domingo, 14 de enero de 2024

De cierta extravagancia

LA VOCACIÓN DE CADA UNO

Fray Marcos (Rodríguez)

Jn 1, 35-42

CONTEXTO

No me queda claro por qué la liturgia inserta este Evangelio de Juan, cuando ya hemos comenzado la lectura de Marcos. Sobre todo viendo que el próximo domingo el propio Marcos narrará la llamada de Jesús a los primeros discípulos. Quizás quiera que apreciemos el contraste entre un comienzo y otro. Pero siguiendo lo que hemos leído, el mismo Jesús llama a Felipe, como hará con todos los del relato de Marcos.

Debemos recordar que el Evangelio de Juan es una escritura esotérica, críptica, cifrada, que dice mucho más de lo que aparentemente dice, siempre y cuando manejemos las claves.

· En los versículos anteriores a lo que hemos leído, acaba de presentar a Jesús como el "cordero de Dios que quita el pecado del mundo" e Hijo de Dios.

· En lo que hemos leído, comienza recordando el cordero de Dios, pero continúa poniendo otros títulos de Jesús en boca de los diferentes personajes: "Rabino", "Mesías".

· En los que siguen y que no hemos leído se referirá a "aquel de quien ha hablado la Ley y los Profetas", para terminar diciendo Natanael: "Tú eres el 'Hijo de Dios', tú eres el' Rey' de Israel". Finalmente, el mismo Jesús habla del "Hijo del Hombre".

Juan hace un alarde de títulos cristológicos al inicio de su evangelio, para que nadie se engañe acerca de la idea que tiene de Jesús. Se trata naturalmente del reflejo post-Pascual de una comunidad de finales del primer siglo.

EXPLICACIÓN

"Este es el cordero de Dios". El cordero pascual no tenía valor sacrificial ni expiatorio. Era un símbolo de liberación de la esclavitud, recordando la liberación de Egipto.

El que quita el pecado del mundo no es el que carga con nuestros crímenes, sino el que vino a eliminar la injusticia del mundo. Se trata no sólo de impedir que se cometa, sino de impedir que quien lo sufre sea anulado como persona, que es lo que persigue el opresor.

En el Evangelio de Juan, el único pecado es la opresión. Hay que estar muy atento para descubrir que no sólo condena al opresor, sino que también denuncia la actitud de quien se deja oprimir. Esto último no lo teníamos muy claro los cristianos, que incluso hemos predicado el conformismo y la sumisión, apelando a un más allá donde se cambiarán las tornas.

Jesús exige una actitud beligerante (no violenta) contra el opresor y contra la pasividad del oprimido que le permita anularse como persona. Siempre del lado del oprimido, ayudándole a salir de su opresión, aunque el opresor siga ahí.

La sentencia del Bautista no basta para justificar la decisión de los dos discípulos. Para entenderlo tenemos que pensar en un conocimiento más profundo de lo que es Jesús. Antes había dicho que Jesús vendría a Juan. Ahora nos dice que Jesús pasaba por allí. Nos está indicando que está delante de él, que está pasando delante de él. "El que viene detrás de mí..."

"Siguieron a Jesús" indica mucho más que ir tras él, como lo hace un perro siguiendo a su dueño. "Seguidle" es un término técnico en el evangelio de Juan. Significa seguir a un discípulo, que sigue los pasos de su maestro, es decir, que quiere vivir como él vive. "Quiero que ellos también... estén conmigo donde yo estoy" (17,24). Es el modo de vivir de Jesús lo que les interesa y es lo que les invita a descubrir.

¿Qué estás buscando? La verdadera relación no puede comenzar hasta que Jesús se dé la vuelta y los desafíe. La cuestión tiene mucha miga. Juan quiere dejar claro que hay maneras de seguir a Jesús que no son las adecuadas.

La pregunta "¿Dónde vives?" aclarar la situación; porque no se refiere al lugar ni a la casa donde vive Jesús, sino a su actitud vital. ¿En qué marco vital te desarrollas? Porque queremos entrar en esa zona. Jesús está en el ámbito de la vida, en la esfera de lo divino.

Tampoco le preguntan por su doctrina sino por su vida. Él no responde con un discurso, sino con una invitación a la experiencia. Esa pregunta no se puede responder con una dirección de correo electrónico. Tienes que experimentar lo que es Jesús.

dónde vive Es la pregunta fundamental que todo cristiano debería plantearse. ¿Qué puede significar Jesús para mí hoy? La respuesta que otro haya dado a lo largo de veinte siglos de cristianismo nunca será suficiente. Jesús es para mí algo único e irrepetible, porque tengo que verlo desde una perspectiva única e irrepetible, la mía. La respuesta dependerá de lo que estés buscando en Jesús.

"Ven a verlo". Así podemos entender la siguiente frase: “Vieron dónde (cómo) vivía y ese mismo día se quedaron a vivir con él” (como él).

La traducción oficial no tiene mucho sentido (y se quedaron con él ese día), porque la jornada estaba terminando (eran las cuatro de la tarde).

Los dos primeros discípulos aún no tienen nombre: representan a todos aquellos que intentan pasar al reino de lo divino, a la esfera donde está Jesús.

"Serían las cuatro de la tarde", no es una referencia cronológica, no tendría la más mínima importancia. Se trata del momento en que terminaba un día y comenzaba otro. Es el momento en que se mató el cordero pascual y el momento de la muerte de Jesús. Nos está diciendo que algo está por terminar y algo muy importante está por comenzar. Se pone en marcha la nueva comunidad, el nuevo pueblo de Dios que permite la plena realización del hombre. Son un modelo del itinerario que todo discípulo de Jesús debe seguir.

Lo que "vieron" es tan importante que les obliga a comunicarlo a los demás. Andrés llama a su hermano Simón para saber lo mismo. Hablar del “Mesías” (Ungido) se refiere al descenso y permanencia del Espíritu sobre Jesús en el bautismo.

"Fijando la vista en él." Lo mismo que Juan había puesto sus ojos en Jesús. Indica una visión penetrante de la persona. Manifiesta mucho más que una simple visión. Es un conocimiento profundo e interior. Pedro no dice nada. No ve clara la opción que han tomado los otros dos, pero muy pronto hará honor al apodo que le pone Jesús: "Cefas", piedra, "obstinado"; lo cual se convertirá en una fortaleza, una vez que esté convencido.

SOLICITUD

El domingo pasado enfatizamos la búsqueda, como actitud indispensable para poder encontrar a Dios, que es un Dios escondido. Hoy vemos esa idea desarrollada en la actitud de los dos discípulos que siguen a Jesús.

En la Biblia se describen de forma extravagante las diferentes vocaciones de personajes famosos. Eso nos puede llevar a pensar que, si Dios no actúa así, no hay vocación.

En los relatos bíblicos intentan enseñarnos, no cómo actúa Dios, sino cómo respondió él y cómo tenemos que responder nosotros. El joven Samuel no tiene idea de cómo Dios se manifiesta, ni siquiera sabe que es Él quien lo llama, pero cuando lo descubre se abre completamente a su discurso. Lo mismo ocurre con los dos discípulos, buscan la manifestación de Dios en Jesús y la encuentran. Inmediatamente comunican su descubrimiento a los demás.

Muy interesantes también son las posturas de Eli y Juan. Saben mantenerse al margen y conducir suavemente a los demás hacia la experiencia de Dios. El verdadero maestro evita toda prominencia; que Dios sea Dios sin mediar en ello y que cada ser humano responda personalmente a la manifestación de Dios.

El encuentro sólo se produce cuando no hay intermediarios. El intermediario siempre me llevará al ídolo, no a Dios. Aquí está la clave para distinguir al director espiritual real del falso.

Dios nunca llama desde afuera. La vocación de Dios no es nada diferente de mi propio ser; desde el momento en que empiezo a existir, soy llamado por Dios a ser lo que mi propio ser me exige.

En lo más profundo de mi ser tengo que buscar los planos para la construcción de mi existencia. Dios no nos llama en primer lugar a realizar una tarea específica, sino a una plenitud de ser. Ya no estamos para hacer esto o aquello.

Es una lástima que el término "vocación" se haya restringido a la vida sacerdotal o religiosa. Todos estamos llamados a mostrar lo mejor de nosotros mismos. Ese estado para el cual tengo las mejores habilidades personales, es lo que Dios quiere para mí.

La vocación última es la misma para todos. No tiene sentido decir que uno tiene vocación si damos a entender que otro no la tiene. La singularidad de cada uno requiere que el camino que debemos recorrer sea diferente. Todos debemos llegar a la cima de la montaña, pero cada uno desde el punto de la ladera donde se encuentra.

Cuando se trata de elegir un tipo de vida, no tengo que esperar a que Dios me diga lo que quiere de mí. Debo examinar mi propio ser y descubrir qué camino será el más adecuado para mí. Descubrir el camino por el que puedo ir más allá hacia mi plenitud, es descubrir mi vocación.

Para resolverlo seguramente necesitaré ayuda. Cualquier camino que tomemos tiene limitaciones, pero salvo excepciones, siempre será más práctico continuar por él, que empezar de nuevo a recorrer otro.

No existe un camino perfecto, ni tiene nada de malo, porque lo importante es que me voy acercando a la cima. Si no he tomado el camino correcto, me costará más, pero puedo seguir adelante. Sólo ante un obstáculo insalvable tendré que volver atrás y rectificar.

Meditación-contemplación

¿Qué estás buscando?

El primer paso en la vida espiritual es saber lo que estoy buscando.

Aunque no puedas saber lo que te vas a encontrar,

Hay que tener una dirección clara hacia donde ir.

No busques tranquilidad, ni calmes tu conciencia.

....................

dónde vive

Descubra la zona donde Jesús mostró su humanidad.

Cómo armonizó en una sola realidad, lo humano y lo divino.

Cómo se identificó plenamente con Dios y con el hombre

................

Ven y verás.

Lo que Jesús es no se puede aprender intelectualmente.

Sólo lo descubrirás a través de la experiencia interior.

Viviendo lo que vivió y amando lo que amaba.

Pasando de la materia al Espíritu,

de las tinieblas a la luz, de la muerte a la Vida.

Fuente: 

https://www.feadulta.com/es/buscadoravanzado/item/396-la-vocaci%C3%B3n-de-cada-uno.html

Ilustración: Paul Rubens, san Pedro.

Padre Peraza: https://www.facebook.com/871245462/videos/296846626697295

Cardenal Porras: https://www.youtube.com/watch?v=7bCRVAdAxVY

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