Qué
celebramos?
Y alguien tiene que contar a los hijos la
historia de Jesús.
Un año más el Niño Jesús viene a nuestro mundo
y a nuestras vidas ajetreadas y disipadas, para que vivamos su vida nueva del
Amor.
Fuente: Correo electrónico (Román Mendoza).
Ilustraciones: J. Kirk Richards.
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